Capítulo 13: Planes y la pandilla

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En mi última clase decidí desconectarme completamente del mundo y de la escuela por al menos unos minutos, entonces me senté más atrás de lo normal y comencé a hacer garabatos sobre mi hoja para que la profesora de química no me regañara.
- Buenos apuntes para el número atómico y la molaridad. - Bromeó Roman que había apareció detrás de mi banco asomando la cabeza por uno de mis hombros.
- Es más de lo que tú anotas. - Discutí.
- Vale, un punto para Reagan. ¿Salimos hoy con Shelley? - Pregunto Román.
- Quiero distraerla un poco. Extraña a mamá. - Me voltee rápidamente extrañada. El tenía el rostro de alguien que se arrepiente de decir lo que dijo.
- ¿Extraña? No sabía que tu mamá había viajado.
- Sí, negocios y esas cosas, ya sabes.
- Mmm aha, entiendo. - Roman no sonaba muy convencido, pero me decidí a dejar de hurgar.
- En fin, olvídalo, ¿qué dices de la salida? Podemos ir a cualquier lugar, salimos de la ciudad si te parece.
- ¿Me parece perfecto, a las 5? - Le Pregunté.
- A las cinco me parece bien, ¿pasó por ti o vienes a casa?
- ¿Y por qué no puedo pasar yo por ti? - Pregunté desafiante.
- No, no, no, tú me trajiste a la escuela y te permitiré llevarme de vuelta, déjame devolverte el favor, por favor.
- Está bien, supongo que iré a tu casa y de ahí salimos, mamá querrá traerme para comprobar que salgo con amigos nuevos y no me he metido en una pandilla.
- Me parece bien, le demostraré a tu mamá que no estoy en una pandilla.
El timbre tocó y comenzamos a levantarnos, entonces Román saco un cigarrillo de su bolsillo y amagó con fumarlo, nuevamente se lo quite de entre los labios y lo tiré en el cesto por el que pasamos.
- Y no fumes frente a ella. - Advertí mientras caminábamos por los pasillos, entonces su rostro se arrugó un poco y mientras, Shelley apareció junto a nosotros caminando, tecleo algo en su teléfono y luego hablo.
- ¿Me perdí de algo? -
- Resulta que Roman y yo ya somos amigos, y le estaba diciendo a mi amigo, que si sigue fumando así nuestra amistad terminará antes de lo esperado.
- Yo le estaba diciendo a mi amiga que esté tranquila, que no fumo tanto como cree. - Un silencio nos invadió rápidamente, y no del tipo extraño sino del tipo ridiculo.
Comenzamos a reírnos y entonces llegamos a mi auto. Allí nos subimos y fuimos en el auto discutiendo porque Roman debería dejar de fumar, Shelley estaba en contra como yo, pero decía que no sabía que clase de daño le causa un cigarrillo a una persona como Roman.
La verdad no entendí si su argumento era acerca de que Roman suele ser muy cretino y cree que antes lo matará una loca enamorada o si cree que el cigarrillo no tiene reales efectos secundarios.
De todos modos me reí bastante discutiendo con Román, hasta que llegamos a su casa.
- ¿Nos vemos a las cinco? - Preguntó Román después de bajarse.
- Sí, claro, avísale Shelley que no sabemos si ella puede, quizá tiene planes. - Le dije a Roman mientras Shelley entraba a la casa.
- Claro, casi lo olvido. - Roman se dirigió a su casa también.
Al abrir la puerta una mujer despampanante salió, su madre.
Pero Román me dijo que ella estaba de viaje.
Por lo visto, Román notó que su mentira salió mal, porque en cuanto vio a su mamá en la puerta volteó para ver si me había ido y al encontrarse con que yo seguía allí se preocupó y entro rápido a la casa.
Así que Shelley estaba triste porque extrañaba a su madre, pero su madre estaba ahí parada en la entrada.
O esa no era su madre, o Shelley estaba triste por otra cosa.

Si te gusto este capítulo no olvides leerme en el próximooooo

La Nueva Vargulf - Una historia de Hemlock GroveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora