MARATÓN 3/3

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Una omega se encontraba en su paso a la salida al centro de la ciudad, se mantenía llorando desconsoladamente. Mi alfa se removió triste al ver aquella escena queriendo consolar a la omega triste, sin darme cuenta mi olor se desprendió por el lugar llamando la atención a la chica que al captar el aroma inhaló por más así calmándose un poco. Al darse vuelta me quedé en estado de sorpresa ya que esa chica era la que iba en mi colegio y consideraba mi alfa de sueños -si aquella alfa llamó atención, muy inusual, imposible diría-

Debe ser una broma del destino -pensé- tan así jugaban con los hilos del destino el Sol y la Luna.

--¿Qué haces espiándome? ¿Te gusta ver a las chicas llorar a caso? -contraatacó sin darme tiempo a responder-

--Tu apareciste en mi camino para empezar.

Que chica de mal genio para ser omega -¿esperen dije omega?- recordé de nuevo que si es omega, así percibí en el ambiente.

¡Pero era alfa en ese entonces! Pasé noches en vela al buscar una explicación razonable para que me guste una alfa pero no llegaba información y mi mente tampoco lo procesaba.

--Que odioso para ser alfa -dijo sorbiendo su nariz-

--Para empezar tu comenzaste con el mal genio.

--¡Tengo mis motivos! -dijo hipando de nuevo- te j-juro que los tengo.

Comenzó a llorar de nuevo y me sentí culpable por dejar que su bello rostro se empapara por aquellas lágrimas. Me regañé internamente o bueno mi alfa me regañó por dejar a nuestra omega así -¿DIJO OMEGA?- su mente comenzaba a procesar información muy rápido para su propio bien. Se acercó a donde estaba la omega para estirar sus brazo después, todos necesitamos a alguien a nuestro lado en circunstancias así.

--Hagamos las paces pero por ahora déjame estar aquí contigo -señaló sus brazos obviando la acción- no te dejaré sola mi omega.

Y sin pensarlo dos veces se unió a sus brazos y así calmándose con su profundo olor que poseía sintiendo tan llena, con calma, su alma y a su omega. Ambos lobos se encontraron y estaban conscientes que sus destinados se unieron y no dejarían que se alejen.

--Keyko -dijo suspirando- ese es mi nombre.

--Noah querida omega, un gusto tenerte en mi destino.

Siendo así el comienzo de aquella pareja predestinada y su infinito amor, con una pizca de locura y genios insoportables por parte de ambos -después de todo son tal para cual- aunque la omega demostraba mandar más -pero eso sería secreto por reputación del alfa- El tiempo pasaba y el alfa estuvo presente en cada situación que su novia vivía, también su amiga más cercana a esta. El problema era que su mejor amiga desapareció y esa alfa sufría de un lazo roto.

Trataba de apoyar y consolar a Keyko en lo que más podía, no se permitiría dejarla sola así de simple. Ya cuando estuvo más calmada su situación, nos volvimos más unidos y eso implicaba soportar algunos de sus chistes mas o menos malos -realmente eran malos- pero ella se reía al escuchar decir de un cantante de una banda que escucha.

--Noah, ¿tú sabes donde vive Iron Man?

--Ni idea cariño, ¿Dónde vive?

--Iron know -su risa se escuchaba fuerte-

A esto me refiero no entiendo, una de dos, mi sentido de humor era bajo o soy malo en estas cosas de entender chistes; pero con solo escuchar su bella risa ya alegraba mi existencia y me hacía sonreír igual.

Vi como revisaba su celular, de seguro buscando más chistes. Estoy casi seguro -muy seguro- que los tiene grabados en su mente. Podría apreciarla por horas y no me cansaría, sus lunares en su rostro, sus labios, sus pestañas revoloteando cerca de sus lentes -ya que esta los usaba parcialmente en sus días- el tono de su piel mezclado con los rayos del sol que entraban por aquella ventana, no podía pedir más -se considera afortunado-

SOLO MÍA, MI LUNA Y YO TU SOLDonde viven las historias. Descúbrelo ahora