La señora parecía hablar con Roman pero él no contestaba. No podía concentrarme en lo que decían.
- Parece que si el cuchillo está ahí no vas a poder sanar, ¿no? - es lo último que alcance a oír cuando ya había agarrado el arma. Trate de fijarme si estaba cargada, pero no sabía cómo, así que simplemente confié en que parecía pesada. Quizá tenía un tiro o dos. - ¿Sabes lo que me costo sacar a mis hijos de prisión una y otra vez? - La mujer se agachó junto a Román. - No sé que tiene esa perrita de especial pero atrae muchos problemas.- Él la miraba adolorido con el cuchillo en el estómago. Parecía que no podía moverse. Pero respiraba, aunque con mucha dificultad.
Sus otros dos hijos también estaban en el piso pero inconscientes. Yo trataba de recuperar un poco el enfoque. Y dejar de marearme.
- Si la mato ya no va a ser un problema para nadie. Pero si te gusta tanto como para recibir más de una docena de disparos, entonces te mato con ella.
Román trató de quitarse el cuchillo, pero la mujer se paró, y con sus tacones altos impulso aún más el cuchillo.
Él soltó un alarido de dolor. Cuando lo escuche me desesperé y me incorpore un poco, apenas estaba sentada.
Me acerqué a la mujer, apenas, a rastras. Estaba ya como a dos metros.
- Lo siento, no me veas así, no encuentro otra manera de resolver los asuntos.
- ¿Qué te parece esta? - siempre había querido decir una frase épica. Aunque ahora rezaba porque hubiera al menos una bala. - la señora Vega se volteó sorprendida y entonces dispare dos veces. Sin pensarlo. Increiblemente le di en el corazon y en el estomago, cayó algo torpe hacia atrás con sus enormes tacones y soltó la pistola aunque aún la tenía algo cerca. Y traté de dirpararle de nuevo, pero ya no habian balas. Me acerque despacio y pateé el arma de la mujer lejos de todos. Ella parecía retorcerse de dolor aunque cada vez se movía menos.
Empezó a sangrar más y más y terminó desparramada en el suelo tratando de tapar la hemorragia. Trataba de taparse y a la vez buscaba su arma. Pero parece que se desmayó.
Trate de levantarme y corrí hacia Roman.
- Quítalo. - yo misma sentí como abría los ojos ante su pedido. - ya la oíste, no me puedo curar así.
- Roman, si te quito el cuchillo te vas a desangrar. Quizá esta evitando una hemorragia. - trataba de hablar algo apurada pero entre el llanto se me mezclaban las palabras.
- Confía... - suspiró de dolor - en mi, ¿de acuerdo? Lentamente quita el cuchillo, te lo suplico.
Miraba el rostro de Roman, si él moría por mi culpa jamás me lo perdonaría. Lo ayudé.
Le quite el cuchillo despacio y entonces comenzó a sangrar.
- Mierda, mierda, mierda. Te lo dije.
- Relájate. Solo... abre la... - tosió sangre hacia el otro costado. Y de pronto se desmayó.
- Vamos, Roman si no te despiertas te pateare en la entrepierna. - él no reaccionó.
Le quite la camisa de hospital que estaba toda rota.
Me encantaría aprovechar el momento de describirles sus abdominales pero había mucha sangre y muchos agujeros.
- Debes sacar las balas. - Me asustó al despertarse, pero me lo pidió gimiendo de dolor. Volvió en si como si se despertara de una pesadilla.
- ¿Qué? - no podía creer lo que me estaba diciendo.
- Si no me curo puedo morir, y si voy al hospital, si es que llego, voy a terminar en un circo.
- ¿De qué hablas? ¿Qué es esa mierda de curarte? Un doctor es lo que necesitas para curarte.
- Reagan no hay tiempo para eso, no llores y quitame las balas, te lo suplico.
- No, no puedo, Roman creo que estas alucinando por la falta de sangre, deja que llame a la ambulancia y...
- HAZLO. - me gritó enfurecido. - es lo ultimo que te voy a pedir... por favor. - me miró suplicante. - te prometo que voy a estar bien, por favor. -Me incorpore más y asentí.
Estaba asustada y lloraba, no entendia que pasaba pero suspire y comencé.
La primera me costo una vida.
No podía agarrarle y me daba asco e impresión.
Me levante con dificultad y tambaleándome un poco salí e hice lo que nunca te cuentan en las películas, vomité hasta que ya no quedó nada. Me limpié con mi manga y volví a entrar.
- Reagan no hay tiempo para eso. - se quejó Roman preocupado y casi gimiendo con la cara arrugada.
Tome otra vez la bala y casi me desmayo.
Entonces Roman tomó mi mano adolorido.
- Vamos, sin miedo. Mejor que sea rápido y doloroso.
Metí casi tres dedos y la quite.
Las demás no costaron mucho, parecía que las demás balas no estaban muy profundas, aunque trataba de no pensar nada por mucho tiempo.
- ¿Listo? - pregunte.
- ¿Cuantas tienes? - las conté rápidamente.
- Como,... - conte rápido en voz baja. - 6. - afirme.
Por suerte, o no, las otras balas habían traspasado completamente a Román y ahora estaban en el suelo más adelante nuestro.
- Creo que faltan una o dos.
Busque alguna herida y encontré una en su hombro pero no del otro lado, por lo que la bala estaba adentro. Parece que ahí habían dos. Pero no podía sacarla tampoco.
- De acuerdo, esta te va a doler.
Le quite una y la otra estaba por la mitad.
- ¿Qué pasa? -
- Parece que una chocó con otra y se partió pero no sé en cuántos pedazos o donde está.
- Creo que la siento en mi hueso. Tienes que sacarla. -
- ¿Qué?
- Por favor.
- ¿En el hueso?
- Ya.
Mire el agujero y luego el rostro de Roman. Transpiraba y gemía del dolor. Apoye una mano en su hombro y trate de quitar con fuerza la bala.
Román gritó hasta herirme los tímpanos.
- Mierda. - la pude quitar finalmente pero Roman seguía en el piso gritando. -
Me aleje y terminé de vomitar más aún, volví a limpiarme con la manga de mi saco. Un saco que seguramente iba a quemar si salía de esta.
Ya recuperada volví adentro, Roman trataba de levantarse muy lentamente - Peter - recorde. Me acerqué y vi que estaba boca abajo, le tome el pulso.
- Reagan, escuchame con atención. Agarra su telefono del bolsillo y llama a la policia, tambien tienes que quitarle la bala pase lo que pase, aunque se niegue, oblígalo ... y necesito que hagas algo por mí, algo más.
- ¿Qué?
- No mires. - me pidió, se incorporo y se acerco a Derek que estaba en el suelo. - No lo hagas, no mires. - Me gritó para que me volteara, y obedecí.
Me di la vuelta y trate de concentrarme en Peter. Me senté junto a él.
Me pegó un susto cuando se dio la vuelta.
- Tengo que sacar la bala. - le dije.
- Ni de broma. - se estaba tratando de levantar pero apenas podía moverse sin arrugar la cara de dolor.
- No me encanta a mi tampoco pero Roman me lo pidió... Y tu teléfono.
- La puta madre.- Peter trato de levantarse, se quitó el teléfono para darmelo, y apenas pudo sentarse en la silla donde estaba atada antes.
- Tírate para adelante. - se sacó la remera y obedeció. - yo que vos muerdo algo. - le advertí, así que dobló la remera y la mordió con fuerza.
La bala estaba cerca de su hombro derecho, costó sacarla pero Peter apenas se movió.
- Listo. - Me agache frente a él y cuando lo mire, tenia los ojos amarillos, me incorporé rápido y asustada.
Esos ojos, esos ojos eran los de mi sueño. Los ojos que me acosaron la noche que fui a buscar a máma a la biblioteca.
- ¿Reagan? -
Estaba parada a dos metros, se me habia caido el teléfono y él lo tomo rápidamente.
- ¿Reagan, qué te pasa? Llamaré a la policia, tranquilizate. - él aun tenia esos ojos amarillos brillando.
Marco y comenó a hablar. Caminé despacio hacia atrás. Roman me atajó tomándome de los hombros antes de que me tropezara.
- Tenemos que irnos... - Dije aún mirando a Peter. - Él es un monstruo.
- ¿De qué hablas? - Roman sonaba confundido, Peter nos miro. - Amigo, tus ojos estan amarillos. - Le dijo Roman.
Lo miré confundida, ¿eso no lo asustaba?
Claro que no, el recibio una docena de balas y... ahora esta parado detrás de mí.
¿Y si todo fue falso? ¿Estoy siendo torturada como en un capitulo de The Black Mirror? No me sorprendería.
- Tu tienes algo en la cara. - Peter lo miro ironico y colgó despues de decir la ubicación.
Me voltee y lo vi, tenia sangre, sangre en el menton, en la comisura del labio y en la nariz.
Mi piel se erizó.
¿Quiénes mierda eran estos tipos?
Los mire alejándome.
- Reagan tranquila, somos nosotros. -
- Aléjense de mí. - dije en voz baja pero audible y demandante. Peter se acercaba con precaución. - por favor no avances más. - Peter continuó.
- Peter no, no t... - Peter se detuvo ante la orden pero Roman empezó a balbucear, hablaba raro y de pronto tosió con si estuviera atragantado.
Y de golpe algo extraño pasó.
Vomito sangre... y una bala.
- Vaya... sabía que faltaban dos. - dijo y los ojos se le fueron para atrás, y cayó en el suelo.
- ¡Roman! - Peter gritó y se agachó junto a él. - Reagan ayúdame... necesito... - me miró desde lejos extrañado. - ¿qué tienes en la frente? ¿Que te pasó? - se paró para acercarse. Me quice alejar pero veía borroso y tenía mucho sueño. - Tienes sangre, ¿quien te golpeó?
Me arrodillé en el suelo, para poder dormir. Y de golpe caí con el resto del cuerpo hacia adelante. Peter llegó a poner un brazo entre mis hombros y el pavimento, evitando que me estrellara de cabeza al piso.
- Tengo que dormir. No me toques. - me solté de su agarré y abracé el frío pavimento. Estaba algo húmedo y quizá hasta pegajoso pero daba igual. Sentí como Peter me tambaleaba, pero ya era tarde. Ya estaba soñando con algo.
¿Estaba comiendo langosta? Creo que nunca comí langosta, es muy cara según tenía entendido.
Deliciosa langosta.
Me pregunto donde se conseguirá... es decir, no creo que la consiga aquí por ejemplo... ¿la langosta es solo de mar? Quizá existe una de río o algo así.
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La Nueva Vargulf - Una historia de Hemlock Grove
FanfictionReagan es nueva en el pueblo, nadie sabe por qué una chica tan popular y rica como ella de pronto se ve obligada a vivir en un lugar como Hemlock Grove. Peter y Shelley han vuelto a la ciudad, luchando por fingir que tienen una vida medianamente no...