Parte 11: La intención

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Lincoln pensaba que solo Lori podría conducirlo a tal grado de miedo, pero tras pensarlo con cuidado, el peliblanco decidió que se estaba engañando a sí mismo. Vamos, incluso Lily podía llegar a intimidarlo cuando se ponía seria, y él lo sabía de primera mano; después de romperle una muñeca a su hermana más pequeña, la menor se había puesto furiosa. 

Por eso, cuando Lincoln vio a Lucy, no pudo evitar recordar como Lily le había gritado de esa manera. Esperaba algo más psicológico en este caso, ya que si había algo que a Lucy se le daba mejor que a las demás hermanas, eran las palabras.

- Primero que nada, perdón por ver tu álbum, pero dado que dejas tu cuarto desordenado varias veces, fue inevitable que lo viera.

- ¿En serio?

- Bueno, vi el álbum cuando limpié tu cuarto. Apenas destacaba, pero lo noté. De ahí noté la foto que habías marcado. Con un corazón.

- Eh...

- Y luego me fijé en las otras fotos que tenías. Lincoln... Leni, ¿eh?

Lincoln no abrió la boca. Sentía como un sudor frío le recorría la espalda, su respiración se volvía cada vez más rápida, y sentía que su corazón le latía a mil por hora. Tan fuertes eran sus latidos, que Lincoln sentía su pulso en las orejas. Su pecho retumbaba por el culpable órgano, responsable de toda esa situación. 

- Lucy... ¿Es mucho pedir que no le digas a nadie...?

Y entonces Lincoln presenció algo que le quitó el habla por un buen rato. Por primera vez... Lucy mostró sus ojos. Se levantó el flequillo y se lo ajustó a su cráneo con una simple diadema púrpura, a la par con sus ojos.

- Esta es la única manera en que puedas comprender la magnitud del problema, Lincoln. 

Sus ojos estaban fúricos, algo que le quitó a Lincoln el poco valor y esperanza que le quedaban. La gótica JAMÁS dejaba sus ojos al descubierto.

- No puedo creer que profeses amor hacia tu propia hermana. Entiendo que sea hermosa, pero no hay ninguna razón para ello. ¡Ninguna! ¿Me oíste? Si mamá y papá supieran sobre esto... Te descuartizarían vivo. Me dejan leer y practicar temas oscuros, pero lo que tú estás pensando supera cualquier límite que se haya impuesto. Me parece que eres consciente de todos los peligros de tus acciones, por lo que no los mencionaré. Sin embargo, espero que hagas algo para quitarte eso de la cabeza, porque no pienso dejar que esto siga...

Y así se pasó Lucy, susurrando con fiereza por casi quince minutos, sin parar. Lincoln no pensó que su hermana fuera a explotar de esa manera, pero no se lo impidió. Sus ojos al aire libre y que Lucy hablara por tanto tiempo le dieron al albino una idea de lo grave de la situación, pues eran cosas que la gótica casi nunca hacía. Pero, peor que el regaño de su hermana, Lincoln vio fuerte y claro lo que pasaría en caso de que intentara algo con Leni, y eso lo hacía sentirse desesperado y dolido. Cuando Lucy por fin se detuvo, Lincoln balbuceó al hablar.

- Mira, Lucy, soy muy consciente de que todo lo que siento es malo. Tal vez no me creas, pero es cierto. Por algo es que no he hecho nada, y eso que llevo sintiendo esto desde hace años...

Fue ese hecho, todo ese tiempo sufriendo, lo que hizo que Lucy se sorprendiera y lo dejara hablar.

- No sé cómo rayos he conseguido que nadie lo sepa por tanto tiempo, y más cuando yo mismo sentía que no hacía un buen trabajo. Pero no te voy a desmentir, estoy de acuerdo contigo. El problema... es que este estúpido corazón no la deja ir. Por más que quiera, no la puedo olvidar. ¿No te ha pasado que te confiesas y nada funciona? ¿Qué a pesar de tus esfuerzos, de tus cambios, de que te vuelves una mejor persona, de que haces todo por esa otra persona y al final nada resulta? Eso me pasó. Y luego... Llega una maravillosa persona y te compone el corazón. Yo me sentía tan mal que incluso la idea del suicidio me recorrió por la mente... De hecho, hubo tantas cosas que me pasaron en una época, que se me hace increíble que nadie lo sepa...

Eso era nuevo para Lucy. ¿Suicidio? Le entró miedo.

- Y sólo resultó que esa persona que me salvó fue Leni. Ella tampoco sabe lo que me pasó... Lo que me hice. Pero aunque ella no lo sepa o no lo recuerde, me ayudó, sin importar lo que me pasara. Y me salvó mucho más de lo que ella jamás supo. Leni nunca supo que ella fue la única razón por la cual no me quité la vida. Pero... Después de tanto tiempo sin nada para mí... Siento que esas ansias vuelven...

- Lincoln...

Lucy pensaba que la iba a interrumpir, pero el peliblanco no lo hizo. Eso le dio incluso más miedo. Había entrado para hacer entrar en razón a un muy probablemente enfadado hermano mayor, no a un temeroso amor enjaulado... y conscientemente.

- En serio... la amas, ¿verdad? No es trivial, ni deseo carnal, ni algo pasajero...

- Lucy -Lincoln se oía exasperado- Solo quiero estar junto a ella. Que ella me vea sin temor y aún así me siga queriendo. No tiene que estar conmigo, solo quiero que lo acepte y pueda amarla en paz. 

Lucy no sabía qué decir. Su enojo no se encontraba por ningún lado. No pensaba ayudarlo, pero... no iba a desvelar el secreto. Si de algo estaba segura, era de que su hermano había sufrido. Y ella entendía muy bien lo que era resguardarse algo para sí. Ella no quería sufrir ni que nadie más lo hiciera tampoco. 

- Lucy... Tú sabes cómo se siente el dolor, ¿no? Dime cómo le hago para quitarme esto de adentro, por favor... Ya no quiero sufrir más, te lo suplico. 

- Oh, no -pensó Lucy- ¿Qué es lo que hago?

Lincoln se caía lentamente de rodillas, llorando desconsoladamente. Lucy no sabía qué hacer. No podía ayudar a su hermano con sus sentimientos, pero tampoco podía simplemente dejarlo a su libre albedrío, no después de saber que Lincoln no simplemente fantaseaba con su hermana, sino que era un amor puro y sincero. Además... Ella sabía que Lincoln no mentía sobre su intento de suicidio. Y la asustó que nadie lo supiera. Eso significaba que podría hacerlo cuando quisiera y nadie tendría ni la más remota idea de que se estaba haciendo daño.

No podía hacer ninguna de esas dos cosas, pero... Siempre estaba la opción C.

- Lincoln, no sé si pueda ayudarte. Pero siempre hay alternativas, ¿no crees? Hay muchos peces en el mar.

Lincoln levantó la vista, ansiando una respuesta al suplicio en su pecho. Lucy tenía la intención de evitar cualquier cosa que atrajera a su hermano a cualquiera de los dos caminos. Es por eso que lo daría todo por ir en el camino del medio. Apostaría por esa diminuta ranura que podría ser la única salvación del peliblanco.

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