Capítulo 40

898 100 12
                                    

Todo pasó demasiado rápido.

Desde el momento en el que Daniel se enteró de todo y me echó de la empresa, hasta en el que me hizo volver. No supe cómo o por qué, pero lo único que recibí fue un correo de recursos humanos, diciendo que debía volver a la empresa a cubrir mis gastos, o de lo contrario podían incurrir en una demanda. Era ilógico, ni siquiera habían los argumentos para eso, pero sabía que Daniel era muy capaz de lograr algo así incluso sin evidencias suficientes. Y por otro lado, los correos y todo lo que había hecho podían funcionar como evidencia en mi contra.

Volví a informática, pero no de la forma que esperaba. Lo supe desde el primer momento que puse el pie en el área de informática. Las demás me miraban con curiosidad, incluso Santiago parecía tener ganas de preguntar algo pero nadie dijo nada. Y ahora, mientras estoy sentada en mi puesto me he terminado de convencer que Daniel quiere castigarme por lo que hice.

Remodelaron este lugar. Arreglaron las persianas y ahora puede entrar la luz. Los puestos de las demás son mas lindos con mejores equipos. Mi mesa sigue siendo  vieja, el computador es el mismo del siglo pasado de siempre y la misma silla que me aplasta el trasero. Me duele, porque sé que a consciencia remodeló los puestos de todas menos el mío.

—Lorena...—Carolina se acerca, conciliadora—. Me alegra verte.

—Hum... —asiento sin decir nada.

—¿Ya lo has visto? ¿Has visto a Daniel?

Niego con la cabeza. Me da mas miedo saber que en algún momento voy a tener que verlo. Ya no sé que corazón está mas partido, si el suyo o el mío. Acaricio el escritorio con tristeza. Me odia, y está tratando de dejármelo claro.

No sé a qué está jugando, pero me lo imagino. Sé que hice mal, pero esto...

—Por favor deja de evitarnos—dice ella cuando desvío la mirada—. Fue valiente lo que hiciste. Mira, incluso Daniel usó la alianza con Indigo para remodelar el área de informática.

Bueno, eso es verdad. Viéndolo de ese modo, podría decirse que los retos al final si cambiaron algo dentro de él. Sonrío. Aunque intente convencerse de que es un machista y que odia a las mujeres a muerte, en el fondo no lo hace. Incluso si piensa mal de mí, pudo ver que las demás no eran malas.

Al menos eso es bueno.

—Me alegra mucho—suspiro.

—Es gracias a ti —Valeria me pone la mano en el hombro. No la vi venir. Luego mira mi escritorio—. Iría a partirle la cara... pero al menos te dejó volver. Sé que de verdad te gusta estar aquí.

Suena raro, pero habría preferido volver a ser su secretaria en una situación donde no me odiara. Así habría sido mas feliz. Quería volver, pero no en estas circunstancias.

—Oye—Santiago me llama—. Revisa las tareas que tienes para hoy. Yo que tú me pondría a trabajar, es algo largo.

No tengo nada que decirle a Santiago, ni siquiera sé con certeza que piensa de todo esto. Es raro que no me esté recriminando directamente ahora mismo. Busco la lista de tareas asignadas y reviso mi nombre. Palidezco.

—¡Esto es de una semana!

—Pues es para hoy.

—Estás loco... ¡¿pero por qué?!

—¿No que te gusta estar aquí? —pregunta con burla, mientras Valeria lo mira con enojo—. Apresúrate si no quieres quedarte después del trabajo.

Se retira, dejándome mas pálida que antes. Nunca me habían puesto tanta carga, esto es muy extraño.

—Wow, de verdad lo hiciste enojar —se sorprende Carolina.

—¿A Santiago? Pff eso no es raro—suspiro.

—No, a Daniel—me dice. Comienzo a comprender, es como si las esperanzas se perdieran aun más en el viento—. Esto debió ser obra suya.

—Ya cállate—le farfulla Valeria, indicándole que está hablando de más.

¿Es verdad? ¿Daniel me hizo volver para esclavizarme como una forma de castigo? ¿Todo lo que pasó no fue importante para él? ¿Por qué lo sigo queriendo? Me siento estúpida. Sé que está lastimado, pero si tan solo hablara conmigo...

—Te ayudaré—me dice Valeria.

—Y yo—me apoya Carolina.

—No—niego con la cabeza—. Le hice mucho daño a Daniel, les mentí a todos en la empresa... incluso a ustedes. No merezco ayuda.

—¡No seas tonta! —Valeria me da un golpe en la cabeza.

—¡Oye!

—No dejes que gane, Lore. Muéstrale que no vas a caer en su juego y que puedes con esto. Eres de las mejores entre nosotras. Puedes lograrlo.

—Sí, es verdad —me apoya Carolina—. Tú puedes con esto y más. Y si se pone de exigente el jefecito hablaremos con él.

Sonrío con orgullo. No puedo expresar con palabras lo feliz que me siento de que las chicas quieran apoyarme. Y no solo eso. Cuando se enteran de la situación las demás también se ofrecen a darme una mano. Es como si todas estuviéramos unidas y fuéramos una gran familia. Eso no tiene palabras.

Sé que tarde o temprano voy a ver a Daniel. El problema es que no creo estar lista para eso. Su odio es algo que no soy capaz de soportar, y ahora mucho menos. Mientras el sonido del teclado me distrae, pienso en el hecho de que todo lo que Daniel y yo hicimos nunca tuvo valor para él. Me está castigando. Probablemente me lo tengo merecido.

Pero me odia tanto que quiere asegurarse de que pague por lo que hice.

Lorena contra el jefeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora