16.

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Jiseok me soltó en cuanto el bullicio aumentó en todo el lugar. El sujeto revisó su celular y pasó a mi lado pesadamente, dirigiéndose a las escaleras que estaban detrás de mí. Algunos más le siguieron desconcertados, excepto Hye Sun.

Apreté los puños, sintiendo el odio convertirse en un nudo en mi garganta, y llevé la mirada al suelo. Pese a que había considerado la posibilidad de continuar interrogando a Jiseok en medio del caos, sabía que jamás revelaría el paradero de Minhee. Y si bien había pensado en seguirlo para impedir que huyera, simplemente perdería el tiempo.

La respuesta no estaba en el primer nivel, sino a unos metros de mí. Incluso si estuve cerca de desplomarme por tocar descuidadamente a las personas, estaba segura de que ninguna había coincidido con las características de Jaemin o Minhee. No habían bajado, tampoco se quedaron cerca de Kang.

Levanté la cara para confirmar mi suposición y silenciosamente le agradecí al genio que había optado por quedarse en la misma mesa durante las últimas dos horas. La única vía de escape se encontraba delante de mí: la puerta a la que accedía solo el personal autorizado estaba ligeramente abierta.

Cerré los ojos y respiré hondo. La sensación de inestabilidad, así como las náuseas que me habían hecho tambalear, desaparecieron gradualmente. De manera que, en cuanto recuperé el control de mi cuerpo, caminé en dirección contraria a las personas que estaban decididas a abandonar la zona lounge.

La determinación corría por mis venas llenándome de una efímera valentía.

¿Qué había al otro lado?

¿Cómo la salvaría?

—¿Piensas ir sola? —La pregunta de Hye Sun hizo que me detuviera de golpe—. La descripción de tu perfil decía que eras impulsiva y te dejabas llevar por tus sentimientos, pero no creí que fuera tan grave.

Dirigí la mirada hacia la pelirroja, confundida, y analicé su aspecto. Los brazos cruzados a la altura de su pecho, acompañados por la ligera inclinación de su cabeza, le otorgaban una impresión imponente. Tanta que me hizo sentir expuesta.

Aclaré la garganta, nerviosa, y traté de interpretar sus palabras. El comentario que había hecho era extremadamente personal como para tratarse de un simple chiste.

—¿De qué hablas? —cuestioné fingiendo demencia—. ¿Ir sola a dónde?

—También mencionaba una mala actuación —Sonrió con diversión, reduciendo la distancia entre ambas—, pero debo reconocer que eres inteligente.

Observé a la pelirroja situarse a mi izquierda, y sin poder ocultar mi desconfianza, retrocedí. No podía fiarme de ella, menos cuando su actitud había cambiado drásticamente. La mujer que había actuado con arrogancia y desdén de pronto mostraba un rostro sereno y hablaba con firmeza.

—¿Lo sabes? —inquirí con cautela, viendo a los últimos jóvenes retirarse—. ¿Qué tanto sabes?

—Noh Hye Sun —Extendió su brazo hacia mí—. Soy un boan —reveló, bajando la mano luego de que rechazara su inesperado saludo—. Para ser más específica, tu boan.

—¿Mi boan? —dudé de su afirmación.

Sí. Debía tratarse de una broma.

Los boan eran el tipo de humano encargado de brindar seguridad a quien le fuera asignado. No obstante, a diferencia de sus pares los boho, tenían una fuerza inferior, siendo caracterizados por su agilidad para adaptarse ante diversas situaciones, además de su indiscutible habilidad para crear planes complejos en segundos.

—Efectivamente, Jin Ae-ssi —corroboró e hizo una corta reverencia—. Lamento presentarme hasta este momento, Jaemin me había solicitado mantenerlo en secreto hasta que fuera estrictamente necesario.

Tres segundos  | Na JaeminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora