Parte 12: El plan

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El albino no podía creer lo que había hecho: su peor y mejor resguardado secreto había salido a la luz. 

- ¿Por qué le habré contado todo esto a Lucy? -pensó Lincoln- Nunca se lo había dicho a nadie, ni siquiera a Clyde. Bueno... Supongo que Lucy se ganó mi confianza, aunque pienso que esto resultará en algo mucho más grande de lo que puedo manejar. Ya el tiempo dirá si fue una buena decisión o no.

Lincoln no quería recordar esas fechas en las que había intentado quitarse la vida. No había tenido el valor para decirle a nadie, pero lo que sí sabía era que Leni era la única razón por la cual seguía respirando, aún cuando ella no lo supiera. Evitó por todos los medios recordar lo sucedido. Unas imágenes pasaron rápidamente por su mente: recordó ver sangre en sus antebrazos, recordaba haberse agarrado la cabeza con desesperación, poner su cara en su almohada hasta que se le desgarrara la garganta. Recordó haber llorado hasta el punto de querer vomitar y de cómo respiraba con dificultad, mientras su corazón roto le lanzaba puñaladas una y otra vez. Y lo peor, tenía que esconderlo todo. 

Puede que sea cierto que las mujeres sean más frágiles que los hombres. No siempre es el caso, claro está, pero sin duda una mujer la tiene más difícil que los hombres. Pero una diferencia que puede pasarse por alto es que las mujeres sí que reciben mucho más consuelo que los hombres. Una chica tiene amigos, familiares, tutores de confianza, o alguien con quien pueda hablar para deshacerse de sus sentimientos negativos. A veces es pequeño el problema, a veces es mayor, pero sin importar su tamaño, una mujer tiene el lujo de contar con algo que la ayude a sentirse más tranquila. Un hombre, en cambio, no tanto. Si algo perturba a los varones, pueden hablar con alguien con tanta libertad que las mujeres, pero no se sienten tan cómodos hablando de eso. Muchos sienten que pueden ser rechazados por sentir debilidad. Es por eso que muchos chicos muestran fortaleza aún cuando no la tengan. También ocurre que si algo le pasa al hombre, éste se quedará callado, lamentándose en silencio sin querer recurrir a nadie. Desde niños se les inculca que, por ser hombres, son capaces de soportar todo, y que si algo les pasa, se tienen que aguantar. Muchos chicos se quedan en silencio ante cualquier problema, y aún cuando se les ofrece ayuda, no la aceptan.

Fue por eso que Lincoln se había quedado callado mientras aguantaba golpe tras golpe de sus intentos fallidos con Ronnie Anne. Ante su familia, les había dado a entender que no había sido nada y que ahora eran amigos. Pero en su momento, Lincoln no había cabido en sí de la tristeza que lo abrumaba. Clyde lo ayudaba, pero simplemente no le contaba todo a su amigo. Mientras el problema crecía, Lincoln se desesperaba cada vez más. Y cuando más necesitaba a su familia, menos apoyo parecía obtener. Que si le ayudaban con eso, que si hacía lo otro, que cómo iba la escuela, solo eran preguntas corrientes en esa casa. Y ni una sola sospecha de que algo le pasaba. 

Y fue cuando llegó Leni y... cambió todo. 

Sin embargo, ahora Lucy le decía que no solo tenía que olvidarse de Leni, sino que también tenía que... ¿Cómo lo había dicho?

- ¿A qué te refieres cuando dices que hay muchos peces en el mar, Lucy? ¿A que tengo que conseguirme una novia o algo así?

- Bueno -repuso Lucy, dando un bostezo- Alguien te mandó una carta, ¿no?

Lo había olvidado. Pero eso traía nuevos problemas.

- Pasaron años y sigo amando a Leni, ¿qué va a ser diferente ahora?

- Que esta chica está permitida -dijo Lucy, con tono serio- Lo único que falta es que la conozcas y que las cosas resulten entre ustedes.

- Lucy, ni siquiera sé quien es.

- No digo justo ahora, pero deberías empezar a abrirte a nuevas ideas. Lo que te puedo decir es que puedo mantener tu secreto a salvo... Mientras no hagas nada, por supuesto.

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