CAP 50

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POV KITANA

Los rayos del sol lograron que mi sueño se desvanezca, la mañana resultaba tan pacífica pero un recuerdo no muy grato llegó a mí mente. Recuerdo que en una mañana así lograron separarme de Cristal, la tristeza seguía en mí y al tener en mente esto no ayudó mucho. Es más que evidente que no me apetecía salir -el miedo me consumía-

Giré mi cuerpo para poder ver a mi alfa descansando, sus mechones de cabello claro caían por su frente dando así una imagen muy acogedora. Sus labios se mantenían un poco entreabiertos, y los míos se pusieron sedientos por tenerlos cerca de nuevo.

--Parece que sigo igual de irresistible -dijo con su voz ronca por el sueño-

--Uy si me tienes babeando -mi orgullo no me permite revelarme-

El agarre en mi cintura se hizo más fuerte -sin llegar a lastimarme la herida- haciendo que quedemos demasiado cerca para mi propio bien, su rostro terminó en mi cuello para aspirar todo de mí. Al igual me mantenía inhalando todo de ella, su aroma estaba más tranquilo ahora y el toque a lluvia volviéndose fresco con la menta.
Estaba en mi propio mundo hasta que sentí sus colmillos rozando mi marca, provocaba que espasmos recorran mi cuerpo y jadeos involuntarios se presenten.

--Tan de mañana y posesiva -reproché-

--Y tú de caliente como siempre -lamió mi marca- deliciosa nena.

Su sonrisa coqueta apareció pero mis mejillas estaban rojas por lo tan vulgar que podía ser en momentos.

--Parece que mi herida no te importa.

--No he tocado esa parte del cuerpo, hasta dónde sé solo es por la costilla.

Sus labios recorrían mi cuello, hasta llegar a mis mejillas y después besar las comisuras de mis labios, para después por fin besarme y provocar miles de sensaciones en mi cuerpo.

Sin embargo el vacío seguía presente.

--Siento tu tristeza nena -acarició con su pulgar mis mejillas-

--Perdona por afectarte - suspiré- aún sigue presente el dolor.

--Ya pasará nena.

Besó una vez más mis labios para levantarse y después abrir las cortinas de la ventana lateral. Llevaba una camisa y mi mirada solo podía devorar de lo sensual que se veía -muy apetecible- se acercó de nuevo a mi lugar de cama y se arrodilló para acariciar mi cabello.

--Nunca te obligaré a hacerlo -sabía a que se refería- necesitas reponerte contigo misma pero ayudaré como tu alfa que soy. Confía en mí, amor -besó mis manos para levantarse de nuevo- pero no negaré que si no estuvieras herida en tu cuerpo ya te hubiese hecho mía.

Se alejó guiñando el ojo y por segunda vez me sonrojaba, su risa se escuchó por toda la habitación para después lanzarle una de las almohadas que estaban a mi disposición.
Sabía que bromeaba, esto era más allá de una herida física. Se llevaba mis sentimientos y emociones, mi lobo a penas y mostraba señales.

Decidí soltar un poco de mi aroma para así poder apreciar mi esencia materna pero ya quedaba poco, casi nada. Una lágrima se escapó de mis ojos, el miedo de estar en cinta de nuevo se hizo presente.
Parecía un castigo, no poder tener a mis cachorros, no quería que más murieran por mi culpa.
Limpié la lágrima que salió y suspiré alto, debía ser positiva. Sin embargo, esta decisión estaría estable por un tiempo.

Me puse de pie para dirigirme a la cocina, el departamento era pequeño pero parecía un hogar acogedor, el olor del desayuno llegó a mí fosas nasales y mi estómago gruñó como si quisiera gritar por comer.
Cristal se mantenía ocupada sirviendo unas tazas de café, sus movimientos me resultaban atractivas -todo de ella lo es-

SOLO MÍA, MI LUNA Y YO TU SOLDonde viven las historias. Descúbrelo ahora