Capítulo 8: Mentiras y verdades peligrosas

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Al terminar la clase de trigonometría Shelley y yo nos abrazamos en la puerta.

- Parece que fue una clase de trigonometría muy divertida. - Dijo Roman al vernos abrazadas frente a la puerta de la clase.
- ¿Es que nunca tenés clase? - Pregunté indignada. Últimamente Roman estaba en todas partes, y eso comenzaba a ser realmente irritante. Él simplemente sonrió en respuesta y me guiñó un ojo.
- Tengo que hablar contigo. - Al parecer Roman me estaba hablando a mí.
- ¿Y Shelley no puede escuchar? - Contradije.
- Shelley tiene otras cosas que hacer, y una clase de historia muy divertida. - Dijo mirándola Shelley, pero esta negó con la cabeza. Parece que no nos iba a dejar solos. - Lo siento Shelley. De verdad quiero hablar con Reagan, te prometo que no es nada malo. - <<Mmm, no lo sé Rick, parece falso>> La verdad que si Roman quería hablar a solas no podía ser nada bueno, pero Shelley accedió finalmente, puesto que su tono se torno más dulce y sincero, aunque ella ya estaba enviándome un mensaje mientras se iba que constaba de un: <<Si te hace algo malo, grita, prometo que llegaré rápido>>
Y aunque solo era un mensaje de texto me sentía más que segura y agradecida de que Shelley no me perdiera de vista.
Roman me hizo señas y lo seguí, gran error, llegue a un salón vacío y oscuro.
- ¿Qué ocurre? - Pregunté fingiendo tranquilidad, pero tenia el teléfono de la policía marcado y solo bastaba un click para que llamara.
- Lo sé todo. - Su mirada simplemente me asesinó, sus palabras sonaron como vidrios clavándose en mis pies. ¿Todo? ¿Qué era todo?
Si Roman sabía por qué me había mudado a Hemlock Grove entonces... no me quedaba nada.
Nunca iba a empezar de nuevo.
Las lágrimas comenzaron a rebalsar de mis ojos.
- ¿Estás llorando? Tu ibas a usar a Shelley, si querías esto no deberías haberte hecho la difícil. - ¿Usar a Shelley? ¿De que hablaba este chico?
- ¿Qué? - Fue estupido, lo sé, pero mientras Roman me acorralaba contra la pared no podía pensar y había sido lo único que llegué a articular.
- ¿Cómo que "qué"? Veronica ya me lo contó todo. Te hiciste amiga de Shelley para llegar a mi, ¿es necesario? - En cuanto dijo eso ya me estaba haciendo encima, Roman colocó su mano al rededor de mi cuello e hizo una pequeña presión, y yo mientras estaba apunto de mojar mis pantalones.
- Me parece que vos y Veronica consumieron mucha cocaina. Si yo ni si quiera sabía que Shelley era tu hermana. - Sonaba menos asustada y eso me asustaba aún menos. ¡Vamos Reagan, que ya dominas la situación!
- No caí una mierda en tu actuación de actriz porno del cine malo. - Dijo aumentando la presión en mi cuello y mi miedo.
- Para, para. ¿Veronica y vos salieron? - De pronto tenía esa duda, que más de uno creerá que es estúpida hasta que entienda mi conclusión.
- Dormimos juntos una vez, creo. - Dijo Román más cerca mío. - Tal vez quieras probar un poco. - Comenzó a meter sus dedos debajo de mi blusa.
- No, Roman, es mentira. Veronica está enojada porque la ignoras, y para llamar tu atención te da información, y tú la escuchas. - tome su mano y la alejé - Yo a Shelley la quiero, es muy amable, es el segundo día que hablamos y ya siento que nos conocemos de toda la vida. Eso no te puede pasar jamás con una chica de una sola noche, eres de lo peor, y Lo siento si no lo entiendes porque tu no experimentaste verdadero amor nunca. - Dije finalmente, él me había soltado y parecía desconcertado.

La Nueva Vargulf - Una historia de Hemlock GroveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora