Al terminar la reunión con Mario Andrés, me fui a la oficina de Poulson a entregar los documentos y me entregó mi carnet de empleado. Me dijo que pasara por el piso de Infraestructura, donde me entregarían las llaves de mi oficina y de ahí puedo escoger los muebles que deseo.
Hay cosas que se cuentan y no se creen.
Una vez que termino con la oficina, le tomo una foto y se la envío a mi madre. Tengo que contarle todo.
Son las seis de la tarde, no había reparado en la hora. No quedan casi personas en mi piso y, a decir verdad, luce algo tenebroso este lugar. La puerta del ascensor se abre y... ¡joder con las casualidades! Si Mario vive en este mismo edificio con más de nueve ascensores, ¿por qué me lo tengo que conseguir en el mismo que voy a bajar yo?
—Buenas tardes —saludo y entro.
Carlos, el guardaespaldas, se disculpa y sale del ascensor. Estoy en espera de que Mario Andrés haga lo mismo, así que volteo en su dirección y lo veo viendo a fijamente a Carlos con una extraña expresión, hasta que las puertas se cierran.
—¿Todavía en la oficina, señor Boat?
—La estaba acondicionado —respondo.
—El lunes pasaré por allá a ver cómo quedó y para asignarle el trabajo que manejará.
—Referente a eso... Quería saber si puedo empezar formalmente en Febrero. Es que quiero dejar todo al día en el club y en la tienda.
Mario guarda silencio unos segundos y luego asiente con la cabeza.
—¿Va a celebrar con sus amigos? —inquiere.
—No —la puerta del ascensor se abre y él extiende la mano, señalando que salga primero—. Una amiga llegó de Occidente y la invité al club.
—Entiendo. Bueno, usted no tiene que ir al club hasta cierta hora. ¿Le gustaría...
Mario Andrés emite un pequeño sonido con la garganta, el cual suena un poco extraño, como si estuviese ahogado.
—¿Está bien? —pregunto.
—Sí —se aclara la garganta—. Le preguntaba si quisiera ir a... tomar algo... para... celebrar.
¿Está nervioso? Primera vez que lo escucho trabarse al hablar.
Mi teléfono comienza a vibrar y le atiendo a mi amiga.
—Stephanie.
—¿Así tratas a tu amiga que tienes dos años sin ver?
—Me ocupé. ¿Ya tienes tu ropa lista?
—Sí. Me bañé, me comí toda la comida que tenías aquí, ya no encuentro qué hacer.
—Bien, voy a llegar un poco más tarde. Procura estar lista, solo de salir.
—¿Le estás siendo infiel a tu novio, Jonah Boat?
Me hace soltar una risita.
—Adiós, Marroquín —cuelgo—. ¿A dónde vamos? —le pregunto a Mario.
—Donde mejor le parezca —ofrece.
—No conozco sitios más allá del Nightmare. Así que dependemos de usted.
—¿Podemos esta noche... hablarnos sin —tose— el... señor?
¿Esta noche? ¿Y después?
—Está bien, Mario Andrés.
Le sonrío y él se queda como en blanco por un momento, luego sonríe de la misma manera y sus hermosos ojos verdes se iluminan un poco.
—Dame un momento.
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Enséñame a Volar
RomansaCinco años han pasado desde que Jonah se mudó a La Gran Ciudad, la capital, para estudiar la carrera de sus sueños. Nadie le dijo que empezar de cero era fácil, pero nadie le dijo que era difícil. Sin su mamá, sin sus amigos, sin su primer amor. Jon...