Parte 45: El control

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Leni estaba completamente arrepentida de su reacción cuando Lincoln le profesó su amor. Le dolía haber dejado a su hermano solo por tantos años, y quería hacer algo para enmendarlo. Sin embargo, ella habría sido la primera en decir que sacrificarse por sus sobrinos no era la solución. No obstante, simplemente no podía quedarse quieta cuando no todas las personas estaban a salvo, y menos cuando se trataban de inocentes niños, cuyo único pecado había sido nacer. Leni se sentía muy mal por abandonar a su familia de esa manera, y aún más cuando era muy posible que dejara de verlos para siempre, pero su instinto le decía que debía hacer algo. Su corazón nunca la dejaría en paz si dejaba a esos niños a su suerte.

La modista quería saldar todas sus cuentas con Lincoln; aún cuando ponía su vida en peligro, Leni haría lo que estuviera en sus manos para que todos salieran de ahí... Aunque ella no lo consiguiera.

Lentamente, fue acercándose a la habitación en la que estaba Stella. Leni estaba segura de que el orgullo de Stella la llevaría a ubicarse en la misma habitación en la que la morena había abusado de Lincoln, por lo que se dirigió hacia la habitación en la que casi todos los secretos habían sido revelados.

Había múltiples mujeres que hacían guardia por doquier, alrededor de todos los edificios contiguos y a varias manzanas a la redonda. Sin embargo, ninguna de ellas sospechó de la chica rubia que portaba una pistola y una macana en sus bolsillos, por muy cubierta que estuviera. Ser modista tenía sus ventajas, pues con solo una ojeada, Leni identificó el típico atuendo de las guardias, por lo que sus intenciones e identidad pasaron desapercibidas. Esperó hasta que todas las miradas estuvieran en otra parte y se infiltró en la casa, y de ahí, a la habitación de Stella.

Hubo un momento en que Leni se sintió atrapada, pues en la habitación estaban sus ocho sobrinos. Ninguno de ellos parecía estar siendo controlado, pero Alex, Mira y Nora casi la delataban. Nada más entró, Leni vio como ellas tres abrían las bocas para gritar, pero los otros cinco vieron que era su tía. Se abalanzaron sobre las tres controladas y las inmovilizaron como pudieron.

En condiciones normales, Stella pudo haber descubierto todo desde antes. Pudo haber sabido que Leni iba por ella, pudo haber detectado las intenciones de sus hijos, pudo haber leído la mente de cualquier otra persona y saber lo que iba a pasar, pero Lucy, Lori, Lynn y Lisa ocupaban cada centímetro de su mente con la pelea. La única razón por la cual Stella seguía consciente era porque era su propia mente la que era atacada. Sin embargo, justo cuando las cosas giraban a su favor y lograba que las cuatro hermanas retrocedieran, las luces se apagaron en su cabeza y se desmayó. Sin poder entender de momento lo que ocurría, las cuatro hermanos regresaron sus consciencias a sus respectivos cuerpos.

Leni, viendo que su enemiga estaba distraída, aprovechó el momento para soltarle un golpe a Stella con la macana. Stella no pudo resistir el golpe y se desmayó. Leni, sabiendo que solo tenía unos pocos minutos para terminar su trabajo, indujo a sus sobrinos a irse.

- ¡No! ¡Mamá! ¡Noooooooo!

No había forma de que Mira o Nora se resistieran a Rachel y a Jasmin, pero Ken hizo acopio de toda su fuerza para evitar que Alex se quedara junto a su madre. Sarah y Kate no tuvieron más remedio que ayudar a su hermano para arrastrar a la hermana mayor de esa habitación. No era mucho, pero al menos lograron que Alex dejara de resistirse. Leni las siguió lo mejor que pudo. Se volvió a poner su disfraz y se acercó a una de las guardias.

- Hay una infiltrada dentro de las instalaciones. Voy a custodiarlos hasta la zona este. El lugar no es seguro, ¡registren la zona!

- Enterada. Pero, ¿dónde está tu walkie-talkie?

- No estoy autorizada para mandar mensajes, y la jefa me pidió que avisara como pudiera de inmediato. ¡Ahora corre!

- Hecho.

Leni se dirigió hacia la zona que indicó, sabiendo que todos se alejarían para mantener a los hijos de su jefa a salvo. Ya se habían registrado ataques, pero toda la información mandaba a las prisioneras lejos de la zona. Ahora al menos un tercio de las mujeres que escaparon de prisión estaban fuera de combate.

Leni veía que se acercaban al lugar en que todos sus familiares y conocidos, lugar que podría ser la salvación de todos. Sin embargo, justo cuando unas cuantas personas salían de esa habitación para verlos, Leni sintió un intolerable dolor en su cabeza y cayó. Sus sobrinos se detuvieron para ayudarla, pero las tres rebeldes se retorcieron y los obligaron a detenerse. Los adultos llegaron para ayudarlas, por lo que solo faltaba Leni para poder escapar de ese lugar. Sin embargo, nadie supo porqué Leni se negaba a seguirlos. La rubia se agarraba la cabeza, gimiendo de dolor, en un intento de evitar gritar. Las hermanas Loud intentaron calmarla, pero varias presas se acercaron por todas partes, pues ya había pasado mucho tiempo sin que nadie recibiera órdenes de la jefa.

- Debieron de checar a Stella y la reanimaron -pensó Lisa- Ahora las envió a la zona que no hubieran revisado y vienen por nosotros.

Lo que no se esperaba fue que, en cuanto las prisioneras se acercaron, y los demás se subían a los autos disponibles, Leni se acercó a sus enemigas.

- ¿Leni...? -preguntó Lucy, confundida- ¿Qué...? Oh, no...

- ¡SAL DE ELLA, STELLA!

Leni sonrió maliciosamente y se detuvo. Lincoln la veía con miedo, desafío, tristeza, dolor y anhelo, todo a una vez.

- Ven tú por mí, y lo haré -susurró Steni, golosa.

Todos quisieron detenerla, pero las guardias ya estaban hartas de ser tratadas como idiotas. Levantaron las armas y apuntaron con ellas a todo el equipo Loud. Nadie se movió.

- Diría que disparen, pero lo impedirías, ¿verdad, Lincoln? Sé que ahora tienes poderes, igual que yo.

El albino se sorprendió de lo rápido que Stella se había acostumbrado a la idea de que ahora él también podía intervenir en las mentes de otros. 

- Sal de su mente, Stella -repitió Lincoln.

- Ven conmigo, y lo haré -repuso Stella.

Lincoln sentía que todo por lo que había luchado pendía de un hilo. Por unos instantes, nadie se movió, y cada persona se quedó mirando a alguien, a la espera.

Y de repente, un fuerte ruido se oyó por todas partes. Una potente luz iluminó la casa. Las guardias que esperaban por toda la manzana vieron con claridad como la barricada que habían construido era destrozada por los Merian. Los padres y tíos de Stella, después de años de ser controlados, por fin lograron resistirse a la influencia de Stella. En parte fue el ataque de Lucy, el golpe de Leni,  el escape de todos, y las diatribas de Lincoln; pero al final, los Merian por fin lograron rebelarse. Y cuando se dieron cuenta de que algo se acercaba, fueron ellos los que destruyeron la barricada. Lincoln había pedido un momento a solas mientras los demás arriesgaban sus vidas para llamar a los refuerzos.

Los amigos que Lincoln había hecho en su infancia nunca lo abandonaron, era solo que Lincoln se había aislado mucho desde que Stella hizo su primer movimiento. Sin embargo, siempre estaban a la espera de ayudar a su amigo; el enlace que los mantenía juntos nunca fue afectado.

Clyde, Zack, Liam y Rusty llamaron a todas las estaciones policíacas que pudieron, pues había múltiples mujeres a la fuga. Más de trecientos oficiales rodearon todos los edificios que pudieron, acorralando a todas y cada una de las edificaciones que estaban (por el momento) bajo el control de Stella y sus lacayas. Los cuatro amigos del peliblanco entraron en medio de todos para ayudar. La batalla por la libertad había comenzado.

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