Lincoln tenía que actuar cuanto antes, pues no quería que Stella se alejara más y más de quien en verdad era, o al menos de lo que el albino había conocido de ella. Quería volver a encontrar a esa chica que había sido su amiga.
- Oye, Stella, ¿podemos hab...?
No hubo manera en que el albino terminara su frase, pues Stella sonrió de oreja a oreja en cuanto escuchó la voz de su novio. Se dio la vuelta del interior de su casillero y lo besó apasionadamente. Lincoln, alarmado de encontrarse con algún profesor, trató de zafarse. La lengua de Stella, seguía adentrándose dentro de su boca, por lo que recurrió a su última alternativa: morderla un poco.
- Mmmhhhh.... Mmmhhh... Mmhh... Ah.... ¡Auch!
Stella se alejó, tocándose la lengua.
- Lincoln, eso duele. ¿Por qué me mordiste? ¿No es esto lo que quieres?
- A decir verdad, Stella, no, esto no es lo que quiero.
Stella se vio dolida, algo que el albino casi se arrepentía de haber hecho. Casi.
- Stella... ¿Por qué ya no podemos hacer las cosas que hacíamos antes? ¿No extrañas esas tardes que pasábamos juntos, jugando y hablando, saliendo a algún lugar o simplemente estar con el otro?
La morena se lo pensó un momento, y lentamente asintió con la cabeza.
- Sí... Sí, a veces extraño esos tiempos. Pero en serio me gusta hacer esto contigo, Lincoln. No puedo resistirme ni siquiera por cinco minutos...
- Por favor, Stella, aunque sea hay que divertirnos, como solíamos hacerlo.
Stella se lo pensó un momento.
- ¿En serio quieres esto, Lincoln?
- ...Sí.
- ...De acuerdo, pero si vamos a hacer algo que tú quieres hoy, hagamos luego algo que quiera yo.
- Eh...
- Tranquilo, no será nada que te haya pedido antes.
Lincoln no se lo tomó muy bien, pero al menos era un avance.
Ambos habían terminado las clases, algo que el albino tuvo en cuenta para tratar de convencer a su novia de calmarse un poco. Después de todo, hacía casi dos meses que no se juntaban entre todos, lo cual no dejaba de resultar algo triste. Aunque, bien mirado, podrían dejar de verse todos tan seguido una vez llegaran a la preparatoria.
De modo que Lincoln quiso disfrutar siquiera ese día con Stella. Tenía planeado toda una aventura en un arcade. A Stella se le iluminó la cara cuando vio adónde iban, pues su pasión por los videojuegos era bastante parecida a la del albino. Su juego más recurrente era Street Fighter 2, donde Lincoln solía vencer a Stella usando a Zangief, mientras ella usaba más a Guille. Nunca le había ganado a Lincoln, pero lo intentaba. También pasaron el rato con Tekken, Fatal Fury, Pacman, Dig Dug, Contra, Altered Beast, Tetris, Final Fight y Ghost and Goblins. Además, las hamburguesas que hacían en ese lugar eran de otro mundo, por lo que el albino no se desanimó al gastar gran parte de su mesada en esa tarde.
Stella se la estaba pasando fenomenal, pues hacía mucho que no se divertía tanto. Lamentaba en verdad que no pudieran estar los demás junto con ellos, pero disfrutaba de cada milésima de segundo que pasaba con Lincoln... Su preciado, hermoso y perfecto novio. No pudo vencer a Lincoln en Street Fighter 2, pero al menos podía escuchar el tema único de su personaje... Y asombrarse de que Lincoln utilizara a ese personaje en específico. Después de todo, Zangief era cuerpo a cuerpo total.
Ambos tuvieron una tarde bastante entretenida, algo que alegró bastante al albino. Puede que Stella aún pudiera volver a ser la misma de siempre.
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Y llegaste tú
RomanceLincoln vive y crece con sus diez hermanas, lo cual no es nada fuera de lo ordinario. Pero una de ellas entra cada vez más en su corazón, y esa es Leni. Sin embargo, ella no parece sentir lo mismo, por lo que el albino tiene que aprender a vivir con...