Capítulo 15

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Mario Andrés

La peor semana de este año.

Menos mal que termina hoy.

No he podido borrar de mi mente el sueño que tuve con Jonah (aunque en parte fue la realidad), ni la cercanía de sus ojos, de sus labios, de su cuerpo, todo en esa mañana que despertó a mi lado.

¿Por qué logró calmarme de esa pesadilla que llevo años teniendo?

Lo que más me molesta es la manera en la que manejé las cosas. De seguro, él no quiere verme. Yo sí quiero hacerlo, pero me da una vergüenza monumental.

Bajé a revisar que todo estuviese listo y organizado. La banda está instalada y no veo a Jonah.

¿Será que no viene? No lo culparía si decidiera no hacerlo.

Regreso a mi habitación y me acuesto para dormir, mientras se hace la hora.

                                           🎶

Al despertar, veo mi traje a un lado de la cama con la camisa y la corbata arriba del mismo. Veo la hora y son las ocho de la noche.

Enciendo el televisor y comienzo a cambiar de canales al azar, procurando conseguir algo interesante que ver mientras se hace la hora. Consigo una que me gusta mucho y está empezando, ahí la dejo.

A mitad de la película, se abre la puerta.

—Tiffany, te he dicho que toques la puerta antes de entrar.

Carga un hermoso vestido de lentejuelas vinotinto, que cuelga de sus hombros con dos finas tiras. En el busto se le forma un escote en V que deja entrever sus bien formados pechos.

Pero no me provoca.

—Amorcito, están llegando los invitados. ¿No los vamos a recibir como el año pasado?

¿Coincidir con Jonah en la entrada?

No, gracias.

—No estoy de ganas, Tiffany. Bajo más tarde.

—¿Te sientes mal? —intenta acercarse a mi cama.

Mi habitación y mi cama es el lugar que considero más seguro en el mundo. La única persona que puede entrar a mi habitación sin mi permiso es Martha.

Le dedico una mirada severa y ella entiende que no quiero que se acerque.

—Subiré a las once a buscarte —cierra la puerta detrás de ella.

¿Qué le hace pensar tal cosa?

Retrocedo la película hasta donde la había dejado y la pongo de nuevo. No soy muy adepto a las películas de romance, pero The Proposal es una excepción.

Me quito el pijama y entro a la ducha. Mientras el agua corre por mi cuerpo, cierro los ojos. La primera imagen que se viene a mi mente es la del sábado pasado cuando tenía a Jonah pegado de la pared.

¿Podré tenerlo así, pero en otras circunstancias?

Una erección comienza a crecer entre mis piernas. Pienso en la manera que me besó en mis sueños.

¿Sus labios sabrán así de verdad?

«Todo estará bien, no estás solo», recuerdo sus palabras.

¿Por qué me cuesta tanto dejarlo ir?

Cierro la llave de la ducha y me seco en el camino a mi habitación. Tiffany está sentada en el sofá que está cerca del baño.

Enséñame a VolarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora