Capítulo 31: Control + Z

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- ¿Qué quiere?  - No me di cuenta lo seca que fuí hasta que me escuche.
El señor Vega se veía extrañamente agotado y casi enfermo. Tenía ojeras y estaba más gordo de lo normal. Aun así vestía su traje de oficina pero no parecía suficiente para saber que era él. Tenía barba de varios días y las canas se asomaban por todos lados.
Parecía más rendido que hace unas horas. Al parecer había llorado pero ni siquiera estaba segura de si era por su ex-esposa o porque su familia se estaba yendo a la mismísima mierda, sin embargo eran sus hijos, es decir, los odio y realmente no puedo creer que vaya a decir esto pero si Sebastian estuviera muerto podría dormir mejor pero eso no quita el hecho de que son hijos de alguien. Y por más frío que parezca el señor Vega, no deja de ser un padre y ahora un hombre prácticamente viudo.
- Atestiguaré a favor tuyo si la policía presenta cargos, y yo no los presentaré si me permites probar que mis dos hijos necesitan ayuda psiquiátrica de por vida.
- ¿De qué habla? - si hablaba de juzgarlos como locos estaría de acuerdo en yo misma agregar "maniáticos" junto a sus nombres en su informe de análisis mental.
- Quiero que estén en el pabellón psiquiátrico en la prisión. - soltó. - Y no quiero que la prensa sepa nada de esto.
La verdad es que me daba igual, solo quería que me aseguraran que esos dos no iban a salir nunca más y el hecho de que me ofrecieran prácticamente tenerlos sedados en un pabellón psiquiátrico en la cárcel o en un manicomio de alta seguridad, ya me hacía sentir más segura.
- La verdad...
- Me gustaría hablar en privado con ella antes de que aceptara. - Mamá me interrumpió mirando al señor Vega directamente a los ojos.
- Me parece lo mejor, mi clienta no está en condiciones de aceptar tratos desde una camilla de hospital después de un evento traumante. - soltó Sarah Thompson.
- Es justo. - dijo y salió por donde entró. - Me iré el viernes de viaje a buscar unas cosas para unos papeleos, tiene hasta entonces. - salió de la puerta casi avergonzado.
No era para menos, aunque era un padre también era un mal padre puesto que todo lo que venía sucediendo era porque al final del día este hombre no podía atención a sus hijos, y para colmo había limpiado sus platos sucios por un buen rato.
- Me iré yo también, vine a buscar los papeles de tu caso y unas cosas más. Si necesitan algo estaré aquí hasta mañana chicas, cuenten conmigo para lo que sea. - mamá se paró para abrazarla.
- Has hecho mucho por nosotras.
- Son mis clientas favoritas. - bromeó. - nos vemos, Reag mejórate y piénsalo bien. - me hizo una seña con la cabeza y se fue por la puerta. Mamá se acercó a mi cama de nuevo y se sentó junto a mi.
Me miró apenada.
- No sabes lo mal que me siento por haberte dejado sola.
- Mamá está bien, no es ni de lejos culpa de tu rol como madre... de hecho es más bien toda la culpa del rol de padres que cumplían los Señores Vega.
- Lo sé, pero... si no me hubiera ido... - me corrió un mechón de la frente cariñosamente y se le escapó una lagrima.
- Entonces hubiera salido con Roman a tomar algo y Sebastian lo hubiera apuñalado de todas maneras y él habría terminado en el hospital y luego yo secuestrada. - la interrumpí. - Mamá algunas cosas no se pueden evitar.
- Por eso quiero que pienses bien lo que le dirás al señor Vega. La posibilidad de que quieran revisar tu caso de defensa propia es muy bajo y además tenemos buenos abogados.
- Mamá prefiero que los tengan sedados y encerrados que simplemente encerrados. - la mire triste y compresiva, claramente estaba más asustada que yo.
- Recuerda que... Sebastian aún está suelto. -
- Mamá aceptemos el trato. Me da igual mientras estén encerrados lejos de mi. Lo único que sugeriría es que los saquen del país... que crucen el océano para que llegar se les haga imposible.
- Esta bien. Aun así quiero que lo pienses bien así que si hasta el jueves no cambias de opinión se la comunicaré al señor Vega, y de verdad arreglaré los papeles para que los saquen del país. - se acomodo mejor en su silla.
- Y... ¿tu cómo estás? Oí que no dormiste nada. - la tomé de la mano y le di un fuerte apretón.
- ¿Cómo iba a dormir contigo aquí así? - me sonrió con ojos tristes.
- Mamá... - cambie el tono y me prepare para lo siguiente, era el momento perfecto puesto que ella tenía la guardia baja- me gustaría que hablemos de los papeles que encontré en el auto. ¿Donde te estás metiendo?
- No es un buen momento Reagan, tantas noticias te podrían alterar.
- Solo dime algo... no me des detalles pero dime algo.
- Estoy viendo algunas... estoy revisando el caso de papá porque muchas cosas no me quedaron muy claras... quiero ver que sucedió al pie de la letra y ver porque reabrieron el caso y anularon suicidio.
- Ambas sabíamos muy en el fondo que papá no se había matado.
- Si pero que la policía lo haya confirmado... realmente lo cambia todo. Mejor hablemos cuando ya estés bien.
- Entiendo. - la mire agotada.
- Me gustaría que duermas un poco.
- Ni de broma te vuelvo a dejar sola.
- Aunque sea come algo. Sabemos que ahí afuera hay mínimo 14 policías. Pídele a dos que se queden conmigo.m y come algo o trata de dormir aunque sea.
- Esta bien pero de verdad haré que entren dos policías. - se levantó algo alterada.
- Me parece bien. - mamá fue a la puerta y habló con dos policías, uno era Brook y la otra era una mujer. Ambos asintieron y cuando mamá les estrechó la mano ellos entraron.
- Nielsen. - si mamá estaba apenada Brook parecía a punto de morir de la pena. - No  estás en tu mejor momento.
- Con ese brazo diría que tú tampoco. - me burlé.
- Deberías ver cómo quedó el otro. - bromeó. - Me entere que el Señor Vega quiere hacer un trato contigo.
- Si... aún no me lo han dicho. - mentí. Brook era una buena persona pero no dejaba de ser un policia, y a mi no me gustan los policías, aunque parecía joven y genuino jamás lograría volver a confiar en esos uniformes azules.
- Toc toc. - Peter golpeó la puerta. El miedo me volvió a invadir un poco. Aunque Sebastian, y su hermano, suponían un miedo mayor Peter y Roman no bajan del radar de lo peligroso.
- Rumancek. - dijo Brook al verlo.
- Me gustaría ver cómo está Reagan.
- Claro, si no te molesta estaremos aquí afuera por seguridad. - Brook me hizo señas para ver si estaba bien y la verdad es que no podía fingir miedo ahora o nos metería a todos en grandes problemas, y en circos o manicomios...
Peter los dejó pasar hacia afuera pero antes le dijo a Holbrook algo al oído. Él asintió y abrió de par en par la puerta antes de salir último y alguien en silla de ruedas entró a la habitación.
Roman.
- Reagan. - dijo preocupado al verme.
Me sentí extrañamente tranquila y a  la vez algo alterada al verlo.
- Estamos acá afuera. - dijo y cerró la puerta.
- ¿Cómo estas? - preguntó Román y de pronto se paró de la silla de ruedas como si nada.
- ¿Cómo me veo?
- Se que fue una pregunta estupida pero... estaba preocupado.
- Si no vienen a decirme la verdad váyanse.
- Necesitamos tiempo. - Le dijo Peter a Román.
- No puedo. Simplemente no puedo. - me miró y sonrió levemente.
- ¿Por qué te gusta?
- No puedo. - Elevó la voz. - Deja de hablar como si no estuviera acá porque realmente no puedo.
- ¿Me van a matar? - dije curiosamente tranquila pero algo confundida.
- Reagan jamás te haríamos daño pero estás en peligro si sabes todo lo que sabes. Necesitamos que olvides.
- ¿Y qué? ¿Me vas a golpear en la cabeza con un ladrillo?
- Es más fácil que eso. No duele.
- No puedo de verdad.
- ¿Por lo menos lo intentaste?
- Si pero no pude. -
- ¿Ahora que ya... comiste?
- No lo haré sin su permiso. - soltó de golpe mirándome a los ojos muy serio.
- ¿No puedes hacer que olvide a Sebastian?
- Podría pero... me llevaría una gran parte de tu mente. Y puede regresar o perderse Pat siempre.
- No se cual es peor. - dije prácticamente para mí.
- Intentalo. Reagan, por favor. Déjanos borrarte la memoria. Te juro que es por tu bien.
Quería que me respondieran un millón de preguntas y a la vez quería estar tranquila.
Pero si olvidaba... sería algo peligroso para la policía.
- No puedo. - dije al fin.
- ¿Por qué?
- Me hicieron un trato para no ir a la corte... si olvido todo quizá olvide eso también.
- No te preocupes solo te olvidaras de nosotros y lo que necesites para el juicio te lo dejaré intacto.
¿Quería olvidar? Nadie quiere olvidar... pero quizá si olvido todo el dolor y el miedo que me causo Sebastian... quizá sería más feliz. No tendría esos estupidos sentimientos oscuros que me persiguen a todas partes.
- Con una condición.
- ¿Reagan te quieres olvidar de eso? ¿Estás segura? Estarás confundida y sentirás que te falta algo.
- Si, prefiero sentir ese vacío que miedo.
- Bueno, supongo que la condición es que borre lo de Sebastian. - asentí suplicante.
- De acuerdo.
- Se acercó y me miró fijo.
- Lo vas a olvidar todo desde que saliste del hospital hasta que volviste a entrar. Te secuestraron Derek y Sebastian. Peter y yo los seguimos y la madre de ellos nos disparó varias veces. Peter está casi ileso, yo acabé con varios disparos, y tú no me quitaste ninguna bala, yo casi me desangro por una apuñalada y por eso le disparaste a la mamá de ellos, porque estuvo por matarme, me salvaste. Aceptaste el trato del padre de Sebastian. No recuerdas todo el miedo que su hijo te causó. No recuerdas el día que casi abusan de ti. No sabes que convulsionaste y tampoco sabes lo que se siente ser acosada y perseguida por Sebastian. Él escapó pero no te da miedo.
Me dolía la cabeza con ardor. Sentía que podía escuchar mi sangre fluir hacia mi cuerpo. Como un río rojo podía escucha a la sangre entrando en mi cerebro.
- Román y Peter no son tus amigos. Hablaste con ellos un par de veces pero no sabes de donde los conoces. Pocas veces hablaste con nosotros. El día que me apuñalaron me dejaste guardar el auto en tu casa porque se averió y llovía. No nos conoces bien y no quieres hacerlo, no deseas volver a hablarles. Estamos aquí por simple cortesía, queremos ver cómo estás porque somos idiotas haciéndonos los héroes.
Cada vez me dolía más.
El agua estaba muy cerca. El río de sangre se había relentizado. Mi craneo casi no podía contener mis pensamientos.
No podía ni pensar.
Me rasque los ojos para aliviar el dolor, cuando me intente mover fue peor y de pronto escuché a la aguja del reloj frente a mi moverse. En cuanto el minuto pasó el dolor también.
Abrí los ojos.
¿Sigo en el hospital?

———

Hola, espero que no estén sufriendo esta cuarentena tanto como yo pero bueno.
Cheee, me gustaría saber una cosita que nunca me dicen... ¿les gustan las imágenes que dejo ahí? Onda, con algunos diálogos que saco del capítulo? Porque nunca me dicen nada ☹️
Nada eso y que estoy subiendo unos capítulos por semana para unir cerrando este 2020 con esta novela. Un beso grande y si les gusto este capituló espero que me lean en el proximooo.
Griten fuerte, CHAOOOO

La Nueva Vargulf - Una historia de Hemlock GroveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora