—Dile la verdad.
Me llevo las manos al rostro, frustrada. No puede estarme diciendo eso, no se si Daniel podría perdonar algo así. Hernández es muy importante para él, tanto que un par de veces incluso ha citado un par de sus frases en voz alta.
—No es tan fácil—farfullo—. Tengo miedo de que esto se pueda descubrir.
Valeria cruza las piernas y suspira, pensativa. Cierra los ojos y comienza a murmurar bajito.
—¿Qué haces? —le pregunto.
—Pensando.
Ay no, si ni a Valeria se le ocurre un buen plan es que estoy jodida. Incluso tuve que fingir un desmayo frente a Daniel. Se asustó tanto que esta vez si me llevó a la enfermería. El enfermero le dijo que yo no tenía nada, pero que tal vez pudo ser por estrés. Entonces comenzó a sentirse culpable por haberme dejado tanto trabajo últimamente y eso solo me hizo sentir peor. No tiene que culparse por ponerme trabajo, se supone que para eso me paga.
—Si lo piensas no es tan grave —dice—. Quiero decir, lo convenciste de que no hiciera la campaña publicitaria, ¿no?
—No le diría a eso convencer. Él me pidió mi opinión y yo se la di pero eso es todo.
—¿Y qué le dijiste?
—Pues...
—No creo que a Hernández le guste eso—comento.
Daniel frunce el ceño mientras pone dos de sus dedos sobre mi muñeca, como si tratara de medir mi pulso. Me acomodo para sentarme mejor en la camilla, inquieta. ¿Acaso tiene conocimientos médicos?
—¿Por qué no?
—A Hernández no le gusta estar en el ojo público—le explico—. Incluso cuando realiza sus retos nunca se presenta en persona.
—A lo mejor, pero nunca se ha mostrado inconforme con la idea —murmura, algo ofuscado—. No veo que tiene de malo.
Trago grueso. ¿Y ahora cómo rayos lo convenzo? No quiero que parezca sospechoso. ¿En qué lío me he metido? Es solo que no quiero perderlo.
—Solo digo que tal vez no sea muy conveniente. Quiero decir, ni siquiera han terminado los diez retos —desvío la mirada, incómoda—. A lo mejor deberías esperar.
Daniel se queda callado como si lo estuviera meditando, pero no dice nada más.
—Decirle que haga la campaña publicitaria cuando terminen los retos no es una mejor solución, amiga —me dice Valeria, pasándome el brazo sobre el hombre—. ¿Entiendes que si esto se descubre, entre más tiempo dejes pasar mas larga será tu condena?
—¿De qué hablas? —me cruzo de brazos.
—Ehhh, ¿hola? ¿Hablo con mi amiga Lorena? Parece que no.
—Valeria...
—¿Se te olvidó que utilizaste información confidencial de la empresa para tu beneficio? Existe algo en tu contrato que se llama política de confidencialidad. Significa que tú no tenías la autorización para sacar información. Luego el hecho de que violaras la seguridad del sistema sin permiso. Eso sin contar unas cuantas cosas más.
—¡No me estás ayudando! —me ofusco, desesperada —¡Solo ayúdame a pensar!
—Wow, ¡tranquila! Ese Daniel si que te pegó duro, ¿eh? Estás muerta de miedo por perderlo, aunque aún no ha pasado nada.
No digo nada, solo escondo el rostro entre mis manos. Me duele el pecho, como un hoyo de culpabilidad que no me deja en paz. De cierta forma toda nuestra relación está basada en mentiras, la razón por la que me tiene confianza fue infundada por una farsa que creé. Pero de otra forma nunca me habría prestado atención, ni a mí ni a las demás mujeres de la empresa.
Ya no sé que es lo correcto. ¿Hice bien porque defendí a las chicas, pero hice mal porque lo lastimé en el camino? Odio la idea de lastimarlo.
—¿Y si encuentras a Hernández? —cuestiona Valeria —Podrías hablar con él y pedirle su ayuda.
—¿Por qué un escritor reconocido iba a ayudar a una desconocida? —me burlo—. Además nadie sabe como encontrarlo. Vive en el anonimato.
—Yo solo digo esto. Si Daniel se debe enterar por alguien, debe ser por ti. Tú lo quieres mucho...—hace una pausa—, más que como un simple amigo diría yo. Y me atrevería a decir que él se siente de la misma forma.
—¿Qué?
—¡Ay, vamos Lore! Es bastante obvio. Las miraditas, el toque toque de aquí para allá, que anden juntos buena parte del tiempo, ¡incluso que juegues Lol con él! Además se nota que están en su propia burbuja cuando están uno cerca del otro.
Estoy tan confundida que duele, pero sé que tiene razón. Pero soy muy tímida para las relaciones amorosas, podría contarlas con una mano. Por lo general los hombres se desesperan conmigo antes de llegar a primera base. Pero Daniel ha sido paciente conmigo y muy dulce. Y quiero hacer todo lo que esté en mi mano para verlo feliz. Sé que si se entera de la verdad, se va a sentir mal y yo no soportaría eso, mucho menos si es por mi culpa.
—No sabes si Daniel vaya a hacer la campaña publicitaria al final, pero si decide hacerlo será mejor que hables con él antes de que se entere por otra persona.
Agacho la mirada, frustrada. No quiero, mis sentimientos por él son reales y si le digo la verdad va a pensar que es mentira.
—¿Y si lo pierdo?
—¿Perderlo? ¡Ni siquiera lo tienes, amiga!
Ojalá lo tuviera.
Él es el único que ha logrado hacerme sentir así de especial en mucho tiempo. Como si se preocupara por mí a un nivel mas personal, y eso tiene un valor inexplicable. Yo también quiero ayudarlo. También quiero estar con él.
—Solo piénsalo mientras tanto y luego tomas una decisión —Valeria recuesta su cabeza sobre la mía, tratando de consolarme—. Vas a estar bien. Me tienes a mí, pase lo que pase.
La abrazo con fuerza.
—Gracias pastelito.
Frunce el ceño y me mira con confusión. Está tensa.
—Ese cabrón...
—Solo me lo encontré una vez—me excuso, riéndome—. Es simpático tu nuevo vecino.
—No vuelvas a decir eso en mi presencia, es un imbécil —rueda los ojos.
La miro, pícara. Sí, claro, ¡y yo soy el papa! El vecinito la tiene bastante fichada.
—Niñas, ¡a comer!
Valeria sonríe con burla.
—Tu mamá nunca va a dejar de tratarnos como niñas, ¿no?
—Creo que no, pero al menos la comida tiene caritas felices.
—Ah sí, eso es todo lo que necesito para ser feliz—sonríe ella—. Caritas que sonrían.
—Y un chico que te llame pastelito —me burlo.
—¡Cállate! Al menos la comida de tu mamá esta mas feliz que tú.
—¡Valeria!
—¡Tú empezaste!
💌
...........................
Uhhh no lo sé, Rick. ¿Qué dicen ustedes? ¿Valeria tiene razón? ¿Decidirá Daniel hacer la campaña publicitaria?
Esas preguntas no me dejan dormir en las noches.
Es broma, duermo como un tronco :v
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Lorena contra el jefe
القصة القصيرةLorena es una oficinista del área de informática que es feliz en su trabajo, pero ella al igual que muchas de sus compañeras tiene un inconveniente: Los hombres de ese lugar tienen el pensamiento de la época de las cavernas, donde las mujeres no ten...