- ¿Reagan?
- ¿Román? ¿Noticias de tu hermana?
- La tienen que preparar, va a estar internada 5 días antes de la operación y luego va a estar por lo menos un mes en rehabilitación. Supongo que sabremos cómo está en una semana.
- ¿Quien es? - susurró Peter que volvía de agarra un par de palos.
<<Román>> module con los labios sin hacer ruido.
- ¿Con quien estas? - pregunto Román.
- Con un amigo, ¿quieres que salgamos un día de estos para que te liberes un poco?
- Estas con Peter. - Sonaba furioso.
- Que importa, contéstame qué día puedes así vamos a relajarnos.
- Ahora.
- Pero sabes que ahora no puedo.
- Porque estás con Peter.
- No Roman, tranquilo. Otro día. Vamos relájate.
- Ya mismo te voy a buscar. Vayamos a comer.
- Román. - me enojé yo ahora.
- ¿Donde estás?
- Román ahora no.
- Da igual, te voy a buscar. - dijo antes de colgarme.
- ¿Sabe que estás conmigo?
- ¿Que mierda pasó entre ustedes? Algún día uno de los dos me lo va a tener que decir.
- Cuando te deba un favor... - bromeó.
- No tienes idea. - lo desafié.
- ¿Qué dijo? - preguntó volviendo a la llamada.
- Que quería que salgamos ya y que me iba a encontrar.
- No creo, tranquila. Nunca va a bares fuera del pueblo.
- Si me da igual, ni que fuera el fbi.
- Está algo alterado por su hermana.
- Vaya, tú defendiéndolo.
- Es que sé que Shelley ahora es lo único que tiene.
- Supongo. Y... ¿y su mamá?
- Esa señora que está viviendo con ellos no es su madre. No se quien es pero... conocí a la madre de Román y es... monstruosa, totalmente aterradora y desagradable.
- Que miedo.
- Si... que miedo. - dijo Peter antes de tirar por primera vez la bola blanca.
Jugamos dos veces, cada vez estábamos más ebrios y nos costaba más ver la verdadera cantidad de bolas que había en la mesa.
En un momento un tipo me empujó. Me asusté.
Cuando me voltee era Sebastian.
- Encontré a la perrita. - dijo al verme.
Yo me quede congelada.
De verdad era Sebastian.
Aquí...
En Pensilvania.
- ¿La perra te comió la lengua? - se me acerco hasta empujarme hacia él. Peter se cruzó y lo empujó para interponerse entre nosotros. - ¿y este quien carajo es?
- Su novio, ¿que te importa?
Aún no podía hablar.
Sebastian ahí parado era... era como ver todos mis miedos juntos.
Sebastian ahí... ahí estaba.
- ¿Así que este es tu buen novio? Tu me vas a pagar el arreglo de mi camioneta entonces.
- Lo único que te voy a pagar es el dentista después de sacarte todos los dientes. - Peter parecía furioso.
- Miren al nuevo novio. Patético. Ya te divertiste con ella o te inventó el mismo cuento que a mi. - Sebastian se burlaba con facilidad. Detrás de él estaban dos chicos que iban en mi otra escuela. Y atrás de todos estaba Celeste. La cómplice.
- ¿Te dejo de funcionar el paquete a vos? - dijo Peter antes de empujarlo de nuevo.
- Imbecil. - le lanzó un golpe y Peter lo agarró. Se tiro un poco para atrás y casi estuvo por empujarme.
- Mira lo que casi le haces a mi novia. - dijo Peter antes de empujarlo de nuevo.
- ¿Novia? - Román estaba en la puerta del bar. Horrorizado ante la palabra.
- ¡Miren! Aquí hay otro imbecil. Que buen productor que es Hemlock. - Sebastian miro a Román. Celeste se quizo acercar pero Roman la ignoró y camino hacia Peter furioso. - esto te pasa por ser una perra, mi amor. - Sebastian me miro divertido.
Román escucho lo que dijo Sebastian, quien ahora estaba detrás de él y se dio la vuelta, dándonos la espalda ahora a mi y a Peter.
- ¿A quien le dijiste?
- A la putita esa. - me señaló con un ademán de cabeza. - pero vos ya lo sabes.
- ¿Qué te pasa? - le dijo Román enfadado a Sebatian.
- Me pasa que la zorrita esta me debe un auto... y algo más. - cuando dijo esto Román lo golpeó en la cara. Cayó al suelo anonadado y sangrando por la nariz.
Los dos chicos que estaban atras de Sebastian se abalanzaron sobre Román.
Él golpeo a uno y Peter le partió un palo de billar al otro.
Yo estaba quieta.
Celeste trataba de ayudar a Sebastián a levantarse.
- Salí de acá o te rompo otro auto y las piernas. - Le grito Román.
- Me voy si quiero. - lo desafió Sebastián levantándose. Roman estaba muy tenso, como si algo además de la presencia de Sebastian no lo dejarán respirar bien.
- Explícame ya quien demonios eres amigo.
- Sebastian mucho gusto, tu noviecita me debe una camioneta. - Dijo Sebastian mirándome de reojo.
Cuando dijo esto Roman lo volvió a golpear con su cabeza para que cayera al suelo y luego lo levantó del cuello.
- Ojalá fuera mi noviecita. Ahora agarra tus cosas, a tus amigos, a tu perra faldera - dijo mirando a Celeste con desprecio.- Y desaparece de acá. O lo que te voy a deber no va a ser un auto, va a ser una cuenta de hospital.
- Vámonos amigo, no valen la pena. Aquí están todos locos. - dijo uno de su acompañantes. Y Sebastian se fue furioso dejando dinero en la barra.
Yo seguía quieta, en shock.
- ¿Ustedes dos son novios? - dijo finalmente Roman cuando se fueron.
- No, Roman te juro que no. Lo dije solo para ayudarla.
- ¿Reagan? - me miro esperando que confirmara. - ¿Reagas están bien, te lastimaron? - su expresión cambió rápidamente a una preocupación ciega.
- ¿Quienes eran esos idiotas? - pregunto Peter más preocupado. - ¿estás llorando?
Se me caían las lagrimas de la angustia.
Sentí la bebida y la comida revolverse, tuve náuseas y de pronto sentí que no llegaba al baño. Salí corriendo por la puerta de atrás y corrí diez pasos en dirección a un árbol antes de vomitar.
Sentí como Peter y Román me seguían. Alguien me sostuvo el cabello.
- ¿Qué pasó? - preguntaron al unísono.
Resultó que era Peter quien me sostenía el pelo. Román estaba agachado junto a mi con una mano en mi espalda.
- Por primera vez se ponen de acuerdo ¿y es en esta situación de mierda? - dije casi ahogándome. Pero seguí vomitando.
Román se fue y volvió con servilletas y una botella de agua grande.
- Tranquilízate. - dijo Peter.
Termine de vomitarlo todo. Me dieron servilletas para limpiarme y Román me abrió la botella de agua.
Tome por lo menos medio litro de una.
- Ese chico... era mi ex novio. Y...
Llore más fuerte de solo pensarlo.
Me acompañaron al auto de Román y él abrió la puerta de atrás para que me sentara.
- Esto es lo peor que le puede pasar a una persona. Y no sé porque se los estoy diciendo... pero Sebastian intentó... intento abusar de mi. Más de una vez. - cuando dije eso Román se paró furioso.
- Tendría que haberlo matado. - miraba para los costados viendo si quedaban rastros de él.
- Por favor no digan nada.
- Nunca. - Peter me miro comprensivo.
- Jamás podría decirle eso a nadie Reag. - solto Román mirándome a los ojos.
Me quede así sentada unos minutos. Miraba al suelo y los chicos no sabían que hacer.
- Vamos, los llevo a casa. - dijo Román.
- Vuelvo caminando. - soltó Peter.
- No me hagas quedar como un imbecil y sube al auto.
Peter obedeció avergonzado. Yo estaba adelante. Dejamos a Peter y le avise que mañana después de la escuela teníamos que ir a la comisaría.
Peter asintió y se metió en su casa.
Llegamos a la mía.
Nos quedamos en silencio.
- ¿Te sientes mejor?
- Supongo. Por lo menos ahora no quiero vomitar mis pulmones.
- Parece que últimamente cada vez que nos vemos, vomitas. - se burló. Yo lo golpee en el brazo.
- Oye, solo trato de tranquilizarte.
- Gracias.
- Mmm, no es lo que mejor se me da pero veo que funcionó.
- No solo por eso, por todo. Parece que desde que me conocieron tu y tu hermana solo les he traído problemas.
- No creas que marcas un antes y un después en mis problemas.
- Tengo que sentirme aliviada.
- Si, la verdad que si. - me reí ante su tranquilidad e ironía.
- Entonces supongo que... te veo mañana.
- ¿Tu mamá está en casa?
- Suena a la frase que diría un asesino. - me burle bajándome, el bajo el vidrio y yo me asomé por la ventana.
- No, imbecil lo digo para que no estés sola. O quizá quieres hablar, pero si quieres estar sola puedo entenderlo. - me miro comprensivo.
- Mamá no está. Creo que fue a Trenton a buscar unos papeles que necesitamos para la sucesión de mi papá. Si quieres pasar un rato... no me molestaría.
- Solo si quieres.
- No quiero estar sola.
- Perfecto, estaciono y entro.
Ya en la puerta abrí, tire la llave en la mesita de al lado y esperé a Román desde la puerta. Él subió el auto a la subida de mi garaje, lo cerró y entró.
- ¿Quieres café?
- Si tu tomas, también yo. -
- Hecho.
Entre en la cocina y comencé a prepararlo, Román entró detrás de mí y comenzó a inspeccionar las fotos en las paredes.
- ¿De pequeña no eras rubia?
- No, pero después de vivir en la playa tanto tiempo y un poco de peluquería mi cabello se fue aclarando. Ahora casi que ni voy. Solo una o dos veces por año.
- ¿Tus padres? - pregunto señalando una foto de mamá abrazando a papá por detrás.
- Es de justo antes de que yo naciera esa foto.- serví el café en dos taza y me acerqué al sillón del living, me siguió para sentarse junto a mí. - olvide preguntar si le pones azúcar.
- No, solo y amargo.
- Como yo. - él rió. - me refiero al café.
- Sentí que me heriste. - bromeó con ironía. - Y... ¿qué edad tenías cuando se divorciaron?
- Jamás lo hicieron realmente. Mamá dejo de verlo hace aproximadamente año y medio. Prácticamente porque su trabajo era sacar de las rejas a gente del tipo de Sebastian.
- Entiendo.
Hubo un silencio mientras bebíamos café. Y entonces recordé lo que dijo en el bar "ojalá fuera mi novia".
- Te pusiste colorada. - me acusó riendo.
- Es solo que recordé algo.
- Hablando de eso... me gustaría... decirte que... - alguien tocó el timbre. Salte de mi asiento asustada.
- ¿Tu mamá?
- No lo creo, pero ni idea.
- ¿Quieres que vea? - dude pero asentí asustada. - es la chica del bar.
- Espera, no digas nada.
- ¿La vas a dejar entrar?
- Tengo que hablar con ella. - expliqué. - por favor escóndete, por lo menos hasta que hablemos. - antes de abrir lo mire de golpe. - Graba la conversación por las dudas. - susurré, él asistió y sacó su teléfono. Yo abrí.
- Celeste.
- Reagan, lo siento. No quise venir así pero, la única manera de envolver a verte era hacerme amiga de Sebastian.
- Pasa.
- De verdad, no creas lo que viste. Sólo quería ver cómo estabas.
- Estoy bien. - me senté y ella me siguió, entonces miro la taza.
- No estás sola. Vi un auto afuera.
- El chico del bar, está arriba durmiendo, estaba muy ebrio y golpeado, no creo que un hospital y la policía sea lo de ahora. - ironicé.
- ¿Qué te pasa? ¿No me crees?
- No solo no te creo, lo sé todo. - ella tragó con dificultad.
- ¿Disculpa?
- Tu fuiste quien me drogo la segunda vez. - ella no contesto. - Entonces no lo niegas.
- Puedo explicarlo, Sebastian me dijo que solo quería hablar cont...
- ¿Y tú le creíste? Me drogaste Celeste, que conversación se puede mantener con alguien drogado.
- No se que pensaba, estaba tan asustada como tú y...
- Vete.
- No le vas a decir a nadie ¿verdad? Aún somos amigas.
- Nunca lo fuimos, no desde que me drogaste, me dejaste sola. Y no hace falta que diga nada. Eres una sospechosa, me lo dijeron ayer.
- Espera - me tomo de los hombros. - no fue así, tienes que creerme.
- Suéltame. - me aleje brusca y fui a la puerta. - ándate y no vuelvas nunca más. Y si queres amigas nuevas te doy un consejo para la próxima: no las drogues.
Celeste salió corriendo, yo cerre la puerta de golpe.
Román salió del escondite.
- Estas llorando.- no me había dado cuenta hasta que lo dijo y me mire en un espejo de la escalera.
- Estaré bien.
- Lo sé, siempre lo estás. Eres más fuerte de lo que todos pensamos.
- Hoy quede como estupida para haber sido fuerte.
- Estabas ebria y viste al tipo que intento arruinarte la vida más de una vez. Estarás bien. - en cuento dijo esto solté un llanto.
Sebastian estaba en el pueblo, y quien sabe que mierda quería.
Román me acerco para abrazarme.
- Tu eres más bueno de lo que pareces.
- No lo sé, aún no te he dicho algo malo que haya hecho.
- No me interesa. No pareces el chico que fuiste el año pasado. Es parte de la vida, ser imbecil y dejar de serlo.
- Supongo.
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La Nueva Vargulf - Una historia de Hemlock Grove
FanfictionReagan es nueva en el pueblo, nadie sabe por qué una chica tan popular y rica como ella de pronto se ve obligada a vivir en un lugar como Hemlock Grove. Peter y Shelley han vuelto a la ciudad, luchando por fingir que tienen una vida medianamente no...