De las personas de quien puedo esperar una llamada, él no es uno.
—Oh, claro.
—Por favor espere un momento en línea. Su llamada será transferida.
Salgo del aula para hablar por teléfono con la atenta mirada de Dilan sobre mi. Escucho la música de espera, que en realidad desespera, hasta que atienden del otro lado.
—Buen día, señor Boat.
—Buen día, señor Mario.
—Lo estoy llamando porque me gustaría que nos reunamos mañana para discutir sobre su presentación en mis eventos. Estaré enviando a su correo la información completa para que la estudie y mañana me presenta sus dudas.
—Oh, perfecto. ¿A qué hora la reunión?
—¿A qué hora terminan sus clases?
Veo el horario en mi cabeza y respondo:
—A las once de la mañana.
La línea queda en silencio, pero puedo escuchar su respiración.
—¿Le parece bien si nos reunimos a las doce y almorzamos?
¿En serio?
—¿Dónde?
—Nos vemos en el Steak House que está en The Island. Dice que va de mi parte.
—Hasta entonces —me despido.
—Que tenga buena tarde —cuelga.
Mientras voy entrando al aula, me llega el correo con la información.
Uno evento será el 23 de diciembre para los empleados de la empresa y el otro el 31 en su casa para la fiesta de fin de año. Habrá una banda en vivo con la que tendré que ensayar.
Está la información del pago, la cual es muy generosa y no me caería nada mal, teniendo en cuenta que tendré que hacer servicio comunitario en unos meses.
Se supone que este año iría a pasarlo con mi familia, ya que tengo dos años sin ver a mi madre. Ahora, mi abuela y mis dos tías viven con ella, a quienes no veo desde que tengo doce años.
Espero que me entiendan.
Mario Andrés
Estuve todo el fin de semana escuchando, cantando, tarareando y viendo vídeos de Cannonball, Shallow y Love On The Brain.
Por algún motivo, quería escribirle a Jonah. La razón siempre me decía que no, que estaba mal. Lanzaba mi teléfono en la cama y me quedaba pensando en la nada.
La soledad es algo con la que aprendí a vivir un tiempo. Sin embargo, llegas a una edad en la que quieres estar con alguien estable, compartir logros y alegrías, que te consuele cuando te sientes triste, que te abrace cuando tengas pesadillas, que te cocine.
Tiffany no hace nada de eso.
Solo me llama para preguntar dónde estoy y qué hago.
«Estoy en el espacio buscando un planeta donde no me consigas».
Lo primero que hago el lunes en mi oficina, es diseñar el esquema de lo que quiero para los eventos que estaré realizando y el pago de Jonah, el cual espero le parezca suficiente para aceptar. Le doy el número a una de mis secretarias para que llame de una vez y que me pase la llamada cuando atienda.
El teléfono suena, veo que es la secretaria y atiendo de una vez.
—Dime, Clara.
—Tengo al señor Boat en línea, lo voy a transferir.
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Enséñame a Volar
RomanceCinco años han pasado desde que Jonah se mudó a La Gran Ciudad, la capital, para estudiar la carrera de sus sueños. Nadie le dijo que empezar de cero era fácil, pero nadie le dijo que era difícil. Sin su mamá, sin sus amigos, sin su primer amor. Jon...