¿Decir la verdad? Es el camino mas noble, lo que una persona de bien siempre debe hacer, dar el pecho y asumir las consecuencias por tus actos. ¿Pero qué pasa si esas consecuencias te quitan más de lo que podrías soportar? ¿Deberías aun así ser lo suficientemente valiente para aceptar ese destino, incluso si existiese alguna otra forma de solucionarlo? Pero por lo general las soluciones a las mentiras siempre incluyen alguna trampa o truco.
Y he hecho tantos trucos que no sé si debería seguir arriesgándome.
—¿Estas ahí?
Alzo la mirada, perdida.
—¿Qué?
—¿Tu mente está ahí o en otro planeta? ¿Tienes el informe?
—Ah sí... —le entrego las hojas—. Aquí está.
Daniel las toma entre sus manos pero no se va. Me mira directamente a los ojos, como si quisiera meterse en el fondo de mi alma. Si tan solo supiera que lo logró desde hace tiempo ya.
—¿Estás bien?
—Sí, ¿por qué?
—Has estado distraída últimamente. ¿Te pasa algo?
—N-No... no es nada. Todo está bien—murmuro, mirando hacia otro lado.
Duele mirarlo, le estoy mintiendo en la cara. Entre mas significado adquiere Daniel para mí, más pesada se vuelve la mentira que cargo en mis espaldas. Esto se sabrá tarde o temprano, si no es ahora será cuando los retos terminen.
—Somos amigos, ¿no? —me pregunta de repente—. ¿Confías en mí?
—¡Sí! —respondo de golpe—. Claro que sí...
—Entonces déjame ayudarte.
¿Por qué tiene que ser tan lindo conmigo? ¿Por qué no puede seguir odiándome como lo hacía al principio? Eso lo haría todo mas fácil. No me sentiría tan culpable por mantener una mentira que lo hace feliz y por tratar de retrasar una verdad que lo hará sentir mal.
Lo miro con duda.
—¿Hernández es muy importante para ti?
Se queda pensativo. No sabe a qué viene la pregunta.
—Lo es—asiente.
Trago grueso.
—¿Por qué?
Lo medita por un instante antes de contestar.
—¿Por qué? Pues... sus libros y sus intentos por cambiar el mundo me hicieron darle una nueva perspectiva a las cosas. También porque una vez me ayudó cuando yo atravesaba un momento muy oscuro de mi vida—comenta, algo consternado—. Fue por un foro, en realidad. Es probable que ni él sepa lo mucho que me ayudaron sus palabras en ese momento, pero lo hizo. Tal vez por eso... no me rendí.
Se me humedecen los ojos. ¿Eso de un momento oscuro de su vida está relacionado con el incidente del arma? Ni siquiera me dio una explicación sobre eso. Nunca pensé que la razón por la que Daniel admiraba a Hernández estuviera relacionada con algo personal. No podría haberlo adivinado. Odio el momento en el que usé algo tan importante para sacar provecho.
—Aún... ¿aún guardas el arma en la oficina?
Se queda callado.
—Me... ¿me contarías sobre Luna?
—No sé. ¿Tú me contarías sobre lo que te preocupa?
—Me odiarías—agacho la mirada—. Eres muy importante para mí. No quiero que me odies.
—¿Por qué dices eso?
—¿Crees que sin los retos habrías considerado confiar en mí como lo haces ahora? —pregunto, apenada.
—Estás muy rara. ¿Por qué lo preguntas?
—Solo dime.
—Pues... —se rasca la cabeza, avergonzado—lo dudo mucho. Empecé a confiar en ti a través de los retos. Sin eso... no lo veo posible. Lorena, ¿segura que estás bien?
—Sí. Solo estoy pensando demasiado —le sonrío, pero no me cree mucho—. Debe ser el estrés.
¿Soy culpable o inocente? Por favor Daniel, dímelo para que pueda saber qué hacer. Tal vez Valeria tenga razón. Los trucos y las mentiras solo vuelven las cosas mas complicadas, cuantos más engaños utilice más culpable seré por mis malas acciones. Solo quisiera poder resolver todo sin consecuencias.
Suspiro. Ya es hora de hacer el quinto reto, pero los secretos me tienen tan traumada que no puedo pensar a claridad. Observo a Daniel, quien no deja de parecer algo preocupado. ¿Debo decirte la verdad? ¿Tal vez deba usar el quinto reto para eso? No sé si decidió seguir con la campaña publicitaria o no, pero quiero pensar que hay esperanza.
¿Y si fuera comprensivo? ¿Y si explicándole todo pudiera ponerse en mi lugar y las cosas terminaran saliendo bien?
—¿Lorena?
—¿Hmm?
—Me gustaría contarte sobre Luna y lo que pasó con el arma —murmura—. Confío en ti. Pero me da miedo que te asustes. Que creas que soy una persona horrible y te alejes.
Vaya, es casi como yo me siento. Pero estoy segura de mi respuesta.
—No te voy a odiar—le digo.
No puedo asegurar lo mismo por parte de él.
—Yo no estaría tan seguro—murmura, lúgubre.
Somos dos adultos tan asustados de nuestros secretos que no podemos seguir adelante. ¿Tal vez por eso nunca me he planteado la idea de llegar mas allá con él? ¿Porque la mentira que llevo en las espaldas inconscientemente me lo impide? No había caído en cuenta, pero es posible que sea por eso que no me lo ha contado.
Daniel está tan asustado de perderme como yo temo perderlo a él.
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Se viene el quinto reto. ¿Pero qué podría ser?
¿Qué piensan ustedes? ¿Creen que los miedos que tienen ambos podrían estar evitando que lleguen mas lejos?
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Lorena contra el jefe
القصة القصيرةLorena es una oficinista del área de informática que es feliz en su trabajo, pero ella al igual que muchas de sus compañeras tiene un inconveniente: Los hombres de ese lugar tienen el pensamiento de la época de las cavernas, donde las mujeres no ten...