Parte 17: El riesgo

267 46 39
                                    

El albino estaba a punto de cometer un error, pero evidentemente, el peliblanco no podía saberlo. Y claro, no fue su culpa. Después de todo, un corazón fiel siempre ama a la misma persona, hasta que se le pasa, o la muerte se interpone. Y como Lincoln no pensaba morirse, su corazón parecía dispuesto a seguir amando a Leni, aún cuando alguien más saliera lastimado. 

La chica misteriosa le mandaba regularmente cartas de amor, algo que el albino notaba emocionado y nervioso a la vez. No podía dejar de pensar en lo que le diría en caso de que ella se revelara a sí misma, pero estaba seguro de que una negativa no podía ser nada bueno. 

Sin embargo, las cosas se empezaron a salir de control después de dos semanas sin ninguna novedad más que esas cartas. Después de hacer su tarea, el albino se limitó a escuchar música en su celular, mientras pensaba en Leni de vez en cuando, adorando las canciones que podría bailar con ella, o dedicárselas. 

Estaba muy campante con los ojos cerrados y disfrutando de las tonadas, cuando alguien le quitó los audífonos y le susurró al oído.

- ¿Qué no piensas hacer nada?

Su corazón casi se detuvo.

- ¡Lucy! ¿Qué...?

- He esperado pacientemente a que hagas algún movimiento con esas cartas que recibes, pero si estás estancado, es solo por una razón: No quieres moverte de dónde estás.

- Pero yo...

- Leni aún está en tu mente, ¿verdad? -le susurró Lucy, con voz amenazadora- Si no he dicho nada es porque pensé que buscarías a alguien más, pero si piensas seguir de la misma manera, yo tomaré las cartas en el asunto.

Lincoln no pudo evitar pensar que la gótica tenía razón. No se movía porque no quería moverse. Estaba muy a gusto pensando en Leni, casi sin importarle la chica misteriosa.

- ¿Debería decirle a mamá y a papá sobre esto, Lincoln?

- No, Lucy, no... Está bien. No prometo que termine saliendo con esa chica, pero haré algo al respecto. 

- Deberías, porque mi paciencia se agota.

Lucy lo fulminó un momento más con la mirada antes de irse. Dio media vuelta y sacó su celular. Después de todo, aún tenía que sonsacarle a Rocky una respuesta... y algo más.

Lincoln empezó a pensar sobre cómo evitar que todo se descontrolara, pero no veía manera. Estaba contra las paredes. Su único consuelo era que, aún cuando no pudiera estar con Leni, él podría ser feliz... o intentarlo. Decidió consultarlo con la almohada y un buen vaso de leche fría. Bajó las escaleras hasta la cocina. Abrió el refrigerador y sacó el cartón de leche. Se sirvió un vaso y subió a su cuarto con él. Pero antes de cerrar la puerta, alguien lo llamó.

- Oye, Lincoln, ¿puedes venir?

Se trataba de su hermana rubia, la más amable y hermosa de todas. Leni.

- Este... ¿Qué pasa, Leni?

- Quiero hablar contigo.

El albino se acercó. Leni le indicó que se sentara. No se veía molesta ni nada, pero su expresión seria lo puso algo nervioso.

- He visto y oído lo que nos cuentas a veces. Ya sabes, lo de esa chica que te manda cartas y todo eso. 

- Sip.

- Pero... ¿Por qué no te ves muy feliz sobre eso, Lincoln? Tener novia es algo que te ha interesado desde hace tiempo.

- Sí, pero... La chica que amo no está a mi alcance.

Y llegaste túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora