Mi hermano se enamoró de mí (Jungkook fanfic ©)

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Minutos después...

En la cafetería escolar, momento de desayunar.
 
  
  
  
  
  
Después de la sorpresiva reunión que tuvimos en el gimnasio, fui a la cafetería para pedir algo de comer. Salí rápido de casa y ni siquiera me dio tiempo de empacar comida.

Al llegar esta mañana lo que menos esperaba era que el entrenador me devolviera la capitanía del equipo.
A este punto ya ni quiero pensar en el por qué de sus acciones... solo me gustaría desaparecer por un tiempo.

Con todo lo que me está sucediendo aún no comprendo cómo no me he vuelto loco.

 
Me adentré un poco más a la cafetería y ahí en una esquina estaba Yoongi tomando desayuno. No lo pensé ni por un segundo y me acerqué a él. Era importante para mí confirmar algunas cosas...
 
  
—Yoongi, qué tal el desayuno —pregunté mientras me sentaba en su mesa—. Qué pediste.

—Oye... Qué haces aquí —me miró serio.

—Quiero hablar un momento...

—¿Hablar? ¿Y conmigo? —miró de izquierda a derecha—. ¿No te estarás equivocando de persona? —ironizó.

—No, no me estoy equivocado, quiero hablar contigo.

—Si es por lo que pasó anoche con Soojin, está bien... La cagué, ¿sí?
No debí hacer lo que me pidió...

—Cierto... Soojin —suspiré—. A decir verdad no había venido aquí para hablar de eso pero ya que tocaste el tema, hablémoslo también.

—¿Quieres saber lo que pasó anoche?

—La verdad es que no —negué con la cabeza e hice una cruz con mis brazos—. No quiero cargar con más problemas, tengo suficientes con los míos —contesté sin ganas—. Me basta con que ella esté bien ahora.

—¿Entonces?

—Solo quiero que no le vuelvas a dar esas  sustancias.

—Ok, si eso es todo no lo haré. Desde el principio no quise pero qué más da... Larga historia que no quiero contar y que tampoco quieres escuchar.

—Exacto —afirmé.

Me tenté. Tomé uno de los dos emparedados que Yoongi tenía en la mesa y le dí un mordisco.

*Mermelada y mantequilla... combinación rara pero... rica*

—Ya... Suelta eso, es mi desayuno...

—Tengo hambre, te pido otro si quieres —seguí masticando.

—Pídeme otro ahora.

—¿Quieres algo con ella?

—¿Qué? ¿Con el pan?

—No. Si quieres algo con Soojin —pregunté sin dejar de comer.

—No te importa, ya pídeme otro emparedado.

—Pues no me importaría pero... me preocupa que le vayas a dar más de esas...

—Que ya no lo haré —me interrumpió.

—Me sorprendió que te pusieras de mi lado en la reunión.

—No me puse de tu lado, solo usé mi sentido común. Ese entrenador está loco.

—No eres el único que lo cree.

—Igual, la culpa de todo la tienes tú —bebió su jugo.

—¿Yo?... y por qué yo.