Salí rápidamente del local, me acerqué a Haechan, quien todavía observaba a Hana desde el ventanal, y a Jeno, quien estaba de espaldas. Sin embargo, aunque mis ojos viajaron de un lugar a otro por todo el lugar, no había rastro de Jaemin.
—Tu amiga es linda—expuso Haechan mientras se giraba hacia mí con una sonrisa.
—Ella dijo lo mismo sobre ti—confesé divertida y escuché a Jeno reírse para que después diera media vuelta, encarándonos.
El rubio bajó sus lentes oscuros hasta el puente de su nariz, revelando sus ojos que nos miraban fríamente, pero con una sonrisa; sacó unas llaves de su pantalón y caminó en dirección a una camioneta negra que estaba estacionada unos metros más adelante.
—Jaemin lo obligó a venir —susurró Haechan e hizo un ademán para que lo siguiera—, así que no está de buen humor.
—Te escuché, idiota —gritó Jeno antes de cerrar la puerta de un golpe.
Reí incómoda ante la escena y caminé con el castaño hasta que éste subió a la parte trasera del vehículo. No obstante, antes de entrar con él, eché un último vistazo en espera de encontrar al peliazul, ya que sentía una extraña mezcla de tristeza y molestia por su ausencia.
—¿Buscabas a alguien?—inquirió Jaemin en cuanto subí y asomó ligeramente su cabeza desde el asiento del copiloto, y al igual que Jeno, él también llevaba unos lentes oscuros.
Lo observé fijamente por unos segundos, negué desconcertada y cerré la puerta. Me solté el cabello y desvié mi vista hacia la ventana, todo con el objetivo de disimular el tono rojizo que seguramente empezaba a pintar mis orejas.
Estaba avergonzada y me sentía como una tonta por no entender la situación. Jaemin tenía sus razones para quedarse dentro del auto, pero al final me había dejado llevar por mis propios sentimientos.
—Entonces, ¿eso significa que ahora somos equipo?—preguntó Haechan emocionado y rompiendo el silencio, así que me giré para verle—. Amo las aventuras, cuento con su apoyo para vivir una experiencia inolvidable.
—Esto no es un juego, Haechan —aseveró Jeno mientras encendía el vehículo y el castaño rodó los ojos—. Aunque supongo que te gusta el peligro, lo demostraste al usar tu supuesta habilidad contra la ley.
—Jaemin me pidió el favor amablemente, no podía resistirme ante un viejo amigo y un sarang. —El castaño se encogió de hombros, Jeno rió ante su comentario, yo solo tosí incómoda y Jaemin se mantuvo en silencio—. Aunque no me parece normal amenazar y torturar personas para obtener información, ¿hay algo que no sepa?
—Jaemin es un yasaeng—soltó el rubio de la nada, haciendo que casi me ahogara con mi propia saliva. Haechan se quedó inmóvil y boquiabierto por un momento, después parpadeó varias veces intentando comprender lo que había escuchado.
—Oh—fue lo último que pudo pronunciar en todo el camino.
[...]
—¿Segura que este es el lugar correcto? —cuestionó Haechan mientras leía el nombre en el pequeño letrero pegado en la pared—. ¿Kyun Minhee?
—Sí, mi amiga está en esta habitación —contesté señalándola, y el castaño, quien era el único que me estaba acompañando, me miró con recelo.
El sujeto a mi lado guardó silencio y releyó múltiples veces el nombre con el ceño fruncido, por lo que no pude evitar soltar una risa mientras daba unos cuantos golpecitos a la puerta. Haechan y yo nos habíamos adelantado, mientras que Jaemin y Jeno dejaban la camioneta en el estacionamiento subterráneo.
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Tres segundos | Na Jaemin
FanfictionUna ola de asesinatos ha sacudido Seúl durante los últimos dos meses. Las cifras son elevadas y las pruebas escasas, pero de algo están seguros: fue un yasaeng...