Despedirme de informática fue la cosa mas dolorosa del mundo. Santiago y Cruz incluso parecían celosos de que yo fuera a ocupar un puesto tan cercano al jefe, pero yo no me sentía afortunada para nada. Mi plan era cambiar las prácticas machistas de esta empresa utilizando el escritor favorito de Daniel como herramienta, pero el señor Acevedo padre tenía planes completamente diferentes.
Ahora me pregunto como voy a hacer para que ambos planes puedan coexistir.
No pude evitar llorar al separarme de mis amigas. Esto es injusto.
—No llores Lore. No vamos a dejar de vernos por esto—me había dicho Valeria para consolarme—. Además una vez que tu plan de efecto, harás de informática un lugar mucho mejor y podrás volver.
Fue entonces cuando me di cuenta de que mi mejor amiga y yo estábamos destinadas a separarnos. Si mi plan funcionaba, era probable que Valeria se fuera para el departamento de ventas. Incluso si volvía a informática, ella ya no iba a estar ahí.
Así terminé despidiéndome de aquel lugar tan oscuro pero que llenaba de alegría mis días. Y si hubo alguien que no estuvo contenta con el cambio, esa fue Jennifer. Reclamó una y otra vez que ella no tenía conocimientos en informática por lo que no debería ser enviada allí. En realidad varias de las que están allí no tenían muchos conocimientos cuando empezaron.
—¡¿Además por qué van a darle mi cargo a ésta?! —se había quejado.
En ese momento suspiré, porque estaba de acuerdo con ella.
Por supuesto, Jennifer no quiso darme ninguna indicación que debiera tener en cuenta como secretaria del jefe. No iba a hacerme el trabajo mas fácil.
Llego a mi escritorio a la mañana siguiente con los ojos empañados. El café que me tomé de camino no me despertó lo suficiente. Me siento en mi silla con un aire apesadumbrado. No pude evitar notar que a medida que venía para aquí, los hombres de la empresa -que trabajan en cargos mucho mas variados y viven en la luz- no dejaban de verme con extrañeza.
—Vaya. ¿Donde está Jennifer? —Juan David, el jefe del departamento de ventas, se acerca a mirarme con curiosidad —¿Sabes que estás en su escritorio?
Trago grueso.
—Soy la nueva secretaria.
—¿Nueva secretaria? —Juan David me mira de arriba para abajo, frunciendo el ceño—¿Segura? ¿Tú?
—Sí, yo. ¿Hay algún problema?
—Bueno, es que te ves como el tipo de mujer que debería estar en informática.
No sé si eso fue un simple comentario o un intento de insulto.
—Estaba en informática, de hecho —carraspeo—. Pero el señor Acevedo padre me cambió de puesto.
Juan David se agarra de mi escritorio, agacha la cabeza y empieza a reírse con sorna. ¿Pero qué le pasa a este hombre?
—¿De verdad? ¿A ti? ¿Te has visto? —se burla—. Un consejo, vuelve a informática. No vas a soportar mucho en este puesto.
Abro la boca, ofuscada.
—¿Por qué?
—No eres de su gusto, ya sabes, pasivas. Se nota a leguas que vas a dar problemas. Y sin ofender, pero no es que alguien como tú sirva para mucho. Si quisieran a alguien de utilidad, debieron poner a alguno de los chicos que están como practicantes.
No puedo creer que me denigre de esta forma. Soy muy inteligente, no puede estarme comparando con un practicante.
—Disculpe señor, pero mis conocimientos están bastante bien. Me enorgullezco de mis habilidades.
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Lorena contra el jefe
Short StoryLorena es una oficinista del área de informática que es feliz en su trabajo, pero ella al igual que muchas de sus compañeras tiene un inconveniente: Los hombres de ese lugar tienen el pensamiento de la época de las cavernas, donde las mujeres no ten...