• 75 •

1.9K 119 25
                                    

Mi ser se estremeció. Por unos segundos me perdí en su mirada suplicante, no sabía qué responder.
   
   
—_______ —llamó mi nombre con suavidad— ¿Estás oyéndome?

—¿Eh? —reaccioné— Sí, sí te oí.

—Creí que no. Entonces... Irás a casa, ¿cierto?

—Pues... sé que muchas veces me has ayudado y que te debo mucho pero... no quiero irme —susurré—. Si quieres, prometo no volver a venir jamás cuando estén entrenando sea cual sea la circunstancia, solo déjame quedarme esta vez. Quiero recordar el pasado, quiero verlos como antes, quiero ayudar. Cuando entré y los vi correr, aunque no lo creas, me hizo retroceder en el tiempo, no los veía hacer algo así desde hace mucho.

—¿Retroceder en el tiempo? No entiendo...

—Te explico. Cuando era pequeña, solía venir a buscar a Jungkook a sus entrenamientos. Mi madre siempre fue una persona ocupada y no podía recogernos todos los días. Por eso, ella nos pedía a Jungkook y a mí que regresáramos a casa juntos. La única forma en la que podíamos hacerlo era así, esperándolo; lo esperaba hasta que acabara de entrenar y luego nos regresábamos a casa juntos.

—Y... ¿No te aburrías? A las niñas normalmente no les gusta ver un aburrido entrenamiento de básquet.

—No, para nada —reí—. Bueno, sí me aburría verlos pero buscaba la forma de entretenerme. De vez en cuando traía unas muñecas o alguna otra cosa para jugar.

—Ya te imagino... Imagino a la pequeña _______ sentada en lo más alto de las gradas muy entretenida con sus muñecas.

—Oye —reí—. Ahora que lo dices, si lo pienso bien, creo que sí era así. Mis asientos favoritos en todos los lugares siempre son los más altos, en el cine me pasa igual, siempre me siento en lo más alto.

—Ya veo. Seguro te gusta tener la mejor vista. Desde arriba siempre es mejor.

—Sí, seguro es por eso.

—Bueno... Entonces, ¿Quieres quedarte hoy?

Asentí.

—Bien —sobó mi cabeza—. Quédate por esta vez. No vayas a meterte en problemas, ¿sí?

—No lo haré. Nunca me meto en problemas, tranquilo.

—¿Nunca? ¿Estás segura?

—Ay... —rasqué mi cabeza—. Bueno, no me meteré en problemas hoy. No queremos que luego tengas que venir corriendo a salvarme —bromeé.

—Con que estés bien es suficiente para mí. Odio salvarte.

—¿Eh? —lo miré directamente a los ojos, sus palabras me confundieron.

*¿Odia?*

—Odio salvarte porque no me gusta verte triste. Cada vez, luego de ayudarte, siempre terminas mal, terminas llorando, gritando o triste y odio eso... incluso desmayada.

—Solo me desmayé una vez.

—Sí, pero de todas formas, prefiero verte sonriendo, feliz, consciente y a salvo... Aunque si tuvieran que salvarte, me gustaría ser yo quien lo hiciera.

—Por qué —tragué saliva.

—Pues...

—¡JÓVENES! —se oyó la voz del entrenador a todo volumen mientras sostenía un megáfono— ¡EL DESCANSO SE TERMINÓ! ¡SEGUIREMOS CON EL ENTRENAMIENTO!
 
  
Quién rayos trae un megáfono a una práctica de básquet.
  
  
—Ya nos están llamando _______. ¿Nos vemos en el siguiente receso?

Mi hermano se enamoró de mí (Jungkook fanfic ©)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora