Parte 49: El sexo

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Lincoln se sentía extasiado por los eventos por los que iba a pasar unos minutos después, pero antes tenía que estar seguro de algo. Cuando él y Leni entraron a la habitación y se encerraron, libres de las vistas (presenciales) de sus hermanas, ambos se aventaron en la cama y se vieron a los ojos.

- Leni... ¿En serio quieres estar conmigo?

Leni le dio su característica y dulce sonrisa.

- Lincky... Por mucho tiempo te he querido. Al principio como a un hermano, pero... Simplemente no supe qué pensar cuando me confesaste tu amor. Creí que sería lo mejor que te alejaras... Pero cuando estuve a punto de perderte varias veces, no pude soportarlo más. Tenía miedo de que nunca más vería tus ojos... tu cabello... tu sonrisa...

Leni le tomó el rostro suavemente, mientras lo rodeaba con sus brazos.

- Pensar que pudieras irte, o peor... Que te enamoraras de otra persona, era demasiado para mí. Nunca pensé que en realidad pudiera amarte... Pero así fue. Quiero permanecer a tu lado, aunque el mundo esté en nuestra contra.

- Pero, Leni... ¿Por qué me rechazaste en primer lugar?

Leni no habló por unos momentos, hasta que por fin encontró sus palabras.

- Porque estaba asustada. Estaba asustada de que tú, de entre todas las personas en el universo, me haya deseado como cualquier otra persona. Tenía miedo de que yo te haya cambiado en una más de esas incontables personas que solo buscan a alguien por el cuerpo. ¿Acaso quería yo que te volvieras alguien superficial? No lo deseaba, pero... Luego de ver todo lo que pasaste, y que aún parecías amarme... Cambié. Vi que en serio me amabas, y eso me golpeó... Aquí.

Guió la mano del albino hacia su pecho.

- ¿Lo sientes? Mi corazón late... mucho.

El de Lincoln estaba igual. Sentía que apenas podía contenerse.

- Me amabas... Y te amé. Sé que las cosas no volverán a ser lo que una vez fueron, pero... Eso no es necesariamente malo, ¿o sí?

Leni se acercó a Lincoln. El peliblanco creía que eso era más trabajo o costumbre del hombre, pero Leni fue la que se acercó y le besó delicadamente el cuello. Lincoln sintió el suave contacto de los labios de Leni, y gimió de placer. La modista metió su mano en la camisa de Lincoln, y sintió su pecho, ligeramente torneado.

- Ya no quise contenerme más, y estoy más que feliz de finalmente tenerte en mis brazos... después de todo este tiempo.

- Siempre -susurró Lincoln.

Leni lo vio con sus enormes ojos azules, y Lincoln no apartó la vista. Ambos se miraron por unos segundos. Luego Lincoln tomó la iniciativa. Tomó el rostro de Leni y la besó en clavícula. Leni gimió ante el contacto. Lincoln subió lentamente, plantando besos en su camino. Subió hacia el cuello, en su barbilla. Luego pasó a su frente, a su mejilla, a su nariz. Quería sentir cada parte de Leni. Y finalmente, la besó en los labios. El albino seguía un poco indeciso, por lo que se separó poco después. Pero al ver que Leni no se alejaba, volvió a besarla, esta vez con más decisión. Luego, ambos por fin se desenvolvieron y se acostaron.

Lincoln atacó a Leni con un beso francés, profundo en sus gargantas. Ambos gemían en un éxtasis de deseo y pasión. Se desvistieron como pudieron, tratando de seguir besándose sin parar ni por un segundo.

- Oye... Sé que me amas por como soy, y no por mi cuerpo... Pero eso no significa que no lo disfrutes, ¿no crees? -sedujo Leni, con una risita.

Lincoln sonrió.

- Supongo que si.

Lincoln sacó su miembro, un pene tan grande y tan perfecto para una mujer, que prácticamente nadie se habría atrevido a relacionarse con él. Solo las más desarrolladas mujeres lo habrían hecho sin dudar... o que estuviera loca.

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