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«Elecciones parciales para elegir al alcalde de Seúl»

Eso fue lo primero que alcancé a ver en el pizarrón después de abrir mis ojos. Al instante de haber despertado, hice una mueca de dolor y mordí mis labios para evitar soltar una maldición que sonaría por todo el salón. 

Un fuerte codazo por parte de Hana me había quitado el sueño a mitad de la clase de comportamiento político. La única que tenía los viernes.

Parpadeé varias veces, completamente desorientada, y no demoré en lanzarle una mirada asesina a mi amiga que se encontraba sentada a mi derecha. La susodicha estaba conteniendo sus deseos de sonreír, pero en cuanto me vio, rápidamente cambió su expresión.

—Pon atención, Jin Ae. —El inesperado sentimiento de preocupación me invadió mientras mi amiga intentaba sobar la zona que había golpeado—. El profesor te estaba viendo.

—¿Era necesario recurrir a tanta violencia? —murmuré molesta, retirando su mano.

—Te llamé varias veces, incluso te pegué con el bolígrafo, pero no reaccionabas —susurró, justificándose—. Tener novio te ha afectado.

Chasqueé la lengua, y Minhee, quien estaba sentada frente a nosotras, se giró para hacer un ademán exigiendo silencio.

—Traten de ser menos ruidosas. —Fue el turno de Jaemin de murmurar en mi oído, ya que estaba justo detrás de mí—. Necesito poner atención.

Rodé mis ojos y pretendí ignorar sus comentarios. Me acomodé en la silla y dirigí mi mirada al frente para simular que estaba poniendo atención; pero no podía seguir la plática del profesor.

Por lo que estaba escrito detrás de él, sabía que hablaba sobre las elecciones que habían comenzado esta mañana. Pero por más que había intentado concentrarme, mi mente continuaba divagando.

—El respeto a los derechos civiles y políticos es uno de los núcleos fundamentales para alcanzar la verdadera democracia, convirtiéndose en un valor que debemos salvaguardar a través de las elecciones de hoy. —Fue lo último que escuché antes de enfocarme en mi celular.

Inconscientemente bostecé mientras revisaba mis redes sociales. Y cuando estuve a punto de suspender el móvil para darle una segunda oportunidad al profesor, me topé con una nota periodística interesante.

Uno de los candidatos más destacados, el señor Na, había visitado la concurrida plaza de Seúl.

La razón detrás de su pacífica reunión con los ciudadanos radicaba en que buscaba compartir y platicar con ellos el sueño de convertirse en alcalde. Aseguraba ser la esperanza para un nuevo Seúl; uno donde la clasificación de humanos fuera reforzada. 

Desde el inicio de su campaña, el señor Na se había centrado en garantizar una alta participación entre la población atemorizada por los recientes asesinatos en serie. Su partido había clamado que el gobierno no había tomado las medidas necesarias para frenar la violencia. Y que él llegaría para fomentar el cambio.

Sin embargo, algo era seguro: las intenciones del señor Na nunca habían sido ni serían las mejores. 

Desde su apoyo financiero en el proyecto de desahogo del padre de Minhee, su posible colaboración en el homicidio de Kang Jiseok, la contratación del señor Choi para cubrir sus actos repulsivos, hasta su probable intervención para inculpar a Jaemin de los asesinatos en la ciudad. 

Todo había sido preparado cautelosamente. Y tenían intenciones de continuar con sus planes hasta el final. 

Así pues, había muchas preguntas sin responder, y mi mente seguía creado diferentes escenarios sobre lo que podría ocurrir en el evento. Habían sido tantos que la ansiedad comenzó a atormentarme desde ayer. 

Tres segundos  | Na JaeminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora