Capítulo 23: Secretos de los Godfrey

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Shelley tenía un ojo enorme de color azul. Era hermoso. Si era extraño y seguramente a Shelley le molestaba el hecho de que sus ojos fueran diferentes pero era tan lindo.
No tenía cabello, pero eso no parecía nada nuevo, recuerdo haber tenido una compañera de volleyball en mi anterior colegio que no le crecía el cabello.
- Waw Shelley ¿y por qué quieres cambiar tu apariencia? Eres muy bonita y súper especial. Quizá te molesta no tener cabello.
- Y mi ojo.
- Es muy bonito. No sientas que me estoy burlando pero parece... no sé, mágico. Todo. Tu piel es... es que brilla. Increíble.
- Pero no es igual al otro, y no veo muy bien con este. - señaló el que cubría su cabello.
- Entiendo.
- Además, me gustaría poder hablar. Y mis dedos no funcionan muy bien.
- Entiendo. Estaré ahí para lo que quieras.
Shelley me miró extrañada. Casi indignada.
- Perdón, ¿dije algo que te molesto? - me miró y tecleó rápido en su teléfono.
- No, es que mi ojo. Es casi sobrenatural. Y ¡mi piel brilla Reagan! O eres estupida o aún no caes. ¿No me vas a preguntar por qué soy así?
- Perdon Shelley, pero siento que tú me contarás lo que quieras contarme cuando estés lista. Si me confías un secreto como este y te costo tanto... supongo que aún falta tiempo para que me expliques más. Me alegra que seas mi amiga, y creo que es estupido que los amigos se enojen cuando les revelas un secreto, me refiero a que, es tu secreto, cuando quieras decírmelo me lo dirás. Y si no, no puedo hacer nada más que apoyarte. Aunque nunca había visto piel brillar, creo que vi algo aún más sobrenatural. A este punto, puedo creer lo que sea.
- ¿Qué viste? - me miró extrañada - ¿qué te hizo creer todo lo que te dije?
- Prométeme no reírte ni no creerme. - asintió muy seria - ví un lobo. - Ella movió la cabeza extrañada. - Pero un lobo muy extraño. Casi humano. Tenía unos ojos muy... reales. No sé como explicarlo, humanizados. Me miraba amenazante, se paró en mi auto para que no avanzara. No parecía con intenciones de comerme, pero estaba buscando algo en mi casa, y luego... no lo sé, es como si tratara de retenerme. Sin contar que era enorme. Eso era lo más creepy de la situación.
- Te creo. - me dijo muy segura. - creo que también vi uno. Lo único que te puedo decir es que pasan cosas muy extrañas es Hemlock Grove Reagan, cosas que no te imaginas. -
- También te creo. Y si tienes algo más que decir siempre estoy para escucharte. - y la volví abrazar.

Un rato después apagamos la película y nos volvimos a quedar dormidas.
No se qué estaba soñando, francamente no lo recuerdo, solo recuerdo que alguien me intentaba atrapar. Podía sentir, literalmente, como trataba de agarrarme los talones. Entonces desperté.
- Reagan. - susurró alguien. Y sentí como me tiraban de un pie. Me incorpore un poco y entonces vi a Roman a los pies de la cama. Estaba agachado tirando de mis pies para que me despertara.
Cuando lo reconocí y lo mire me hizo señas con su reloj y con su cabeza para que saliera.
Extrañada me levante. Y lo seguí, el se estaba yendo por unas escaleras.
- ¿Qué pasa Roman? ¿Qué hora es?
- Ven conmigo.
- Si, evidentemente eso ya lo estoy haciendo, y no se por qué francamente. - me detuve en las escaleras.
- ¡Ay Reagan, una vez en tu vida has lo que te piden sin hacer preguntas!
- Perdón por tratar de sobrevivir al mundo. - dije ofendida.
- Por favor, quiero hablar contigo de algo.
Me quede parada mirándolo. No me convencía para nada.
- ¿Por favor, por favor, por favor? - dijo juntando sus manos y mirándome. Gire los ojos y asentí. - No me gusta tu actitud pero es suficiente para que venga conmigo.
Llegamos a un cuarto. Su cuarto.
A diferencia de la colorida habitación de Shelley, la de Roman era blanca y algunas cosas color crema.
- Siéntate por favor. - me hizo señas para que me sentara en un sillón individual que tenía frente a la cama, dándole completamente la espalda a esta última. Obedecí para acabar rápido. Él se sentó en una silla que asomó hasta mi. - Es sobre Shelley. Supongo que ahora lo sabes.
- ¿Qué cosa exactamente?
- Que se quiere operar, como es en realidad, como sea. Necesito que me ayudes a convenserla de que no lo haga. - me miró muy serio.- Reagan por favor. Esto no es por mi, es por Shelley.
- No es porque sea por ti Roman. Yo... no te odio, no se por qué piensas eso.
- Por como me trataste hoy frente a  Verónica y a Peter.
- Tu me trataste mal. Como un perro.
- Si soy tu amigo, deberías apreciarme más que...
- ¿Qué a Peter? - supuse cuando se quedó callado.
- No digas más su nombre.
- ¿Qué pasa Roman? ¿Por qué crees que todo el mundo está en contra tuyo?
- Porque si. No lo sé. Da igual, ahora estamos hablando de Shelley.
- Mira Roman, ya hablé con ella. No soy quien para exigirle nada. La quiero mucho, y ya le dije que era hermosa, que no tenía que ser insegura, que estaba muy en desacuerdo con lo que va a hacer pero no queda otra que apoyarla. No quiero alejarla en un momento así. Se que nos necesita. Ella tiene miedo, te necesita a ti, a su familia. Nos necesita más que nunca.
- No entiendes nada... es que... - se paró de su sillón furioso.
- ¿Crees que quiero perderla cuando recién la encuentro? - le dije ya furiosa, también me había parado para estar a su altura, pero obviamente no sucedió.
- No, no quise decir eso... es solo que...
- Nada, ella está cansada. Se que lo está. Quien se sometería a una operación que puede salir tan mal. Quizá algún día se ame tanto como nosotros a ella.
- Es solo que... - Roman se sentó rendido, y comenzó a llorar. - No puedo perderla, no a ella también. - "¿también?"
- Roman tranquilízate. Todo va a salir bien.
- No, no, siempre dicen eso, y siempre todo se va a la mierda.
Me senté en el suelo, cerca de donde él estaba y traté de que se calmara.
Su cara estaba escondida entre sus manos.
- De nuevo se va a meter ese tipo.
- ¿De que hablas?
- Él que la va a operar, ese imbecil, ya se cobró suficientes vidas.
- ¿De que hablas?- ahora sonaba casi desesperada, ¿quién rayos iba a operar a Shelley y por que lo permitían? - ¿Roman que está pasando?
- Letha. - solto llorando.
- ¿La mató el doctor? - pregunte tratando de entender algo, el asintió levantando la cabeza. - ¿la mató, seguro?
- Ella estaba dando a luz, y entonces murió. Murió. - me gritó llorando - Nosotros la llevamos con ese maldito, y ella murió. Mi tío dijo que no pudo salvarla, pero ella murió por culpa de ese... enfermo.
- Eso no es cierto. - soltó Shelley entrando al cuarto.
- Shelley, tu y yo sabemos que es verdad, ¿qué estás haciendo? ¿Por qué vas con él?
- Porque el me hizo esto, y el puede deshacerlo. - Shelley miró a Roman desepcionada. Y luego a mi. - Reagan, lo siento. Tienes que irte.
La mire y asentí. Antes de irme la abracé con todas mis fuerzas.
- Todo saldrá bien, no estes asustada. Te quiero mucho Shelley. Prométeme que volveré a verte. - se me escapó una lágrima.
Ella me miró y me asintió.
Fue más que suficiente para mí.
- Conozco la salida, y por favor no se peleen más. - antes de irme me pare en la puerta del cuarto de Román. - Shelley toma esto.- me quite uno de los collares en forma de "Y" invertida que tenia y se lo colgué a ella. - Es un hueso de la suerte que está en el pollo, obviamente este es de oro, pero simboliza amor y suerte. Cuando lo encuentras en tu comida tienes que tirar de un extremo y otra persona que quieras tirara del otro, hasta que se parta y el que se quede con la parte más grande, es quien ama más de los dos. - la abrace por ultima vez y desaparecí por la puerta.

Abajo tomé mi mochila que estaba en el sillón y me salí de la casa.
Estaba sin zapatos, evidentemente los dejé allí junto con mi abrigo, me daba igual, significaría que volvería a ver a Shelley porque vendría a buscar mis cosas.
Llegar a mi casa fue eterno.
Cada vez que me paraba un semáforo, lloraba.
Estaba tan angustiada.
¿Quién rayos era Letha y por qué el doctor de Shelley la había matado?
Quizá Peter sabría algo.

Llegue a mi casa y me di cuenta que no había visto la hora, eran casi las dos de la mañana.
Entre cuidadosamente y mamá por suerte estaba en su cama dormida. Tenía dos llamadas perdidas de ella y otras dos de alguien desconocido.
También un mensaje de Román disculpándose.
Me di una ducha y me tire a dormir un rato.

Sentí que prácticamente acaba de despertarme cuando sonó el despertador. Me cambie rápidamente y aprovechando que tenía tiempo baje tranquila para desayunar.
Mamá estaba en bata con un café en la mano apoyada en la mesada.
- Te hice un café con leche. - Mamá creía que todavía era una niña, que no podía beber tanta cafeína por la mañana, lo cierto es que nadie debería beber tanta cafeína nunca.
- Gracias. - me senté en la mesa con las tostadas que había servido.
- ¿Vas a hablarme hoy? - Dijo sirviéndome un vaso con jugo aún parada.
- La pregunta es si tú vas a hablarme de ya sabes que. Además olvidaste los papeles en mi auto.
- Lo sé, recién fui a buscarlos. - se sentó y me tomó de la mano.
- Hay algo extraño con... aún no se que estoy buscando, por eso no hablé esto contigo. No se que está pasando.
- ¿Con qué?
- La muerte de papá. - me miró casi llorando. - Dicen que fue un suicidio pero no lo creo, tuve que robar una información que no quisieron darme cuando llegue. Hay algo que no me están diciendo.
- Ya sabes como se siente entonces.
- Lo siento, cariño no se a lo que me enfrento.
- Puedo ayudarte, ya no soy una niña.
- No puedo meterte en más problemas de los que ya te metes por tu adolescencia. Lo que te sucedió no te obliga a madurar, quizá ahora eres más fuerte amor, pero yo sigo siendo la madre. Y aunque no deseo tratarte como un gendarme prefiero que te mantengas al margen de todo esto. Prometo que te diré todo lo que descubra.
- Esta bien. Pero no juegues a esto sola mamá, no estás sola, puedes pedirme ayuda.
- Lo sé, y lo siento también por eso y haberte mentido. Prometo que no volverá a suceder. Aún así, estaremos un mes alejadas de estos problemas, la semana que viene pondrán un toque de queda en Hemlock, dicen que estos asesinatos ya sucedieron hace un año.
- ¿Acaso estamos en It?
- Pero parece que este monstruo se adelantó 26 años. - me miró bromeando. Sonreí rendida. Mamá estaba cansada, y aún así no paraba de luchar contra nuestras vidas: lo que me pasó, lo que le pasó a papá, lo que está pasando ahora, todo.
- Bueno, me iré antes, tengo que hacer algunas copias. - me levanté apenas acabe mi tostada.
- Nos vemos más tarde, llego para cenar hoy. ¿Pollo frito?
- Mmm, mejor no. ¿Lasagna?
- ¿Pasta? - negoció.
- Pero mañana milanesas con puré.
- Trato. - finalmente acepto y me fui a sacar el auto.

Pare en una biblioteca con computadoras, conecte mi teléfono y pase las fotos que había hecho a lo archivos que había robado mamá.
Iba a ayudarla aunque no quisiera.
Después unas copias fui al colegio rápidamente.
Llegue diez minutos temprano, y decidí ojear las hojas que había sacado recién.
Era un pilón considerable, en las primeras hojas había información como antecedentes y sospechosos de algo...
Estaba llena de datos confidenciales.

La Nueva Vargulf - Una historia de Hemlock GroveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora