High Hopes H.S.

S E V E N

—Lo siento mucho. —digo con mis manos hechas puño, estaba extremadamente apenada.

Hace varios minutos que estábamos en su casa, había sido una petición de su parte y la había aceptado porque en ese momento me sentía lo suficientemente mal, ahora repentinamente quería volver a casa.

—No tienes porque sentirlo, está bien —su sonrisa me llega a tranquilizar un instante—. ¿Quieres algo de tomar? —pregunta y estoy a punto de negar con mi cabeza pero noto su mirada de preocupación y acepto su oferta, sentía que le debía algo más que aceptar todo lo que me ofreciera.

—Agua por favor. —digo en voz baja y el asiente y se va de lo que se supone que es la sala.

—¿Estás bien? —pregunta extendiendo un vaso lleno de agua a mi dirección.

Asiento con la cabeza y tomo solo la mitad del contenido del vaso, lo dejo frente a mi en una mesa que decora la estancia y me quedo viendo el suelo un momento.

—Estoy bien —afirmo después de unos minutos—, disculpa todo lo que sucedió afuera, pensé que lo iba a olvidar si salía a correr, pero solo logré molestar a alguien más. —hago una mueca y trato de escapar de la situación.

—No tienes porque disculparte Ally —se acerca a dónde estoy sentada y contengo la respiración—, ¿Qué te sucedió? Si es que quieres contarme. —dice alejándose cuando nota mi incomodidad.

—Nada. —trato de no decirlo, se sentía incorrecto, pero termino diciéndole todo sin mayor detalle pero lo hago.

Su cara queda inexpresiva por bastante rato pero a penas reacciona sacude su cabeza y me abraza de nuevo.

Yo acepto su gesto, algo más tranquila, me hacía falta deshacerme de él nudo en mi garganta, y el me lo había permitido, me había escuchado atento.

Los segundos parecían pasar más que lento entre sus brazos, tan solo podía escuchar su respiración tranquila junto las caricias que proporciona en mi espalda, y el olor que desprende su anatomía.

Cuando pienso que todo esto se hace infinito me separó de el, y nos vemos un momento fijamente.

—Todos en algún momento perdemos a alguien importante para nosotros —dice acomodándose en su puesto—, lo único que te puedo decir es que disfrutes estar con el, no importa donde esté el, si no que ambos la pasen bien.

Asiento con la cabeza y una duda surge de mi y quiero preguntarle algo, quiero hacerle una de las preguntas que me había dicho esta mañana.

—¿Puedo hacerte una pregunta? —me siento pequeña cuando lo pregunto pero el solo me ve atento.

—Claro, pero no estoy obligado a contestar todo —dice y me hundo en mi puesto—. No me siento realmente confiado —confiesa encogiéndose de hombros—, así que te responderé algunas preguntas con algunas reglas.

—¿Qué? —lo miro con duda—, ¿Reglas?

—Me toca preguntar —sonrie y yo solo me siento más confundida—, pero antes de hacerlo te explico —dice—, uno tu haces una pregunta, yo la respondo y me toca a mi hacer la otra y solo es una pregunta por turno, y como te dije no estoy obligado a contestarte todo y por lo tanto tu tampoco.

—Espera —digo entendiendo, pero solo me sentía un poco presionada o más bien mandada—, ¿Por qué haces reglas?

—Dije una por turno —levanta una ceja—, y la contesté, me toca hacer una pregunta a mi y si quieres puedo responder esa pregunta al menos que la quieras cambiar.

Un suspiro sale de mis labios ¿Qué carajos pasaba por su cabeza? ¿Reglas para unas simples preguntas? No sé sentía justo, además había hecho trampa, solo hice preguntas para su juego, pero como lo he dicho antes, a el le encantaba jugar con mi cabeza.