Capítulo 6: La "perra inmunda"

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Terminamos de comprar lo necesario y entonces subimos las bolsas al auto, decidimos con Shelley comprar unas cosas y comerlas en mi casa mientras veiamos una película.
Antes de ir a mi casa Shelley me ayudo a llegar a la casa de Veronica a buscar los apuntes.
Ya en la puerta, baje del auto y le envié un mensaje.
Ella salió con una bolsa en la mano.
- Reagan, ¿Encontraste la casa rápido?- Dijo dándome la bolsa.
- Gracias. Eh sí, una amiga me ayudo. - Dije señalando al auto.
- ¿Quién? - Pregunto mirando a travez de mi cabeza. - Oh, ya veo. Shelley Godfrey. - Dijo algo desconcertada.
- Sí, la invite a merendar a mi casa, Puedes venir si quieres, trato de ampliar mi círculo social.
- Mmm lo siento no puedo.
- ¿Segura? De verdad quiero ampliar mi círculo social. - Dije irónica. - O quizá sólo quería decir esa frase.
- Si - Dijo alargando la i. - Respecto a eso... no conseguirás muchos amigos si te hablas con "esa" gente. - Dijo señalando al auto.
Allí Shelley estaba sentada leyendo algo en su teléfono. Se veía tan en paz. Como podría alguien molestarla o no querer ser su amiga.
- ¿Disculpa? ¿Estás de broma, no?
- Lo siento. - Dijo con cara desagradable.
- ¿Qué carajo estás diciendo?
- Solo mírala. Es enorme, tiene un ojo muy extraño... y uf. Ella tiene tanto que arreglar. A menos que todo esto sea por Roman. - Término concluyendo con un tono juguetón.
- ¿Quién? - Dije confundida.
- Roman, el hermano de Shelley.
- Sos una perra. - Dije dándome la vuelta, hecha una furia y caminando a mi auto.
- ¿Qué?
- ¡Qué sos una perra inmunda! ¿Cómo vas a decir eso? Lo que dijiste es tan estúpido que no se si pegarte o alejarme de ti para no contagiarme. - Solté mirándola. Ella seguía en la puerta de su casa y yo ya estaba a un par de metros. Parecía perpleja y ofendida.
- Entonces la "perra inmunda" quiere sus apuntes de biología de nuevo. - Dijo con una mano en la cintura y una expresión malvada y desagradable en la cara. Entonces me mire las manos.
Sí señor, tenía sus apuntes en la mano aún y ella había cometido el terrible error de recordármelo. Abrí la bolsa y quite las hojas de su carpeta.
- Aquí tienes. - Solté antes de dejar las hojas volar con el viento, y su carpeta la lance al otro lado de la calle.
- ¡No! ¿Estás loca? - Gritó antes de salir corriendo a buscar las hojas que volaban lejos de su casa por el viento.
Yo me subí al auto ya más tranquila como si nada hubiera ocurrido.
Shelley me miro muy confundida.
- Digamos que me ofendió y ahora no tiene carpeta de biología, ¿sí? Tu no viste nada.
- De acuerdo. - Dijo antes de que arrancara el auto.
Llegamos a mi casa y Shelley me ayudo a guardar todo.
Terminamos comiendo palomitas y viendo una película tristísima sobre una mujer que tenía cáncer y hacía no se cuantas cosas antes de morir. Antes de terminar la película Shelley recibió un mensaje. Su madre.
- Lo siento, me tengo que ir.
- Te llevo, aún debo guardar el auto y recordar cómo llegar a tu casa. - me levante, metí el tazón de palomitas en el microondas apagado, tome mi abrigo y las llaves y me dispuse a llevarla a Shelley.
Llegue a su casa y aparqué en frente a ella.
- La pase genial Shelley, gracias. - Le Dije finalmente después de apagar el motor.
- Gracias, igual yo.
- ¿Nos vemos mañana? - Pregunté sonriendo. Y asintió con un rostro sereno y a la vez muy feliz.
Bajó del auto y cuando seguí su recorrido pude notar a su madre tal vez. Una mujer tanto hermosa como aterradora. Una belleza que atraería a pueblo entero y los obligaría a matarse entre ellos.
Tenía un rostro totalmente espeluznante para mí, a quién dedicó una falsa sonrisa antes de cerrar la puerta detrás de Shelley.
Arranque el auto y cuando mire frente a mí, estaba parado Román.
- La puta madre. - Dije del susto que me llevé.
- Lo siento. - Dijo acercándose a la ventanilla mientras fumaba un cigarro.
- La próxima que hagas eso te paso por encima. - Dije lo más tranquila que pude.
- ¿Eso es una amen...?
- Sí. - Lo interrumpí. El simplemente levanto las cejas sorprendido.
- Nos vemos, Reagan. - Dijo mi nombre como si saboreara cada consonante y cada vocal a su tiempo, finalmente saludando con su mano se despidió mientras arrancaba el auto y me alejaba.

La Nueva Vargulf - Una historia de Hemlock GroveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora