Capítulo 26: Vulnerabilidad

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Me desperté con un trueno, al parecer estaba por llover muy fuerte. Mire el reloj, eran casi las 4 de la mañana. Estábamos en el sillón del living, en Netflix se estaba reproduciendo la tercera temporada de Gossip Girl, alguien le había bajado el volumen del todo.
Y creo que había sido Roman.
Él estaba en el otro extremo del sillón, acostado en una almohada, cruzado de hombros completamente dormido.
Yo estaba tapada con una manta y mi cabeza está en el apoya brazos opuesto a Román.
Me levante para ir al baño y tomar algo de agua. Justo en ese momento escuché como se desató una tormenta más fuerte y una lluvia exagerada.
Cuando salí de la cocina Román se estaba incorporando.
- ¿Que hora es?
- Casi las cuatro. - me senté junto a él y le tendí un vaso de agua. Lo agarro y se lo bebió todo. - La lluvia debe haberte despertado.
- Debería irme a casa.
- No quiero sonar como una película de amor pero deberías quedarte, ya es tarde, mañana no hay clases y la lluvia está bastante agresiva. Si quieres puedes guardar el auto en mi garage por si hay granizo.
- Esta bien. - Roman asintió sin protestar, parecía muerto de sueño.
- Vamos a guardar tu auto.
- ¿Y el tuyo?
- Lo dejé en un estacionamiento frente al bar de ayer, no te preocupes.
- Ah.
Le di un paraguas a Román y salió corriendo a su auto, fui al garaje y lo abrí, Román entro el auto y salió medio empapado.
- Toma. - le tire una toalla que estaba en una silla con ropa seca.
- Gracias. - se secó el cabello y el cuello. - Que extraña esta lluvia, hoy no parecía que iba a llover.
- Ni idea.  - entramos al living y pare la televisión. - vayamos a mi cuarto, aquí abajo nos vamos a congelar y la habitación de invitados está llena de cajas de papá.
- Esta bien Nielsen, prometo portarme bien. Como un cachorro.
- Castrado. - bromee. Puse traba en la puerta de adelante y subí las escaleras con Román pisándome los talones. Cuando llegue a mi cuarto me lancé en mi cama. Por suerte era enorme. Era la de papá, mamá se había comprado una nueva.
- Lindo cuarto. - Roman inspeccionó las paredes llenas de cuadros, tenían fotos mías y de Abigail, mi ex mejor amiga. También tenía de Celeste pero casi ninguna. Se detuvo en una que estaba una con papá. - ¿lo extrañas?
- Todo el tiempo, pero a la vez estoy... bastante furiosa. Siento que no pude perdonarlo después de todo. Y eso me enoja aún más, tenerle compasión solo porque murió. Con mamá pensábamos que se había suicidado por la culpa.- Roman levantó la cabeza rápidamente.
- ¿Pensábamos? ¿Por qué cambiaron de opinión? - me miro extrañado.
- Porque nos contactaron para decirnos qué hay cosas que no coinciden. Además... papá tenía muchos enemigos. Era una especie de abogado del diablo, no me sorprendería que alguna chica dolida como yo lo hubiese asesinado. - un enorme trueno golpeó cerca y me estremecí del susto.
- Tranquila, los truenos en Hemlock son prácticamente caricias.
Mire la ventana extrañada, me quite las zapatillas y me acosté debajo de la frazada.
- Duérmete curiosito, sigo diciéndote cosas y tu no me dices nada.
- Siento que nunca me dices todo. - me miró fijo.
- Bueno pero ahora tengo sueño. - solte. Él se acosto en el otro extremo de la cama, ya sin zapatos, y se tapó con una manta que estaba doblada en una silla.
- Apago la luz. - informe.
Entonces me volví a quedar dormida.

Me levante a las 2 del mediodía. Tenía 4 llamadas de mamá, y la quinta me llegó un segundo después que desperté.
- Mamá.
- Reagan, los vuelos están retrasados. Volveré recién esta noche, nos dijeron que con esta lluvia hasta salir a la autopista no es muy seguro. ¿Tu estas bien?
- Genial, me quede dormida. Perdón por no contestar.
- Tranquila, lo supuse. Nos vemos en la noche. Te quiero.
- También yo. Cuelga tu. - y entonces colgó.
Román se había despertado y me miraba sorprendido.
- ¿Cuelga tu? ¿Qué clase de "adiós" es ese? - se burló.
- No me gusta quedarme esperando a ver quien cuelga.
- Ya veo. ¿Qué hora es?
- Las dos del medio día y aun tengo que ir a buscar mi auto.
- Te llevo antes de irme a casa.
- Espera que mínimo me lavo la cara.
- Si Nielsen. - dijo muy serio.
Gire los ojos y entre al baño. Hice pis, me la ve la cara y los dientes y salí ya lista.
- Tu también deberías mirarte al espejo Godfrey. No estás tan guapo recién levantado.
- Genial. Terminaste de herir mi ego. Ahí vengo.
Entró al baño y yo bajé a la cocina. Aún llovía un poco. Y los truenos no paraban. Me tome un vaso de jugo y revise mi teléfono.
Tenía 8 mensajes del abogado de la mamá de Peter.
Todos eran sobre cómo iba a procesarla y demás. Algunos decían que me mantenía al tanto y el último era de hace una hora.
La mamá de Peter saldría hoy a las 18 horas.
Iba a llamarlo a Peter pero entonces decidí sorprenderlo. Le avise a Erison si la podía alcanzar hasta Pensilvania que yo iría a buscarla a partir de ahí.
Me aviso que la pondría en un vuelo y que después la dejarían a unos 50 kilómetros de ahí.
Llame rápidamente a Peter.
- Rubia.
- Necesito un favor.
- No puedo limpiar tu vomito hoy.
- ¿Qué? Vamos. Es urgente.
- ¿Qué ocurre?
- Necesito ir a buscar unas cajas que se quedaron por error fuera de Hemlock. Esta muy lejos y no quiero ir sola. Por favor.
- Mmm está bien. ¿A que hora?
- Como a las 6 paso por ti. - calculé.
- Okey.
- Cuelga.
- Si mi comandante. - otro que se burló de mí, pero colgó rápido.
- ¿A donde vas con Peter? Si quieres yo te acompaño.
- Roman. - lo mire como si fuera tóxico. Bajo las escaleras que faltaban y se acercó a mi.
- ¿Qué pasa? ¿Por qué no me pides ayuda tanto como a Peter?
- Roman cálmate.
- No puedo, me gustaría que me dieras una oportunidad también.
- Roman no lo entiendes...
- Vas con él a todos lados. Tenme en cuenta. Aquí estoy Reagan, y quiero estar.
- Roman.
- Siempre. ¿Me puedes dar esa oportunidad? ¿Me puedes invitar a salir a mi? Una sola vez.
- Roman tranquilízate, no es lo que tú crees.
- ¿Y entonces que es? Porque hago todo lo que siento que necesitas, y parece que no  lo ves.
- Liberarán a la madre de Peter. Y lo llevaré a buscarla.
Román no estaba avergonzado, estaba sorprendido.
- ¿Ayudaste a que la liberaran?
- Claro, es la mamá de un amigo.
- ¿Sabes lo que me hizo el imbecil de Peter? ¿Acaso tuvo las pelotas para decírtelo? - negué apenas con la cabeza. - El me dejo cuando más lo necesitaba. - parecía que iba a llorar.
- Tranquilo, Román. No hace falta hablar de eso. Quizá el es un imbecil pero su mamá no se merece estar en la cárcel.
- Quizá si lo merece, por criar a un cobarde.
- ¿De que hablas?
- Cuando su ex-novia, mi prima, murió... él desapareció. Cuando más lo necesitaba. Él se borró del mapa. Y mi prima... - soltó un llanto fuerte y enojado. - estaba embarazada, mi mamá, la enferma de mi madre la... la... no importa. - me quede petrificada ante la extraña negación que acababa de hacer - Cuando Letha tuvo el parto murió y Peter se fue a la mierda. Se fue a la puta mierda y no supe nada de él hasta que necesito dinero para sacar a su mamá de la cárcel.
Me quede anonadada. Román estaba en el suelo arrodillado llorando.

La Nueva Vargulf - Una historia de Hemlock GroveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora