Parte 41: La retirada

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Ken, Rachel, Sarah, Kate y Jasmin se mantuvieron recostados en la parte trasera de Vanzilla. Se los llevaron consigo en el auto familiar, pues no podían dejar a los pequeños solos. Rita condujo lo más rápido que pudo por las calles, evitando por muy poco la multa por exceso de velocidad. Despertando, Lynn Sr., Luan, Benny, Lana, Lola, Lisa y Lily eran informados por Lucy de todos los acontecimientos de las últimas horas. Hubo muchos que no creyeron del todo la historia que tuvo mini Lucy en la mente de Lincoln, pero lo que era innegable era que Lincoln ahora escapaba con Alex, Mira y Nora en busca de la liberación de Stella.

Mientras hablaban, pasaron por Lynn y Ryan, quienes accedieron a la búsqueda de los fugitivos. Por medio de una llamada, Lori informó que llegaría con Bobby lo más rápido que podía para apoyar con otro transporte. La prisión no quedaba muy lejos, pero el albino tenía demasiada ventaja. Era muy posible que, mientras manejaban, él ya hubiera causado algún daño irreversible.





Lincoln oscuro había tomado posesión definitiva del Lincoln original, aunque la contraparte negra tenía problemas para mantener el control, pues ya que todos los secretos estaban al aire, Lincoln original se debatía con uñas y dientes para escapar. Sin embargo, Lincoln oscuro aún tenía bastante fuerza, la suficiente para mantener la conexión de Stella con su hija mayor y sus dos hijas menores. Sin esa conexión, las pequeñas no habrían sabido qué hacer, por mucho que estuvieran de acuerdo en apoyar a su madre. Pero lo que Lincoln oscuro lamentaba, era que el Lincoln original hubiera tergiversado la información que les mandaban a sus hijos de en medio, perjudicando en la conexión y evitando que en el auto que robaron hubiera tres hijos en lugar de ocho. Tal vez fuera por eso que la Stella en su mente le estuviera machacando con golpes y criaturas de la noche mientras intentaba por todos los medios atrapar al Lincoln original. Este, sin embargo, tenía ya vía libre para escapar, y como era su propia mente, tenía incluso más poder que Stella, por mucho veneno que ésta tuviera aún dentro de él.

Sin embargo, por lo débil que estaba, el Lincoln original solo podía invocar a varios guerreros en lugar de poder hacerle frente a su amante cara a cara, y a duras penas era capaz de seguir intentando hacerse con el control. Sin embargo, no podía. Mientras Stella lo mantenía ocupado, Lincoln oscuro manejaba como podía a su contraparte original, usando los conocimientos que había obtenido de varios juegos para evitar que Lincoln original lo distrajera. Mientras, Stella también se mantenía ocupada. Al mismo tiempo que trataba de deshacerse del Lincoln original, instruía a los hijos que estaban ahí para que hicieran lo que debían hacer.

Al tener acceso a otra mente, Stella les había indicado a Lincoln y a sus hijos el plan: sencillo y potencialmente arriesgado, pero por lo ridículo de la idea, nadie podría haberlo imaginado. Al mismo tiempo que el peliblanco oscuro se estacionaba en la prisión, los niños llevaron a cabo el plan.




Por muy reticentes que estuvieran a la idea, los oficiales dieron permiso a los niños de hablar con su madre. La ley era muy estricta con respecto a las visitas a los presos, pues debía de haber una cita concertando la visita, y en ese establecimiento, el horario no debía de sobrepasar las tres de la tarde. Era de noche, los niños no tenían cita, y la presa en cuestión era de las peores que existían en los últimos tiempos, sobre todo considerando su corta edad. Sin embargo, debido a que las niñas insistieron, diciendo que no la habían visto en un largo tiempo, y comprobando los guardias que en verdad eran hijas de la presa gracias a unas pruebas de ADN, dejaron que pasaran. A regañadientes, quizá, pero eran unas niñas, y no había forma de que esa lunática se comunicara con ellas. Total, eran unas pequeñas, la mayor de unos ocho años. ¿Qué era lo peor que podía pasar?

Se aseguraron de que no hubiera nadie más junto a ellas, y se quedaron en la entrada, vigilando. Las niñas cumplieron su parte al mostrarse inocentes. Hubiera sido mejor con más hijos porque habrían ayudado con la siguiente fase, pero Lincoln se las tendría que arreglar solo. Dejó inconsciente al guardia que buscaba cualquier señal de que alguien hubiera seguido a las niñas, causando que otros dos guardias lo siguieran. Con un bate de los que Lynn dejaba por todas partes, Lincoln se encargó de los otros dos policías. Apurándose, ya que sabía que varios guardias más se acercarían por culpa de las cámaras de seguridad, entró al cuarto de visitas. Rompió con fuerza el vidrio que separaba a los visitantes de los presos, y el plan siguió su marcha. Los policías se acercaron y los rodearon, todos sacando sus armas.

- ¡Manos en alto! -gritó uno.

Sin rechistar en lo más mínimo, todos se quedaron quietos. Sin creerse ni un poco ese acto de inocencia, los representantes de la ley apretaron el círculo, pero antes de poder ponerles un dedo encima, varios gritos de guerra salidos de múltiples gargantas femeninas se oyeron por todo el lugar. Alertados, varios de los hombres se voltearon, pero recibieron tantos golpes en sus cuerpos, que no tuvieron más remedio que defenderse y desperdigarse. Las armas se soltaron, pero a pesar de que la cuenta de heridos subió a más de veinte mujeres, ninguna fue ascendida a mortal.

Stella, con lo que se podrían llamar "poderes telepáticos", había confundido al guardia que tenía las llaves lo suficiente para que se acercara inadvertidamente a las rejas que la resguardaban a ella. No podía ir más allá, pues las cámaras habrían detectado cualquier intento de huida. A duras penas logró convencer a los que la interrogaron sobre ese hecho que no había hecho nada más que acercarse a ver lo que le había pasado al hombre de las llaves. Le puso un repuesto que había confeccionado en el más absoluto secreto con las demás presas, prometiéndoles a las demás convictas la libertad en caso de escape.

Con las llaves en su poder, lo único que faltaba era una distracción... Que Lincoln y sus hijos llevarían a cabo. El plan se vio casi arruinado al ser menos hijos, pero al final las cosas habían resultado.

Stella tomó una de las pistolas que habían caído al suelo mientras las otras reclusas atendían a las heridas y acababan con el resto de los policías. Buscaban además armas, municiones, y vehículos extra, con el plan bien trazado en sus mentes. La telepatía de Stella, de la cual solo Lincoln tenía idea de los que estaban fuera de prisión, fue el elemento más útil que Stella desarrolló en esos años de encierro... Voluntario en su caso.

Apurándose, pues sabían que la alerta había pasado a ser local, si es que no nacional, Stella llevó a cabo la última fase de su plan: Escapar con su amado y crear un reinado con las reclusas que tomarían altos rangos en en el nuevo mundo que crearían al deshacerse del gobierno. Poco a poco ganarían más seguidores, sin duda miembros femeninos del sector terciario o de clase baja que estarían hartos de un mundo que las menospreciaba. Lo único que necesitaban era encontrar un lugar seguro y un medio para comunicar sus ideales. ¿Lo mejor de todo? Libertinaje, donde todos podrían hacer lo que quisieran, con los hombres bajo su mando y las mujeres por fin se liberarían, y obtendrían un lugar que se merecían. Ya no habría hombres que estuvieran por encima de ellas, y serían condenados a pagar por cada daño que hubieran hecho a las mujeres. Lincoln, por supuesto, se ganaría un puesto al lado de Stella, siendo el hombre que había tratado a las mujeres con todo respeto. ¿Errores? Muchos los cometían, de modo que en sus casos los castigos serían menos leves. Adiós para siempre a los maridos que golpeaban a sus esposas o a sus hijas.

Lincoln oscuro estaba ansioso por cobrar los respetos que había conseguido, y ya muchas mujeres hacían fila para crear el peor caso posible, no solo para la familia Loud, sino para el mundo entero. Un mundo en el que, en caso de formarse, solo tomaría dos años en completarse: El dominio opresivo de la mujer, la esclavitud aprobada, y los hombres tratados prácticamente como mascotas. Lincoln sería el primer hombre en ese reinado de subir de escalafón, obteniendo derecho para el peor caso posible: aumentar su descendencia en relaciones extra conyugales... O incestuosas. No era que a Stella le importara. Mientras fuera alguien de su propia sangre, Stella estaría dispuesta a dejarse seducir por cualquiera de sus hijos... o nietos... o bisnietos...

- No te preocupes, Lincoln... -susurró Stella, besando por primera vez en mucho tiempo a su amado- Nuestro reinado está a punto de comenzar.

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