Parte 13: Las posibilidades

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Lincoln pasó varias semanas que, por fortuna, fueron bastante normales. Solo tuvo clases y ayudó a sus hermanas en sus actividades, además de pasar el tiempo con sus amigos. Aún no les contaba que tenía la intención de encontrar a su admiradora secreta, pero no tenía mucho interés en buscarla tan pronto. Pensaba esperar un poco más antes de intentarlo de verdad.

Por eso se sorprendió mucho cuando, unas dos semanas después de que el albino tuviera su plática con la gótica, recibió otra carta de amor. Lincoln estaba bastante ocupado hablando con Zack y Rusty, cuando abrió su casillero al final de un día de clases, y de él cayó un sobre con un sello en forma de corazón. Lincoln se puso rojo y la vio sin poder creérselo. 

- No puede ser, ¡otra carta! -exclamó Rusty- ¡Esto va en serio, amigo!

- Hablemos de esto después, ¿de acuerdo? -suspiró Lincoln- Quiero pensar esto muy bien. ¿Todos pueden salir?

- Sip.

- Eso creo.

- Clyde, necesitamos discutir esto. Hoy no tienes que salir con Chloe, ¿verdad?

- Nop, estoy libre.

- Yo no -se lamentó Zack- Yo sí tengo una cita, creo que no los podré ver, chicos. 

- Vamos, sales casi todos los días con ella, puedes tomarte un día libre para estar con nosotros.

- En serio lo siento, chicos, pero en serio quiero estar con ella, y sí que quiero salir con ustedes de vez en cuando, pero en esta ocasión le toca a ella.

- Pero...

- Oigan -les dijo Stella- Si quiere estar con su novia, esa es su decisión. Llegará un momento en el que superará esa fase y sabrá distribuir el tiempo entre ella y nosotros. Es solo que, por ahora, ella tiene prioridad.

- Prometo que iremos a algún sitio el fin de semana, hoy es jueves después de todo. 

- Yo digo que no hay problema -dijo Clyde, sonriendo- Que tengan una buena cita.

- Gracias, amigos. Son los mejores.

Justo en ese momento le vibró el celular. Zack respondió y sonrió.

- Sí, Tania, ya voy, solo me despido de mis amigos. En un minuto estoy ahí.

Zack se fue, feliz de la vida. De modo que era casi como la otra vez, solo que ahora los acompañaban Liam y Clyde.

- ¿Les parece bien en mi casa? -sugirió Rusty- Hay una tienda cerca, podemos comprar lo que queramos ahí.

Hubo murmullos de asentimiento, por lo que los cinco se dirigieron hacia la casa de Rusty. Compraron mucha botana y refrescos, junto con unas paletas heladas por si se acaloraban. Pasaron un rato hablando sobre las clases, quejándose de una tarea fastidiosa y alegrándose de que los exámenes aún estuvieran lejanos. Pero Liam estaba impaciente, ya que no había tenido oportunidad de discutir las posibilidades con sus amigos. Tenía ciertas ideas y sospechas, pero sabría si se acercaba cuando lo discutiera con los demás. Después de unos segundos de silencio, sacó a relucir el tema.

- Bueeeeeeno, ¿ya tienes a alguna chica en mente que pudiera ser tu admiradora secreta, Lincoln?

El peliblanco masticó lentamente sus papas, mientras los demás lo miraban, expectantes. La verdad era que no había pensado tanto en ello, pues primero quería intentar sacarse a Leni de la cabeza, al menos por un tiempo. Tragó, y lentamente comenzó a hablar.

- No sé... Mis hermanas dicen que puede que sea Paige, o tal vez incluso chica Jordan, creo yo, pero nadie en concreto. Pienso que tal vez alguna de las amigas de mis hermanas. Ellas dicen que no lo creen probable, pero si es alguien que no conozco, pienso que podría ser alguna de ellas. 

- Bueno, abre la carta -dijo Stella, ansiosa- Tal vez por su estilo o forma de escribir podrías saber algo más sobre ella.

Lincoln abrió la carta, y supuso que Stella tenía algún tipo de instinto femenino que le decía cosas que a ellos varones no, porque la carta se trataba de una pista entera sobre quién podría ser la admiradora secreta. La prosa estaba escrita nuevamente en computadora, haciéndole imposible dilucidar sobre nada más.

De color azabache es mi cabello,

Eso es lo que debo confesar,

Porque mis brazos alrededor de tu cuello,

Es solo una de las cosas que suelo soñar.

¿Sabrás ahora quien soy, mi amado?

Lo siento, pero no lo creo posible.

Sin embargo, tu espera no será en vano,

Porque más descripciones te llegarán de forma audible.

Después de leer la carta, todos se quedaron callados, luego Liam comenzó a hablar.

- ¿A qué se refiere con azabache?

- Color negro -respondió Rusty.

- Entonces eso descarta las dos chicas que más probabilidades tenían -murmuró Clyde, pensativo.

- ¿Alguien más tiene el cabello negro?

Como Lucy era la primera persona que se le venía a la mente que tuviera su cabello de color negro, Lincoln pensó, pues, en las amigas o similares de su hermana gótica.

- ¿Será Haiku? ¿Maggie? ¿Alguna chica que me espíe? ¿O...?

- Ay, no -Clyde se agarró sus sienes, casi como si le dolieran.

- ¿Qué pasa, Clyde? -le preguntó Rusty, alarmado.

- No... No, no es posible...

- Alto -dijo Liam, poniéndose algo pálido, como entendiendo de pronto- ¿Te refieres a...?

- Sí, creo que sí.

- Wow, wow, wow, wow, wooooow. ¿No estarán pensando en...?

- Sí, Rusty, puede que sea ella.

Stella los miraba alternativamente mientras hablaban, algo confundida. 

- ¿Qué? ¿De quién hablan?

Ninguno de los cuatro respondió. Lincoln ya lo había pensado, pero por lo inverosímil de la idea, la había descartado. Pero si sus propios amigos pensaban lo mismo...

- Stella... Recuerdas que te hemos contado de... Ronnie Anne, ¿cierto?

Stella los miró a todos, algo perdida. Claro, había escuchado historias sobre cómo Ronnie Anne había sido una amiga de Lincoln, y la chica a la cual Lincoln había profesado afecto. Lincoln no les había contado mucho, pero era bien sabido que él le declaró su amor a la latina, con una negativa como respuesta. Supuestamente ahora solo eran amigos, pero uno nunca está seguro del todo.

- Entonces es la chica que Lincoln quería y que lo rechazó, ¿cierto? Ahora vive en la ciudad.

- Ajá...

- Y supongo que su cabello es negro y es cercana a Lincoln...

- Así es, continúa...

- ¡Pero eso es imposible! -exclamó Stella- No puede ir y venir de la ciudad como si nada. Para empezar, no está cerca. En segundo lugar, alguien, quien sea, tendría que saber que ella venía, no creo que venga y que nadie en su casa supiera en donde estaba. Y en tercera, por lo que recuerdo que me cuentan, las cartas no son para nada su estilo.

- Exacto -corroboró Lincoln- Ronnie Anne nunca haría algo como eso. Y mucho menos escribiría algo así. En todo caso, si escribiera algo, sería algo así como: "Ven a verme en tal lugar a tal hora". Esto es demasiado cursi para ella.

- Está bien, Lincoln, entendemos tu punto -dijo Rusty- Pero volvemos a donde empezamos. Si no es ella, entonces... ¿Quién es?



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