Prólogo

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Nadie dijo que vivir solo es fácil.

Pero tampoco te dicen cuán difícil es.

Empezar desde cero...

Cuando vives se vive con mamá, estresa los regaños a cada momento, que mande a lavar los platos y ollas, a sacar la basura, a limpiar la habitación. Vivir sin ella es hacer lo mismo sin que te mande. Pero no es hasta el momento que estamos sin ella, que nos damos cuenta la falta que hace.

Los amigos, es otra historia. Son esa familia que uno escoge y, cuando lo sabes hacer, son eternos. No es como si yo tuviese muchos. Lo que sí puedo decir es que tuve la mejor y ninguno de los que tengo actualmente se le asemejan.

Finalmente, está el primer amor. Ese que tienes en el colegio y te hace experimentar cosas nuevas a cada momento. Puede que la gente diga: ocho meses no es mucho para enamorarse. A esos le digo: jodanse.

Puedes estar muchos años con una persona y tener algo simple. Como también puedes estar dos meses con una persona y tener algo intenso.

Después de cinco años, ya estoy en ese punto de haber superado a Kelvin en la totalidad. Y es que me di cuenta que en una ruptura hay tres fases:

1. La depresión.

En algunos países le dicen tabanca o tusa. No es más que el despecho, tristeza, nostalgia, melancolía y todo aquello que te pueda hacer llorar por recordar lo que tuviste y no duró. En todos lados lo ves y quieres seguir llorando. Si te vas a beber, quieres llamarlo.

En esta fase se come helado y comida chatarra. La música, películas, libros y series tienen que ser de romance, rupturas o tragedias que te hacen llorar más.

2. La rabia.

Aquí todo lo que te recuerda o asocia a esa persona te molesta, te hace hervir la sangre, te provoca darle golpes. Si lo ves en la calle le sacas el dedo corazón o si te escribes lo mandas a freír gorilas. Cuando tus amigos te lo mencionan, provoca cortarles el cuello.

3. La indiferencia.

¡Al fin!

Esta es la mejor etapa de las rupturas porque básicamente: te da igual. Si lo ves, si te escribe, si te hablan de él, no te importa. Si escuchas la canción que te dedicó, la cantas a todo pulmón porque te encanta igual y sabes que no es culpa de la canción.

Simplemente, es lo mejor del desamor sentir esa sensación de liberación.

Empezar de cero no es fácil. Es una oportunidad de hacer las cosas mejor y moldear tu vida como quieres.

Cinco años han pasado desde que me vine a La Gran Ciudad y he logrado mucho más de lo que esperaba.

Me mudé a un apartamento con un compañero de clases con el que estuve de acuerdo en solo ser amigos. Sin derecho a nada.

Tengo dos trabajos que me ayudó a comprar un auto y para cubrir gastos que la beca no cubre.

A este punto, solo me falta conseguir el amor de nuevo.

Espero que esta vez no sea un desastre como la primera vez.

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