Parte 5: Las compras

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Lincoln no tuvo más remedio que adentrarse en un terreno que muchos hombres no se atreven siquiera a tocar. Y es que para las mujeres era una gran diversión ver los diferentes modelos de ropa que había, checar los precios, buscar entre todos los colores, cambiarse una y otra vez conforme se vayan sintiendo con todas esas cosas, ver si se veían bien o no con cada ropa y, en muchos casos, terminar por no comprar nada y simplemente irse a otra tienda a repetir el proceso una y otra vez.

Para un hombre es increíblemente complicado comprender esa costumbre, pues ellos ven inmediatamente una o dos cosas que les gusten como se ve, se aseguran de que sea del tamaño correcto (a veces ni eso), lo pagan y, ¡presto! Las compras terminan en menos de quince minutos. Por eso se les hace muy aburrido ir de compras con las mujeres, ya que una sola fémina es capaz de pasarse horas enteras en una misma sección. Y como Lincoln y su padre eran solo dos hombres contra once mujeres, pocas veces podían escaparse de uno de los peores temores de los hombres: las compras. Mientras las chicas veían pasillo tras pasillo de iluminadas prendas que probarse, lo único que los varones veían iluminado eran los bancos en los cuales se podían sentar a esperar.

Sin embargo, en esta ocasión, Lynn Sr. se sintió casi traicionado, ya que su única compañía se iba de compras también. Sin embargo, comprendía muy bien las razones por las cuales su hijo había aceptado, por lo que lo perdonó sin remedio. Después de todo, el padre de familia había sido el objetivo de esos enormes ojos azules y tiernos cuando ésta quería algo. Era increíblemente difícil decirle que no, y le dolía en el alma cada vez que no le quedaba opción más que negarle lo que deseaba.

Lincoln tomó, pues, varias prendas que Leni le alcanzaba. La amiga de Leni, Fiona la ayudaba a dilucidar si tenía alguna duda, mientras el otro amigo de Leni, Miguel se encargaba de quitarle los barros, espinillas, vello facial, y suavizarle el rostro a Lincoln, mientras hablaba con las otras dos sin apenas tomar aliento, en un dialecto que al albino le resultaba ajeno. Apenas y decía una palabra, los otros tres ya terminaban conversaciones completas. Lincoln se aburrió de inmediato, pero decidió mantener buena cara, todo fuera por Leni.

Después de lo que pareció una eternidad, Miguel por fin terminó de arreglarle lo que fuera que Lincoln tuviera en la cara. Sin perder in un solo segundo, Lincoln pasó a probarse la ropa que le pasaban. No tenía ni siquiera certeza alguna sobre lo que se ponía, pero varias de sus hermanas le dieron su visto bueno, diciendo que se veía bien. Lincoln no entendía, pero al menos veía a Leni con su gran sonrisa, lo cual para él era suficiente. Después de mucho tiempo, y de innumerables pruebas, Lincoln por fin pudo salir de los probadores, con todo lo que sus hermanas le dijeron que se comprara dentro de cinco diferentes bolsas. Estaba exhausto, y más porque querían que se pusiera algo de todo eso al día de siguiente. No tuvo alternativa, no después de ver a Leni feliz, y a Miguel y a Fiona cansados, pero satisfechos con su trabajo. No le parecía justo que el esfuerzo de todos fuera en vano.

En cuánto salió, Lincoln se dio cuenta de que las demás seguían en sus idas y venidas. Luego se acercó a su padre, quien lo veía con ojos cansados, luchando para mantenerse despierto.

- Tu nación está orgullosa de ti, soldado -dijo, poniendo su mano recta en su frente, casi llorando de broma.

- Gracias, general -Lincoln correspondió al saludo, sonriendo a su pesar.

En seguida, los dos hombres se fueron directamente a comer, ya que Lincoln no creía que aguantaría mucho más sin alimento dentro de su estómago. Se tragó una hamburguesa entera de un tamaño superior al que se comía habitualmente, con papas y refresco incluidos. Por fin pudo pasar el tiempo hablando de cosas de hombres con su padre, ya que la cháchara de antes no había sido de algo en lo que se especializara.

Pero lo que vino después lo hizo feliz de verdad. Después de todo un día de compras, las hermanas y su madre volvieron cargadas de bolsas y cajas. Los dos varones tuvieron que ayudar, pero Lori se adelantó a las demás, acercándose a su hermano. 

- En serio fuiste bueno hoy, Lincoln -le dijo Lori, con un tono claro de orgullosa hermana mayor- Así que ten esto. Te lo ganaste.

Un robot, el cual era de edición limitada, fue depositado en sus manos. Lincoln no podía creer que la pieza faltante de su colección de figuras de acción representando a Ace Savvy estuviera completa, y mucho menos que sus hermanas supieran de qué se trataba y cual era.

- ¿Pero qué...? ¿Cuándo...? ¿Cómo...?

- Parece que te "figuras" lo que significa, Lincoln. Ajajaja. Después de todo, es Leni la que siempre sabe lo que le gusta a todos. Y decidió tomar "acción" para darte esto. Ajajaja -rió Luan.

A Lincoln ni siquiera se le ocurrió responder, tan lívido estaba. Lori sonrió y le dio unas palmadas en el hombro mientras se alejaba. Aceptando la noticia y sonriendo por fin, Lincoln siguió a todas a Vanzilla, teniendo especial cuidado con su nueva figura de acción. Ya en la casa, no tardó en asegurarse de que la figura estuviera completa y la puso con el resto de su colección, admirando lo bien que se veía la escena con todos los personajes juntos, algo así como el mural de SSBU. Luego fue y le dio un enorme abrazo a Leni, agradeciéndole todo lo que había hecho por él.

- Ni lo menciones, Lincky -sonrió Leni- Después de todo, pasamos un buen día los dos.

- Sí, Leni... Sí que fue un buen día.


Mientras, una hermana veía todo sin que nadie la interrumpiera, pues nadie sospechaba siquiera que veía algo. Pero a pesar de todo, Lucy no era ciega. Ni insensible. Ahora que veía a Lincoln ligeramente nervioso junto a Leni, a pesar de su gran sonrisa, pensaba que algo había en Leni que ponía nervioso a Lincoln.

- Es muy temprano para afirmar nada -pensó Lucy- Pero si de algo estoy segura es de que Lincoln siente algo por Leni. No sé por qué ni qué sería eso... Pero si sigo con esto, eventualmente sabré de qué se trata.

Lucy era consciente de lo que podría implicar su línea de pensamiento, pero no por ello iba a detenerse. Su hermano estaba contra las paredes, y de ser posible, ella iba a ayudarlo a salir de esa situación... Sólo esperaba no destruir a su familia en el proceso.

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