Parte 38: El escape

231 29 13
                                    

Lincoln durmió hasta tarde esa noche. No solo porque estaba algo asustado por todo lo que estaba ocurriendo, sino porque la intrusión de Lucy en su mente y la batalla mental entre la gótica y la morena lo habían dejado agotado. Lucy se sorprendió cuando su hermano le contó que el Lincoln oscuro era en verdad él en su propia mente. Luego Lucy habló sobre como la contraparte malvada del albino tenía planeado saludarla a ella como viejos camaradas, pero Stella había irrumpido. Lincoln escuchó todo, sin ser capaz de interrumpir.

Lucy se encontraba en esos momentos viendo a su hermano acostado en la cama, pues su mente estaba expuesta a las inmersiones de otros seres, no solo a la mente de Stella. Era cierto que la más peligrosa de las amenazas era Stella, pero no por eso Lucy quería tener que lidiar con Chtulu o algo por el estilo.

La gótica se mantenía alerta por si algo pasaba, pero no fue hasta que escuchó cierto ruido que sonaba a forcejeo, que se apartó de su hermano. Su familia estaba exhausta después de tener sexo por varias horas seguidas (los que aún estaban en la casa al menos), por lo que ni siquiera los pocos que estaban presentes pudieron ayudar. Lucy se acercó rápidamente al sonido, y se encontró con una escena espeluznante. Con los ojos en blanco, una sonrisa satisfecha y con una fuerza antinatural para sus tamaños, Alex, Mira y Nora trataban de huir de Leni, quien seguía vigilándolas. Ken, Rachel, Sarah, Kate y Jasmin intentaban detener a sus hermanas, pero al estar casi bajo hipnosis, el impedimento del físico humano desaparecía. Pero de repente, los tres hijos que querían rescatar a su madre gritaron de dolor. En su cuarto, Lincoln también gritó. Lucy se detuvo, dudosa, pero al ser más personas, decidió quedarse con sus sobrinas. Lucy quiso hacer otra inmersión, pero no hizo falta. Stella se veía por completo en los ojos de las tres hipnotizadas.

- ¿QUÉ ES ESTO? ¿CÓMO RAYOS NO LOS TENGO A TODOS BAJO MI CONTROL?

Lucy vio que Stella había llegado tan lejos como para controlar unas mentes que no habían estado del todo bajo su control. La mayor y las dos menores de sus sobrinas no parecían oponer resistencia, pero, ¿por qué no todos? La respuesta a esa pregunta llegó justo entonces.

- Lincoln... ¿Tú lo has hecho? Te interpusiste en el control de algunas de nuestras hijas, ¿no?

El Lincoln oscuro quiso excusarse con algo, pero Stella lo calló de un golpe.

- ¡TE DIJE QUE TENÍAS QUE ASEGURARTE DE QUE EL LINCOLN ORIGINAL NO HICIERA NADA, INÚTIL! ¡AHORA SOLO TENEMOS A TRES SEGUIDORES EN LUGAR DE OCHO!

Incluso en su estado más vulnerable, Lincoln se había resistido. Leni veía todo con cara confundida.

- Te explico luego, Leni -dijo Lucy, apurada- Solo tenemos que...

Lucy recibió una repentina oleada de electricidad en su cuerpo. ¿Cómo rayos era que Alex tenía un taser policial con ella? Lucy cayó cuan larga era en el suelo; las convulsiones recorriendo todo su cuerpo. Los cinco hijos restantes estaban en el suelo, intentando alejar a la voz imperiosa de su madre en sus cabezas. Sin embargo, Stella no consiguió entrar en sus mentes. Lincoln había hecho lo posible para enseñarle aunque sea a algunos de sus hijos que debían evitar que Stella escapara. Logró mediante miradas y expresiones que algunos de sus hijos dudaran, algo que Alex, Mira y Nora ignoraron, pero que alcanzó a afectar a Ken, Sarah, Rachel, Kate y Jasmin.

Siguiendo órdenes, Alex tomó a Mira y a Nora con ellas y se dirigió al cuarto de su padre. Harta de siempre tener que sufrir las ocurrencias de Stella, Leni puso cara de enfado y se acercó a sus sobrinas. Viendo sus intenciones, Alex blandió el taser, obligando a Leni a detenerse. Sin más, Mira y Nora comenzaron a gritar la frase una y otra vez.

- ¡Oni-chan! ¡Oni-chan! ¡Oni-chan! ¡Oni-chan! ¡Oni-chan! ¡Oni-chan! ¡ONI-CHAN!

Justo cuando Leni iba a tomar el taser y detener toda esa locura, una mano detuvo su brazo. Sorprendida, Leni hizo un alto. Lincoln tenía los ojos en blanco igual que sus tres hijas, con una expresión furiosa en su rostro.

- ¿Lincoln? ¿Qué estás...?

Leni recibió un golpe en su cara. Cayó en el suelo. Y antes de poder levantarse, una patada le pegó justo en el mentón, noqueándola casi al instante. Antes de perder la consciencia, Leni miró hacia las escaleras una última vez. Lincoln cargaba a Mira y a Nora, mientras Alex los seguía con paso firme. A pesar de que era menos gente de la planeada, Stella supo que tenía a la gente suficiente para escapar. Leni cayó inconsciente.




Minutos después, Lucy se vio librada de la parálisis. Sus cinco sobrinos restantes seguían sujetándose sus cabezas, acosados por la voz de su madre. Lucy tocó uno a uno sus cráneos, e invocó un escudo que los protegería... de momento. Mientras más cerca estuvieran de Stella, más fuerte sería el embrujo, pero tal vez no tuvieran opción. Despertó como pudo a todos los demás miembros de la familia, incitándoles que llamaran a todos los demás y que trajeran refuerzos, de ser posible. Era muy posible que Stella contara con la ayuda de otros presos, y no solo de sus hijos. Cuando se cercioró de que todos acataban sus órdenes, Lucy se fue hacia donde estaba el inconsciente cuerpo de Leni.

Llamó a su hermana, lo que le llevó casi diez minutos conseguir. La modista no supo muy bien lo que había ocurrido, pues en cuanto despertó, Leni se levantó, confundida, con lágrimas en sus ojos. La modista serenó su mente y vio a la gótica.

- ¡Lucy! ¿Dónde están las niñas? No pude detenerlas, y Lincoln...

- Lo sé, lo escuché. Leni... Tenemos que salvarlos. No podemos dejar que Stella lo vuelva a controlar. Si Lincoln pasa aunque sea una hora con Stella, puede que no lo recuperemos nunca...

- ¿Por qué ahora, y no antes, en esos seis años de encierro? -cuestionó Leni.

- Porque el efecto de su transformación será mucho más potente después de mucho tiempo sin influencias. Encontrar algo después de un largo tiempo de perdido afecta más que nunca haberlo perdido en un principio.

Leni se levantó con dificultad. En esos escasos minutos recobró un recuerdo. Un recuerdo de hace mucho tiempo. Y supo entonces las razones por las cuales Lincoln se había enamorado de ella. Y la idea de perder a su hermano, la idea de que ya nunca volvería a ver ese rostro que tanto quería, penetró en su corazón. Los sentimientos que ella misma se ocultó incluso antes de que Lincoln cayera ante ella volvieron con fuerza renovada. El mecanismo de defensa de su mente desapareció y Leni supo que su corazón le pertenecía a Lincoln.

- Hay que detenerlo. Pase lo que pase, no puedo dejar que Stella lo tenga. Aunque yo me muera... Recuperaré a mi hermano.

Concordando que todos se reunirían a unas cuadras de la prisión de Zartacla, el instituto en el que habían encerrado a Stella, la familia Loud y sus refuerzos, fueron en busca de su eslabón perdido, de una vez por todas.

Y llegaste túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora