Hice tarea por dos días seguidos y mamá consiguió que me tomaran dos exámenes en casa que me había saltado, vino la profesora de matemáticas y me tomó su examen y uno de trigonometría, la verdad no fueron difíciles pero francamente las matemáticas no eran lo mío, a pesar de todo en matemáticas saqué 8 y el de trigonometría se lo llevo para su respectivo profesor. La profesora se fue como a las 11:30 am dejándome unas tareas de otras materias y media hora después mamá volvió de trabajar y me saludó mientras pasaba a la cocina.
- Necesito salir. - solté de golpe. Supe que no le gustó nada porque casi la pude sentir tensarse desde la cocina.
- Te puedo llevar a donde quieras.
- No mamá. Necesito conducir, dejaré que un policía me acompañe o algo así pero tú no.
- Esta bien, pero que te siga un policía si o si. - me dijo exigente y estuvo por salir conmigo pero la paré.
- Hecho. Confía en mi, yo le digo.
Salí por la puerta y vi el cielo, increible, hacia mucho que no veía el pasto y el sol, aunque había olor a humedad, seguramente hoy iba a llover por la noche... quizá antes. Baje las escaleras de la entrada y le hice seña a la patrulla que estaba en frente. Una mujer con traje bajo del auto.
- ¿Necesita algo?
- Si, mire, voy a salir, mamá dijo que si alguien podía acompañarme o seguirme.
- Claro, la seguiremos, ¿a donde va?
- A la casa de Román Godfrey.
- Perfecto, la seguimos.
La verdad es que no me acordaba donde quedaba así que termine por pedirles que me indicaran como llegar, es dije que quería agradecerle lo que hizo por mi y las dos policías con gusto asintieron y me guiaron, en la esquina estacionaron y me dejaron pasar para llegar a mitad de la calle y estacionar frente a la enorme casa color blanco marfil.
Cuando baje las salude desde lejos agradecidas.
Toque el timbre y nadie atendió.
Toque timbre unas cinco veces más.
Dios mío, qué intensa.
- Se que estás ahí, Roman.
Nadie.
Quería escalar la reja pero las policías seguían ahí, y la verdad es que cargos por allanamiento de morada no me venían nada bien para mi situación.
- Ábreme o salto la reja, elige tu.
Mierda piensa rápido.
Nadie me abrió.
Me acerqué a la patrulla.
- Creo que me quedaré aquí a dormir, ¿quieren que llame a mamá para avisarle o...?
- Nos gustaría hablar con tu mamá. Perfecto, aguarden que la llamo, pero antes iré a comprar unas cosas... así que síganme... - supongo.
- Claro, te seguiremos entonces.
Me subí al auto y llame a mamá.
- Reagan ¿estás bien?
- Si mamá, es que... querría ver si me dejas quedarme un buen rato en la casa de Roman y Shelley... no pretendo que no te preocupes pero de verdad quiero... bueno que la policía te vigile a ti mejor.
- ¿Reagan, qué quieres?
- Que le digas a la policía que se vayan de la puerta de lo de Román.
- Solo si te ven entrar ahí.
- Mamá.
- No si nadie te ve entrar a esa casa, Reagan no.
- Esta bien, está bien, pero te llamaré en un rato para que hables con la policía.
¿Y ahora como hago para entrar en una casa donde no soy bienvenida?
Conduje a un súper que encontré en mi celular y al baja la llame a mamá mientras me dirigía a la patrulla que estaba estacionada detrás de mí.
- Estoy en el súper, quiero comprar algo antes de ir a lo de Roman, mamá te paso con la oficial... - la mire a la chica que estaba sentada en el asiento del acompañante.
- Brown. - me dijo bajito.
- Con la oficial Brown, mientras iré al súper, ¿si?
- Perfecto. - dijo mamá, la oficial asintió y le pase el celular.
Salude con la cabeza y entré al súper.
¿Qué hacia acá? No tengo la menos idea.
Camine y pensé un poco pero no se me ocurría nada. Camine por las heladeras para ver si comprar algo de tomar o salir sin nada.
Me quede observando un buen rato hasta que golpe choque con alguien.
- Lo siento. - me disculpe.
Era la oficial Brown con mi teléfono.
- Esta bien, solo quería devolvértelo y vi que estabas tardando un poco.
- Ah es que no encuentro nada que me llame, supongo que compraré algunas galletas o no sé. Enseguida...
De pronto pasó una señora con un carrito.
- ¿Reagan estás bien? - la oficial hablaba pero yo miraba aquel carrito de la mujer lleno.
Yo ya había estado aquí con Shelley... y habíamos visto a ese chico Peter, con un carrito lleno de carne.
¿Y al final que iba a hacer con tanta carne?
- ¿Regan? - la oficial me habló más fuerte y me saco del trance.
- Estoy bien, solo recordé algo que había olvidado.
- ¿Del caso? - me miró interesada.
- No, de... un día que estuve aquí.
- Ah entonces... regresaré al auto.
- Esta bien. Yo ya voy.
Tome un canasto y le metí unas galletas y unas golosinas. Me acerqué al mostrador y pagué todo rápidamente.
Cuando salí las policías me vieron y esperaron a que arranque para seguirme.
Pero no arranque.
Le mande un mensaje a Roman.
« Tengo que hablar sobre algo antes de hacer mi declaración »
Nadie respondía.
« La policia quiere hablar con nosotros »
Vamos Roman tienes que darme algo.
Último mensaje.
« Puesto que no me crees iré para allí con ellos, dijeron que me darían unos minutos contigo antes de llevarnos a la comisaría »
Y entonces respondió.
« De acuerdo, pero solo si está la policia como dices »
Bingo.
« Lo veras con tus propios ojos »
Arranque y llegue a su casa. Baje y las policías se quedaron en la esquina como antes. Les hice señas para que se acercaran más. Pararon justo frente a la puerta. Donde las necesitaba. Al copiloto bajo el vidrio.
- Todo bien.
- Si, es solo que quería que me vieran entrar bien... cosas de mamá.
Ambas asintieron.
Toque el timbre. Nadie respondió.
Espere y entonces la reja hizo ruido así que empuje. Camine hasta su puerta y él abrió.
Estaba ojeroso. Parecía que no había dormido nada, tenía una remera blanca y unos pantalones de vestir. ¿De donde venía?
- Pasa. - se movió y pasé.
- Gracias.
- No me lo agradezcas. - se quedó mirando afuera y espié tras él. Le hice señas de ok a la policía y se fueron. - ¿a donde van?
- Relájate solo... van a a estacionar.
- Bien, ¿de que quieren hablar? - preguntó sin cerrar la puerta. Parecía apurado porque me fuera.
- Ya sabes, sobre lo qué pasó esa noche porque Sebastian... está desaparecido. -
- ¿Y creen que tuvimos algo que ver? - parecía atónito y ofendido. Se peinó un poco el cabello hacia atrás y fue un gesto que me pareció genial por alguna razón.
- Algo así. - mentí. Me miraba casi furioso, como si quisiera matarme por esta ahí.
- Pues pasó lo que sabes... nada más.
- ¿Y por qué tengo lagunas mentales de estos días? ¿Pasó algo más con Sebastian? - me miró confundido, salió por la puerta y lo mire desde adentro, parecía que miraba la calle.
- Ningún policía se está estacionando... me engañaste. - ahora sí que me iba a matar.
- No, no es así, ellas están por ahí.
- Vete de mi casa. - se acomido junto a la puerta y me miró enfurecido.
- Espera Roman...
- ¡Vete, desaparécete de aquí! No se nada de nada.
La lluvia finalmente llegó, casi de golpe se escuchó un estruendoso brote de gotas en todo el lugar y hasta hicieron que habláramos más alto de lo que ya lo hacíamos para oírnos.
- Mírame bien, - se acercó a mi, dejándo la puerta abierta y me miró fijamente - vete ahora mismo y no vuelvas nunca más en tu vida.
- No. - respondí aunque me costó.
- ¿Que dijiste?
- Que no, no me voy hasta que no me des las putas respuestas que vine a buscar.
- No las tengo, ¡vete de mi casa ahora mismo o yo soy quien llamaré a la policía! - señaló la salida, donde aún llovía con exageración.
- Roman por favor dame respuestas. - me arrodille y le supliqué, allí, en su entrada. Se me quedo viendo con enojo.
- No puedo, ahora vete. - su nariz comenzó a sangrar pero no me dio tiempo a avisarle cuando la cabeza me dio una punzada, literalmente dolía como si me hubieran guolpeado con algo en la nuca.
No puedo. No puedo. No puedo.
En serio, no puedo.
Borra lo de Sebastian.
Me llevaría gran parte de tu mente.
Ustedes son monstruos.
¿Me mataran?
Lo ultimo que queremos es acerté daño.
Voy a morir.
¿No puedes porque te gusta?
Nosotros le hicimos eso.
De pronto se me vino a la mente los ojos amarillos de Peter, la sangre en la boca de Roman.
Cuando volvi a la escena, lo observé. Él era el hombre al que debía temerle, no a Sebastian.
- Fuiste tu, el monstruo que mato a la Señora Vega.
- ¿Qué? No, Reagan, no soy eso que crees. - me miró asustado, intento acercarse pero me asuste.
- Tienes razón, me largo.
- Espera ¿qué recordaste? - se acercó cauteloso, le lance mi mochila al estómago y salí por la puerta. La lluvia me pinchaba como punzadas.
Recuerdo haberlo visto Roman afuera de casa con la lluvia, también recuerdo ayudarlo a guardar su auto. Recuerdo el día que lo bese para que no atacara a Sebastian.
Pero también recuerdo el cuerpo de Derek siendo drenado por él.
Mis piernas cedieron en el barro de la entrada, no llegue ni a la reja cuando me di la vuelta y lo mire.
- ¿Qué me está pasando? ¿Por qué hiciste eso? ¿Por qué eres un monstruo? ¿Por qué...? ¿Por qué? - lo vi ahí en la entrada, el solo me miraba con vergüenza. No sabía que hacer, solo me veía allí.
- Perdóname. Por favor, perdóname.
Me levante embarrada como pude y salí corriendo. Cuando llegue al auto, sentí el alivio de tener mi llave en el bolsillo. Entré y conduje, conduje unas cuadras hasta que no vi la enorme casa de Roman, no vi nada. Era imposible ver a través del vidrio y la lluvia empeoraba cada vez más. Yo estaba empapada de lágrimas y lluvia, estaba sucia con barro y no podía dejar de llorar confundida. Ya estacionada llore sobre el volante.
Llore con desesperación y lo golpeé repetidas veces hasta calmar un poco mi respiración.
¿Por qué mierda me estaba pasando esto a mi?
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La Nueva Vargulf - Una historia de Hemlock Grove
FanfictionReagan es nueva en el pueblo, nadie sabe por qué una chica tan popular y rica como ella de pronto se ve obligada a vivir en un lugar como Hemlock Grove. Peter y Shelley han vuelto a la ciudad, luchando por fingir que tienen una vida medianamente no...