Parte 35: Las relaciones

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Aún viendo lo que iba a pasar, Lincoln no podía evitar seguir esas órdenes. Por mucho que odiara lo que hacía, su subconsciente estaba encarcelado por su parte oscura, quien salía todas las noches y evitaba que dijera nada durante el día. Lincoln se pasaba las horas diurnas actuando con normalidad, mientras poco a poco su mente era destrozada una y otra vez por las noches.

El Lincoln en su subconsciente estaba en una celda muy parecida al cuarto en el que él y Stella habían procreado, fornicado y reproducido como conejos, solo que en ésta prisión mental sí había luz. También tenía por lo menos una cama en la que acostarse, aunque siendo un invento de su imaginación, solo era un consuelo falso. Sin embargo, ¿qué importaba que no fuera real? Muchas personas mantienen la cordura en los recónditos de la fantasía y los deseos. ¿Quién no se ha pasado la mitad de la noche pensando en cosas que les gustaría que sucedieran, cómo recibir la admiración y el respeto de los que te rodean por las cosas que te gustan o te apasionan? ¿Quién no se ha pasado veladas enteras soñando con esa persona que lo haría feliz? ¿Cuántas veces uno no sueña con ser exitoso o al menos estar contento con lo que uno realiza?

Lincoln aún no se volvía loco por el simple hecho de que en esa habitación contaba con una diferencia aún más fundamental: Contaba con un retrato de Leni en la pared, la única cosa que había podido imaginarse antes de que cualquier otra cosa interviniera en su mente.

Lincoln subconsciente estaba encerrado, pero al menos esa vez no le hacían nada más que mantenerlo calmado y obligarlo a instruir a sus retoños en lo maravillosa que era su madre. Lincoln había dejado de intentar detener a su yo oscuro, a esa parte de él que aún amaba y extrañaba a Stella y que la quería de vuelta. Esa parte no podía salir por el día, lo cual seguía siendo un alivio, pues Lincoln era incapaz de pensar en otra cosa peor que le dijera a su familia que quería hacerle una visita a Stella. 

De hecho, la única razón por la que su yo oscuro no había partido en busca de su amada era porque el Lincoln subconsciente seguía intacto, impregnado en la parte más protegida de su cerebro. Sin embargo, incluso esa parte decaía. Lincoln no podría resistir mucho tiempo. Se daba a sí mismo un mes para evitar todo aquello, si es que sus hijos no lo hacían primero.

Todo ese asunto era una locura, pero justo cuando empezaban los treinta días de cuenta regresiva, Lincoln recibió cierta ayuda de parte de unas de sus hermanas, quienes habían detectado y querido intervenir en esos cambios que tenía. Porque por primera vez, al darse cuenta de que la casa no estaba tan pendiente de él, su yo oscuro salió durante el día, llamando a sus niños para enseñarles unas cuantas cosas más. 



Las cosas en la casa Loud se habían salido un poco de control en los últimos tiempos, pues había pocos cambios que presenciar, y, por lo tanto, más tiempo para ellos mismos. Luna tuvo un día tranquilo, ya que solo tuvo sexo con Sam unas dos horas en la habitación de la rubia. Ese era su plan... Hasta que los padres de Sam se fueron. Luna estaba apunto de irse, cuando los padres de su novia, sin tener ni idea de lo que pasaba, anunciaron que tenían que irse. En cuanto cerraron la puerta, Sam le dio una nalgada tan fuerte a Luna que su mano dejó su marca por más de una semana. Arremetió contra su novia y la besó con pasión y lujuria, respirando fuertemente, gimiendo y juntando su lengua con la de Luna. Ambas tenían las lenguas tan largas que casi se ahogaban al meterla en la garganta de la otra. Como los padres de Sam no volvieron hasta la noche, las dos lesbianas disfrutaron del voluptuoso y sexy cuerpo de la otra hasta el anochecer. 

Lori casi rompe a Vanzilla al manejar a toda velocidad hasta la ciudad, donde había quedado con Bobby, y luego nuevamente al montarlo con la habilidad de una profesional. Bobby, consciente de la mentalidad de su futura esposa, llevó seis cajas de condones, todos con diez de los anticonceptivos envueltos dentro. Sin embargo, Lori acabó con todos ellos en menos de dos horas, haciendo que Roberto Santiago se preguntara para qué se había gastado todo ese dinero, pensando cuanto podría aguantar antes de caer inconsciente, y en nombres de los niños que sin duda Lori había concebido muy felizmente ese día.

Ryan no pudo soportar las mamadas de Lynn, por lo que se llevó tantos juguetes como pudo, sin tener en cuenta de que Lynn se aburriría de ellos y quisiera hacer una competencia con su novio: Si lograba correrse menos de treinta veces antes de que ella lo hiciera cien veces, lo dejaría correrse fuera. Si fallaba, Lynn esperaba tener a sus hijos de la misma edad de Lori. El búnker de Lisa tenía cámaras que veían la acción que ocurría dentro. La científica no miraba con nada de lujuria a la deportista y a su amante, sino con la mirada de sincero interés y evaluación, pues le interesaba saber las habilidades reproductivas a las que había logrado evolucionar la humanidad. Evidentemente, Ryan perdió, por lo que Lynn le susurraba con lujuria cuánto quería tener a sus hijos.

Luan no tuvo tanta consideración, pues se acostó con Benny en su propio cuarto y no lo dejó ir aún cuando ella supiera que eran vistos por Lana y por Lola, quienes, interesada y asqueada respectivamente, no pudieron irse del armario en que estaban ocultas por curiosas, y ninguna podía apartar la vista de la sesión de amor en la que Luan recibía descarga tras descarga en su útero de parte de su novio, dando así inicio al interés sexual en la vida de las gemelas.

Incluso sus padres estaban en lo suyo, aunque afortunadamente, a Rita se le habían acabado (por fin) los ovarios en su cuerpo. Fue por eso que Rita no tenía puesto nada cuando su marido entró a su habitación esa tarde. Ambos disfrutaron de un día que apenas habían tenido desde hacía tiempo. 

Mientras todo eso ocurría, Lily simplemente hacía su tarea, pues no estaba interesada en nada de lo que ocurría... por el momento. Al igual que Lori, tenía interés en alguien de la familia Casagrande, por lo que no tenía nada que hacer por el momento. Sin embargo, la sangre se le iba a la cara cuando alcanzaba a escuchar a alguien de la familia teniendo sexo con sus parejas, quienes intentaban hacer el menor ruido posible, contrario a las intensas acciones que llevaban a cabo. Lily estaba muy tentada de toquetearse ahí abajo, pero se resistía a la sangre de su familia, que muy caliente corría por sus venas, siguiendo el ejemplo de su segunda hermana mayor.

Leni era la única que no tenía interés alguno en lo que pasaba a su alrededor, ya que ella había conseguido escapar de su destino. No dudaba de que eventualmente caería, pero ese día no era hoy. Lincoln parecía estar debatiéndose consigo mismo en su cuarto, aprovechando que casi toda la familia estaba cogiendo con sus parejas. Lucy estaba junto a ella, la única de las hermanas que había resistido con éxito al deseo y siguiendo el ejemplo de Leni y Lily. De esa manera, la gótica mantuvo su virginidad un tiempo más. Su hermano estaba en problemas, y necesitaba su ayuda. Adentro del cuarto de su hermano oían las voces de sus sobrinos, quienes hablaban con los más pequeños de manera de que los pudieran entender. 

Lucy y Leni habían acordado que ese día iban a hablar con Lincoln para solucionar sus secretismos de una vez por todas. Y más aún, para saber las razones por las que involucraban a sus sobrinos. Con los nervios en punta, e ignorando los diferentes gemidos alrededor de la casa, ambas escucharon a través de la puerta.

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