Capítulo 19

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Mario Andrés

Me hacía tanta falta estar con mi padre, que siento una semana no fue suficiente. Quería quedarme más con él, pero el trabajo me llama.

En teoría, mi negocio con Jonah había concluido. No podía dejar de pensar en que excusa podría tener ahora para verle y no quedar en evidencia de mis intenciones.

Sí es verdad que, entre mis metas de año nuevo, está intentar asumir los cambios de mi vida fuera del ojo público. El problema está en que soy pésimo para relacionarme de manera amorosa. Ahora con un hombre, más rápido.

Además de ello, no querer encontrarme con alguien oportunista que le importe más lo que puede ganar conmigo y no una relación estable.

Por eso tengo interés en Jonah, porque no lo veo una persona interesada.

Mientras voy en el ascensor para ir a mi apartamento, reviso mi agenda para la semana. Reuniones, reuniones, reuniones y...

Viernes 02:00 PM

Actualizar armario en MGS.

De repente, mi mente recuerda que Jonah me dijo cuando almorzamos que trabaja en la tienda que tenemos en el Galeas Plaza.

La excusa perfecta. Cierro la agenda y busco el número de la oficina para llamar a una de mis secretarias.

Diga.

Esa manera de contestar el teléfono...

¿Qué pasó con el protocolo telefónico, Clara?

Salgo del ascensor y lo primero que me encuentro es a Tiffany sentada en el juego de recibo.

La última persona que quería ver hoy.

Oh, señor Mario, disculpe usted. No sabía...

Sea yo o no, tienen que hacer el protocolo telefónico, Clara —la interrumpo—. Te llamo para que cambies las reuniones. La actualización del armario que está pautada para el viernes a las dos, para hoy. La de hoy para mañana y así las demás.

Tiffany se acerca y me da un beso en los labios. ¿Cómo le digo que ya no quiero?

Esa reunión es para la Memoria y Cuenta, señor. No se puede...

—Sí se puede. Nos vemos mañana en la oficina —corto la llamada—. ¿Qué haces aquí, Tiffany?

—¿Esa es una pregunta que se le hace a su novia que tienes una semana sin ver?

Es la pregunta que quiero hacer y no la has respondido.

—Venía a verte, te he extrañado —se cuelga de mi cuello—. Hace tiempo que tú y yo no pasamos un momento agradable.

Intenta pasar su mejilla por mi reciente barba como está acostumbrada, sin éxito porque me quito para seguir a la cocina.

—Estoy cansado del viaje.

Ella camina detrás de mi y yo suspiro por lo bajo porque no sé da por vencida. Al entrar a la cocina, veo a Martha sentada en la isla de la cocina hablando con Carlos, quien le está contando cómo está mi papá a quien no ve desde que nos vinimos de Estados Unidos. Cuando decidí venirme, traje a la familia de Martha conmigo.

Me acerco para darle un abrazo por el año nuevo y ella me sirve el almuerzo. Estoy realmente hambriento. Viajar en avión me sigue provocando náuseas después de tanto tiempo.

—¿Desea comer algo, señorita Tiffany? —pregunta Martha al reparar que también está en la cocina.

—Fruta —se limita a responder.

Enséñame a VolarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora