Parte 36: La inmersión

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Lucy no se arrepentía de haber puesto a su hermano en primer lugar, ya que a su familia sí que le importaba su único hijo varón, pero en esos momentos no era posible. La gótica y la modista escucharon como Lincoln hablaba maravillas de su esposa, algo que nunca pensaron oír de sus labios. Se percataron de la increíble profundidad de las mentiras de Stella, ambas hermanas aterradas por la idea de que incluso sus sobrinos se lo creyeran y causaran algún daño irreversible.

Sin más preámbulos, ambas irrumpieron en la habitación. Los niños las miraron sorprendidos, pero a Lincoln su cabeza se le cayó en su pecho, solo para despertar y mirar todo con aire distraído. 

- Lincoln, ¿qué es lo que sucede? -preguntó Leni.

- ¿Qué... Qué pasó?

Lucy y Leni se miraron, sin saber qué decir, pues de todas las cosas que pensaron, nunca se les había ocurrido esa.

- ¿A qué te refieres?

- No... Ni siquiera yo lo sé.

Pero luego, Lucy detectó la oscuridad dentro de su hermano. La gótica dejó al descubierto sus ojos de color púrpura y se sujetó, con la diadema que ahora llevaba siempre consigo, su largo cabello negro. Lucy lo tomó del rostro y lo acercó al suyo. Lincoln se estremeció, pero Lucy no se dejó intimidar y vio directamente a través de los ojos de su hermano. En ellos, la gótica vio como un Lincoln con aura oscura trataba de ocultarse, pero el ente se enfrentaba a la más poderosa ocultista de este lado del cosmos multi-universal.

- Leni, ya entiendo todo. Necesito que me cubras, y avísame si alguien viene. Llévate a los niños.

- Claro -Leni no entendía ni jota, pero entendió lo suficiente como para enterarse de que la situación se encontraba en el área en la que su hermana menor era la experta. Leni llamó a sus sobrinos y los hizo salir, aún cuando recibiera súplicas de los infantes, pues querían ver.

Lucy abrió los ojos tanto como pudo y entró en la mente de su hermano. Su inmersión causó que los ojos de ambos se pusieran en blanco, mientras ambos se derrumbaban en el piso de forma cómica hasta que Lucy volviera.

Una pequeña Lucy, su versión chibi, apareció de improviso cayendo del cielo en el subconsciente de Lincoln, pues el poder de Lucy, aunque el mejor, apenas tenía cabido en ese lugar. La gótica cayó como Avenger y comenzó su viaje al centro de la mente de Lincoln. Lucy caminó lo más rápido que pudo con las cortas piernas que le había concedido ese lugar a través del suelo afelpado. Mirando a su alrededor, Lucy fue viendo cosas que habitualmente su hermano pensaría en un día normal hacía tanto tiempo: comida, sus amigos, la escuela, cómics, videojuegos y (tuvo que admitir el descaro de su hermano) versiones sensuales y atrevidas de las chicas que solían ser sus compañeras de clase. Caminando a fondo, Lucy vio cosas que ocupaban los pensamientos de su hermano en días más recientes, menos coloridos y alegres: encierro, instrumentos corrientes, pero usados como tortura, y versiones aterradoras o exageradas de Stella. También estaban sus padres, hermanas e hijos, pero de un modo dejado más de lado. La luz se iba haciendo gradualmente más débil y tétrica, hasta que prácticamente desapareció por completo. La única razón por la que Lucy alcanzaba a ver era porque estaba más que acostumbrada a esa clase de iluminación. 

Después de pasar unas últimas y diminutas motas de pensamiento que involucraban las necesidades básicas, Lucy llegó a donde creía iba a estar ese Lincoln oscuro. Una fortaleza enorme cubría casi todo su campo de visión. Esa guarida, sin duda alguna proveniente de algún videojuego ambientado en algún castillo (probablemente Castlevania, o Ghosts and Goblins), mostraba su siniestra gloria. Varios cuervos y buitres la vigilaban desde el techo, pero ella los miró con indiferencia, sin ninguna muestra de asco o de miedo. Al intentar abrir la puerta, se dio cuenta de que por culpa de su diminuta estatura no podía alcanzar la cerradura. Saltó, se columpió y escaló como pudo. 

Tras mucho esfuerzo, logró forzar la cerradura. Las cadenas que la sostenían cayeron y la dejaron pasar. Dentro de la fortaleza había un dragón con la cara de Stella, el cual trató de chamuscar a la tierna Lucy, quien abrió los ojos y gritó de forma adorable cuando su diminuta yo huía de las llamaradas del dragón. Después de veinte largos minutos, en los que Lucy trataba de pedir ayuda como fuera, finalmente llegaron los refuerzos. La caballería pesada arribó, pues la entrada a esa oscura intrusión por fin estaba abierta.

Un Ace Savvy gigante, el caza fantasmas de ARGGH, el cazador de piratas, un hombre hecho de LEGO, Lionel Messi, El poderosísimo Shaggy, Bowser, Master Chief, El Rey Helado, Mordecai, Amatista, Cosmo, Dexter, Pacman, un Angry Bird, Gandalf, Michael Jackson, Elton John, Bob Esponja, una sexy Leni vestida con un atavío de guerrera y muchas otras celebridades más gritaron con todas sus fuerzas mientras los ejércitos de la fortaleza oscura salían de sus escondites. El subconsciente de Lincoln por fin había logrado, con ayuda de Lucy, penetrar en las defensas del virus que infectaba la mente del albino, e intentaban con todas sus fuerzas detener a esa amenaza. Sin embargo, a pesar de la violenta contienda, a duras penas contuvieron a la primera oleada de los ejércitos oscuros. 

Lucy, viendo todo intentando saber qué hacer, notó que alguien la levantaba. Al voltearse, la gótica vio a un adulto joven con una capucha sobre su cabeza. Nada más verlo, Lucy lo identificó como su creador. Luego sacudió su cabeza.

- ¿Cómo puede ser mi creador o algo así? No es como si yo fuera el invento de una serie o algo parecido -pensó Lucy chibi.

El ser se quitó la capucha, dejando ver a un chico de veinte años, moreno, con prótesis, fuerte de brazos, con el cabello corto y negro, el mismo color de sus ojos. Su nariz achatada estaba llena de pequeños granos. Un ligero bigote y barba, que nunca crecerían como deberían, adornaban su rostro, al igual que una cicatriz al lado de su ojo izquierdo, otra sobre su nariz, y una última en la raíz del pelo, nada épicas, pero recuerdos de accidentes inocentes y estúpidos.

- ¿Quién eres? ¿Qué tienes que ver tú en la mente de mi hermano? ¿Comandas a estas tropas? -preguntó Lucy.

- No hay tiempo para charlar, y a pesar de todo esto, no podremos mantener esta formación por mucho más tiempo -le dijo el ser, ignorándola- No tengo nombre, pero por aquí a veces me identifican como Z. No importa, nunca nos volveremos a ver. Ahora vete, tienes un trabajo que hacer. Encuentra al líder oscuro. Puede que no te diga nada, pero es lo mejor que tenemos. ¡Corre!

Sin perder el tiempo, Z silbó, y Batman llegó para planear con Lucy en su espalda. Sobrevoló casi todas las tropas oscuras, y casi lo ensartan con una espada cuando aterrizó en el suelo. Bajó a Lucy, y volvió a la batalla. Lucy corrió con su pequeño cuerpo hasta entrar de lleno en el castillo, siguiendo un camino que sin duda la llevaría a la sala del trono. 

Z vio a la pequeña llegar al final, y le deseó suerte.

- Solo espero que todo salga bien -murmuró- Ni siquiera yo sé como sigue todo esto, pues las cosas salen de mi mente mientras escribo. Tremendo crossover que me saqué... O solo quería poner más referencias...

No pudo continuar, pues el hadouken de Ryu estuvo punto de chamuscarlo, seguido de un tajo de Ichigo, el disparo de Roland Deschain, otro de Buzz Lightyear y el croar de una rana.

- ¡Cuidado adónde apuntan!

La batalla continuó por un tiempo que, se esperaba, fuera suficiente para que Lucy lograra su cometido... Pues tal vez fuera la última oportunidad que les quedaba antes de que Lincoln cayera en la locura.

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