Parte 28: La indagación

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Después de hablar con los padres de Stella, la familia Loud se dirigió hacia su propia casa. No hubo plática, ni intercambio de ideas, simplemente todos estaban en silencio. Nada más llegaron, todos entraron, tratando de encontrar una forma de hallar a Lincoln. Las hermanas menores inmediatamente se abalanzaron sobre ellos, ávidas de alguna noticia sobre su hermano, pero no tuvieron suerte. 

Por las siguientes semanas, nadie avanzó nada en absoluto con su búsqueda. Por más que lo intentaran, nada se les venía a la mente. En varias ocasiones, Lynn Sr., Rita, Lori o Leni, salían en grupos de al menos tres personas en cualquier punto de la ciudad en el cual Lincoln o Stella pudieran haber ido, pero no tuvieron mejor suerte que la policía. Hablaron con cualquier persona que se haya reunido o relacionado con ellos, especialmente con los cuatro amigos de ambos, pero ni Clyde, ni Rusty, ni Liam ni Zack tenían idea de sus paraderos. Clyde, más que ninguno, se sentía culpable del hecho de que su mejor amigo estuviera desaparecido.

- Yo fui el que los unió, fue por mi culpa que terminaran juntos -se lamentó en sollozos el moreno- Si me hubiera quedado callado sin hacer nada, tal vez Lincoln aún estuviera aquí.

- De eso nada, Clyde -dijo Luan, quien había ido con Leni, Luna y Lynn en esa ocasión- Es posible que si nada ocurría en ese tiempo, Stella le habría hecho algo mucho peor a Lincoln, sin tener en cuenta su seguridad. Me imagino que golpes, armas o algún rehén serían las más seguras de esas opciones. Al menos un somnífero no le hará ningún daño...

- Pero cualquier otra cosa que ocupe semanas de encierro sí lo hará -susurró Clyde, aterrado.

Ante eso, ninguna de las hermanas tenía una respuesta. 

Sin embargo, al menos tenían un factor innegable que les daba esperanza: Seguían dentro de Royal Woods. Por como manejaban el dinero, los padres de Stella sabían que su hija no se había llevado mucho efectivo con ella, y por supuesto no el suficiente como para salir de la ciudad. Sin embargo, eso alzaba otra incógnita: ¿Cómo rayos le hacían para seguir viviendo? Lo único que se les ocurría a todos era que Stella obtuviera ayuda de alguna parte, pero no se imaginaban a nadie que apoyara a alguien en tal situación.

La búsqueda implacable por la ciudad continuaba y continuaba, y nadie dejaba pasar ni la más mínima oportunidad de investigar cualquier lugar o establecimiento. Sin embargo, todas las personas que afirmaban haber visto a Lincoln o a Stella esa última tarde, no los habían visto de nuevo después. Verdaderamente, la última pista estaba en la propia casa de Stella. El somnífero. ¿Significaba algo? Quién sabe.

Tal y como habían prometido, después de pasado bastante tiempo sin resultados, los padres de Stella llamaron a sus familiares para que se quedaran una temporada, pues era imprescindible encontrar a los dos jóvenes.

Así fue como conocieron a dos de los tíos de Stella con sus esposas, y con ellos fueron dos de los primos de Stella y su prima, una niña por nacer que apenas habían anunciado. Los tíos paternos de Stella esperaban con felicidad a esa nueva bebé, y aceptaron ayudar en la búsqueda para que la pronta bebé no se quedara sin la mayor de sus primas. 

Sin embargo, después de pasado un tiempo, casi todos se sentían sin esperanzas, pues ninguno de los dos aparecía. Si tuvieran al menos la más mínima noción de algo que los guiara hasta ellos, eso les daría algo de esperanza, pero no había absolutamente nada. Meses, MESES sin ninguna pista era muy desalentador. La familia Loud pasaba ahora bastante tiempo junto a la familia de Stella, sin que surgiera nada nuevo.

Al final, la búsqueda prácticamente cesó, y casi todos se acostumbraron a la idea de que solo había hijas en la familia Loud, y de que el señor y la señora Merian no tenían ninguna hija. Todos excepto Leni y Clyde. Y es que a ambos los asaltaba la culpa. Leni pensaba que si hubiera al menos intentado comprender los sentimientos de Lincoln, éste nunca habría caído en la telaraña de la demonio. Sólo esperaba que ese demonio no fuera tan súcubo todo el tiempo. Clyde odiaba pensar que había sido su culpa que ambos siquiera hubieran terminado siendo pareja. Ambos compartían el dolor, aunque muchas veces todo recaía en Leni, pues Clyde aún tenía una novia que lo amaba y lo buscaba. Leni comprendía la situación del moreno, pero eso no evitaba que se sintiera devastada y solitaria en su inútil búsqueda. 

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