Estaba tenso y con demasiadas ideas en la cabeza. Me puse de pie, respiré profundamente y exalé... Volví a sentarme.
—Kookie —me llamó— ¿Quieres más galletas?—¿Qué? ¿Kookie?
—Kookie Kookie...
—Ya... ¿Me estás fregando? —reí.
—No —rió por lo bajo.
—Seguramente... —agregué con sarcasmo.
Tomé una de las galletas y me la comí rápidamente.
—Galleta come a galleta...
Escupí... Su "broma" me había hecho reír pero casi me atoro...
*Vas a pagarla Soojin*
—Ah, así estamos... Con que "galleta", ¿no?
—¿No te gusta?
—No —negué.
No quería reír pero me era inevitable.
—Entonces por qué te ríes...
—Me río porque vas a pagar por tu "bromita" de la galleta... Prepárate —me puse de pie—. Prepárate porque cuando te atrape, te voy a hacer cosquillas hasta que te salga leche por la nariz. Tienes cinco segundos para escapar...
—¿Solo cinco? Y por qué no más.
—Solo cinco, comenzaré a contar. Cinco...
—Jungkook, oye...
—Cuatro, tres...
Soojin se dio cuenta de que sí iba enserio y alejó lo más que pudo de mí.
—Dos, uno... Ven aquí...
Seguí a Soojin por toda la sala pero los sillones y los otros muebles eran un impedimento para atraparla, además de que siempre había sido muy rápida y escurridiza.
—No vas a atraparme Jungkook —gritó desde el otro lado del mueble—. Sigue intentando.
—Voy a lograrlo —sonreí—. Solo es cuestión de tiempo.
—No —se burló de mí sacando la lengua.
—Ya vas a ver...
Le dimos muchas vueltas al sillón grande, ella huyendo de mi y yo queriendo atraparla. Hace mucho que no jugaba así con Soojin.
—¡Ay estúpida! —oí un grito inesperado— ¿Que no ves por dónde andas?
*Ay no...*
—Perdona _______ —respondió Soojin, al parecer había chocado con ella y no se había percatado de su presencia— no te vi, de dónde saliste. No me di cuenta que estabas pasando...
—Sí, ya lo noté, cómo iban a darse cuenta si se ve que están muy entretenidos y "felices" jugando a las atrapadas.
—Si quieres puedes jugar con nosotros.
ESTÁS LEYENDO
Mi hermano se enamoró de mí (Jungkook fanfic ©)
FanficAhí estaba ella sentada en el borde de la cama con solo una toalla y a la vez secando su larga cabellera. Los delicados movimientos que hacía con la cabeza y la muñeca mientras movía la secadora la hacían ver como una sirena en el mar. Se veía hermo...