Parte 44: La separación

195 28 7
                                    

La liberación de los Loud y los visitantes fue todo un éxito. Lincoln logró noquear a varias de las guardias con sus poderes psíquicos, los cuales, conforme avanzaba, se iban fortaleciendo. Su familia se extrañaba de ver la forma en la que Lincoln solo cerraba los ojos unos momentos, y luego las mujeres que estuvieran en las habitaciones caían inconscientes, pero no preguntaron nada. Lincoln se metía en las mentes de las guardias y las vencía en cuestión de segundos, pues ninguna de esas mujeres había sido invadida mentalmente en sus vidas. 

Lincoln no tenía ni idea de cómo le harían para escapar, pero de algo estaba seguro: necesitaban más ayuda. No podía estar seguro de que lo que pensaba fuera a funcionar, pero valía la pena intentarlo. Todas sus hermanas, sus padres, Bobby, Benny, Ryan, Sam, Pop Pop y Myrtle, estaban con él. Los guió hacia una habitación vacía, y les pidió que guardaran silencio.

- Miren, no estoy seguro de nada de lo que estamos haciendo, pero tengo que intentar algo. Necesito que hagan lo que les diga, ¿de acuerdo?

Nadie se quejó de nada. 

- De acuerdo, no hay tiempo que perder. Bobby, Benny, Ryan, papá, Pop Pop, monten guardia y griten si alguien entra. Lucy, quédate con Lori, Lynn y Lisa. Que ellas te apoyen si necesitas ayuda, pero preciso que encuentres a mis hijos. Creo que ya estás algo ligada a sus mentes. 

Para cualquier otro presente en la habitación era impensable encontrarle sentido a esa frase, pero Lucy asintió de inmediato. Le hizo unas señas a Lori, a Lynn y a Lisa; y las tomó de las manos en un círculo. Lincoln, ahora consciente de lo que su hermana gótica era capaz, envió a Lucy junto a las hermanas que más sabrían usar sus mentes a su favor para traspasar las defensas en la mente de Stella: Lynn atacaría con su fuerza bruta, Lori era alguien con autoridad por naturaleza y destrozaría los intentos de Stella de controlarla, y Lisa crearía más máquinas de las que pudiera imaginar, por lo que se defendería con éxito. Pocos segundos después, los ojos de las cuatro se pusieron en blanco y entraron en el mundo de los sueños. 

- Bien, ahora... Mamá, Luan, Lola, Lana: sé que es peligroso, pero creo que pueden encontrar a Vanzilla y...

- Déjalo en nuestras manos, Lincoln -replicó su madre- No por ser mujeres nos vamos a acobardar. Además, estamos preparadas.

Las cuatro mujeres tomaron las armas que habían encontrado. No eran para nada adeptas a tales instrumentos, pero aprendieron rápido. Lola y Luan tenían muy buena puntería, y Rita haría lo que fuera para proteger a sus hijas. Además, sabían que el viaje no sería tan peligroso una vez que hubieran entrado en Vanzilla.

- Nosotras podemos deshacernos de las cámaras, sabemos como destruirlas sin que nos vean -dijo Luna, señalándose a sí misma, a Lily y a Leni.

- ¿Y eso? -se sorprendió Lincoln.

- No es la primera vez que evitamos ser vistas por las cámaras, Lincoln -sonrió Lily, satisfecha de sí misma- Y ya que nos hemos deshecho de varias prisioneras, ya podemos sorprenderlas si se necesita. 

- Pero... 

- Ya es muy tarde para pensar en las edades, Lincoln -dijo Luna- O hacemos algo, o todo acaba.

Con eso, la rockera y la menor salieron disparadas. Lincoln estuvo a punto de llevar a cabo su plan, pero una mano en su hombro lo detuvo.

- Lincoln... Sé que todo es muy peligroso, y tal vez sea la última vez que nos veamos, así que... Tengo que hacer esto antes de irme...

Leni, llevada por un impulso, besó a su hermano. Lincoln no se esperaba para nada esa interacción, por lo que no se movió. Los presentes giraron las cabezas, asombrados por lo que estaba pasando. Leni se separó y huyó tras sus hermanas antes de que su padre le dijera algo. Lincoln sentía a su corazón palpitando con violencia, su cara se ponía roja, y se quedaba estático por la emoción, sin entender cómo rayos todo había escalado tan rápido. Luego, sabiendo que el tiempo apremiaba, desconectó su mente de su cuerpo y divagó por los mares de la mente.

Y llegaste túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora