Capítulo 37

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Estos aplausos sí los voy a disfrutar como se debe.

¿Qué sentirá un artista famoso cuando escucha su nombre ser gritado en un estadio con cincuenta mil personas?

Abrazo a los integrantes de la banda, esperando que la personas del público distraigan o se vayan. Al bajar de la plataforma, pasa todo lo contrario. Están esperando para felicitarme o abrazarme.

Una de las tantas ventajas de tener la piel oscuro, es que tu piel no se torna roja cuando estás avergonzado.

Cuando por fin logro llegar a mi mesa, Stephanie me da un fuerte abrazo, como el que me dió el día en que nos volvimos a ver.

—Estoy orgullosa de ti, Jonah. Joanne de seguro también lo estaría.

—Cállate —la empujo y ella se ríe.

Mis emociones han cambiado mucho esta noche.

Mis otros dos amigos también me abrazan, hasta que llego a Mario Andrés.

¿Debería...?

No tengo la menor idea si él ha notado la duda en mi cara sobre abrazarlo o no, pero lo hace. Primera vez desde que lo conozco en que siento su cálido cuerpo entrelazado con el mío.

I hear your voice, feels like flying —musita, sin despegarse de mí.

¿Qué me está haciendo este hombre que me hipnotiza tanto?

Your voice can take me there —correspondo.

Me suelto de Mario, el calor inundando mi cuerpo. Necesito algo más fuerte que vino o champagne.

—Deberíamos ir a otros sitio —propongo.

—¡Sí! —exclama Dilan—. Pero no al Nightmare. Vamos en busca de algo más... entretenido.

—¿Quieres...

—Mario Andrés, nos vamos —se aparece Tiffany y me interrumpe de invitar a Mario.

Él voltea a verla y luego me mira a mí. No puedo ponerlo en una situación tan incómoda de tener que escoger, aunque estoy seguro de qué elegiría. Le hago una seña con la cabeza para que se pueda ir con su prometida.

—Estamos en contacto, señor Boat —se despide con una sonrisa complice.

—Llame o escriba cuando desee, señor Mario —sonrío de la misma manera y me doy media vuelta.

Salimos del lugar con la misma dificulta con la que entramos y esperando la misma cantidad de tiempo en que traigan los autos.

Quise ir a otro sitio para que Mario viniese conmigo y ver a qué llegábamos, si ese anhelado beso era recibido por fin. En vista de que él se iba a su casa, decidí irme a la mía. Los chicos no muy contentos con la decisión.

Ofrecí dejarlos en el club y que ellos se fueran en taxi. Como no quisieron, pasamos comprando comida chatarra, algo de alcohol y así continuar en la casa.

Al llegar, encendemos el sound bar y nos sentamos en el sofá, siendo Stephanie la primera en querer actualización de chisme.

—Dime que Mario Andrés te besó para quitarte ese mal humor.

—No —muerdo mi hamburguesa.

—Necesito que me expliquen a detalles tu extraña relación con el novio de Tiffany Hans —exige Pablo.

—Prometido —aclaro.

Dilan se encarga de relatarle la historia a Pablo, sin obviar lo que él considera detalles importantes.

Enséñame a VolarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora