Mi hermano se enamoró de mí (Jungkook fanfic ©)

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En la escuela, a la mañana siguiente, hora del almuerzo en la cafetería...
 
 
  
   
   
Por _______:
  
   
   
   
 
   
*Quiero enterrar mi cabeza en la arena*
 
 
Aún no puedo creer ni aceptar lo desvergonzada que me porté anoche. Parecía una loca, una enferma; parecía una mujer desesperada por tener sexo, y lo peor de todo es que sí lo estaba. Eso quería.

Apenas lo ví metido en el baño, mirándome con deseo, teniéndome frente a él mojada de pies a cabeza y completamente desnuda... el solo recordar cómo me sentí me avergüenza. Lo deseaba, quería estar entre sus brazos a costa de lo que sea.

¿Cómo quedó mi imagen? ¿En dónde quedó el perfil que le proyectaba a Jeon?

¿Cómo me porté ayer? ¿Como puta acaso?
 
  
Cuando Jeon y yo salimos de la ducha, nos cambiamos con rapidez y bajamos a comer lo que mamá nos había traído de la casa de la abuela.
Estuvimos jugueteando un poco y contándonos cosas triviales de la escuela, él sobre básquet y yo sobre el taller de baile. Al terminar solo fuimos a acostarnos.

Dormimos juntos, pero convenientemente a la mañana siguiente me levanté temprano, me sentía avergonzada.
Me cambié presurosa y me vine a la escuela antes de que la abrieran.

Jungkook me envió algunos mensajes y por lo que he podido notar, son mensajes preguntando por qué me fui tan temprano. Aún no me he atrevido a contestar.
  
    
*Un pastel de fresa, quiero un pastel de fresa*

No tenía claro el motivo pero en lugar de almorzar, solo quería saborear un delicioso pastel de fresa. Busqué algunas monedas en mi cartera y me dirigí a comprarlo.

*Ojalá no se haya terminado... por favor*
  
  
Al acercarme a comprar me coloqué en la inexistente cola, no había nadie y tenía el espacio totalmente libre para comprar mi pastel de fresa, pero de repente una chica un tanto más alta que yo, inesperadamente se posicionó delante mío haciéndome a un lado a pesar de que yo había llegado primero. Si no me apartaba de seguro me empujaba.
 
  
*Ay, qué le pasa*
  
—Señora —llamó a la vendedora—, deme un pastel de fresa por favor, ¿aún queda alguna tajada?, dígame qué sí....

—Sí cariño, justo queda una, espérame. En un momento te atiendo.
 
  
*¿Queda uno? ¿Quiere mi pastel de fresa?, pero yo llegué primero*
  
   
—Amiga —la llamé sin pensarlo ni por un segundo, traté de sonar amigable.

Ella al escuchar mi llamado volteó con una sonrisa.
 
  
—¿Hola?... dime... ¿sucede algo?

—No, nada en especial, solo que... bueno... yo llegué primero a comprar y...

—Oh, lo siento, entiendo... pasa... La señora te atenderá primero —sonrió otra vez.

—Pero no solo es eso. Es que, verás... yo también quiero pedir un pastel de fresa y al parecer solo queda uno. No quisiera ser grosera contigo pidiendo lo mismo que acabas de pedir y que esa acción se tome a mal... ¿Te parece si compartimos?

La chica me miró con un tanto de sorpresa.

—Ay, por mí no te preocupes. Mis sabores favoritos en cuanto de pastel se trata, es el de fresa y el de arándanos.

—Entonces...

—Yo pediré uno de arándanos y tú el de fresa, ¿qué dices?

No esperaba una respuesta como esa.

—Gracias —sonreí—. En verdad muchas gracias —hice reverencia.

—No hay de qué.
Y... ¿no te gusta otro tipo de pastel?