Parte 46: El descanso

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Los policías cargaron con todo a las prisioneras. Hubo varios que usaron sus armas para inmovilizar a quienes se interpusieran en sus caminos. Intentaban por todos los medios evitar matar a nadie, pero varias de las balas conectaron en puntos vitales. El equipo Loud comenzó a marcharse en grupos por órdenes de Rita, quien quiso sacar de ahí a la mayor cantidad de personas posibles. Lincoln entró rápidamente en la mente de Leni y atacó con todo lo que pudo a Stella, sacándola de la cabeza del amor de su vida. Stella no tuvo más remedio que volver a su propio cuerpo.

Sin embargo, las mujeres que aún estaban presentes amenazaron a punta de arma a las personas que aún estaban con Lincoln, forzándolas a retroceder. Lincoln les gestionó que se fueran. Nadie quiso hacer caso, pero tenían pocas opciones cuando las balas volaban por doquier. Ya muchas prisioneras caían bajo el yugo del sorpresivo ataque de la ley, seguidos de los amigos de Lincoln, quienes se acercaban sin que sus cabezas fueran apuntadas específicamente. Stella les indicó a sus lugartenientes que la protegieran, por lo que se llevaron a Lincoln con ellas.

- ¡LINCOLN! ¡NOOOOOOOO!

- ¡LENI! ¡Tenemos que irnos! ¡Nos atacan! ¡Nos atacaaaaaaaan!

Leni opuso resistencia, por lo que cuatro de sus hermanas la arrastraron con ellas.

- ¡NOOOOOOOO!

Varios policías rodearon a ese grupo y los cubrieron para que pudieran escapar. Como gran parte de los rehenes ya estaban a salvo, casi tenían vía libre para actuar. Si tan solo ya no hubiera nadie bajo esas manos...

Stella ordenó a las mujeres que aún estaban junto a ella que montaran guardia mientras la morena se encargaba de ciertos asuntos. Obedeciendo, las mujeres cerraron la puerta. Lincoln sabía que Stella intentaba entrar en su mente, pero él se defendía con todo lo que podía.

- Perdiste, Stella. Ya no puedes controlarme.

- ¿Eso crees?

- Yo no creo nada. Estoy completamente seguro. Si entras en mi mente, será porque yo quiero que lo hagas. Además... Ya no todas de las presas quieren seguirte. Han estado encerradas por años, ¿todo para ser lideradas por una niña?

- No soy...

- Controlaste a algunas. Estoy seguro de que algunas te tienen rencor por dominar todo como si nada. Y en cuanto la policía llegue, me iré de aquí. Puede que la cárcel no te retenga mucho tiempo, pero al menos ya tengo lo necesario para alejarme de ti.

Stella lo miró con anhelo y furia, tratando desesperadamente de entrar en su cabeza.

- Se acabó. No hay nada que puedas hacer. Ya nunca más estaré contigo.

Stella apretó sus puños, y su rostro se contrajo de ira. Luego gritó con todas sus fuerzas, desgarrándose la garganta y tomándose las sienes con desesperación.

- ¡¿Por qué?! ¡¿Por qué no puedes amarme?! Todo esto... ¡LO HICE POR TI! ¡PARA ESTAR JUNTOS! ¡TUVIMOS OCHO HIJOS, Y PODRÍAMOS TENER INCLUSO MÁS! ¡PODRÍAMOS GOBERNAR NUESTRO REINO JUNTOS! ¡EL MUNDO ENTERO SE HABRÍA INCLINADO ANTE TI! Yo iba a hacer todo esto posible para nosotros... ¡¿QUÉ HICE MAL?!

Lincoln vio como la madre de sus hijos se desplomaba llorando. Era la primera vez que la veía tan débil, tan... frágil.

- Stella... Yo no sé qué decirte. Pero si en verdad hubieras hecho todo esto por mí, ¿me habrías lastimado? ¿Me habrías mantenido todos esos años encerrado, abusando de mí? ¿Me habrías encerrado en contra de mi voluntad, alejándome de mi familia, quedándote todo para ti sola? No me suena a que lo hayas hecho por mí, sino por ti.

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