Ámame cuando menos lo merezca, porque será cuando más lo necesite- proverbio chino.
Me remuevo por el incesante calor que siento en el cuerpo, mi corazón late al unísono del de mi pelinegro que se encuentra totalmente debajo de mí lo cual me deja suspirar de alivio y calma.
Hoy fue sin duda un día lleno de momentos agridulces.
-¿Estas bien, Neha?
Su ronca voz remueve mi estomago.
-Sí, sólo abrázame ¿sí?
Me sorprende la vulnerabilidad de mi tono, y aún así no concibo la idea de retractarse de mi petición.
Quiero sentirle cerca, le necesito.
Se incorpora dejándome sentada en su regazo, toma mi rostro con insistencia analizando mi gesto.
No sé que es lo que me lleva a estampar mis labios contra los suyos con desesperación pero creo que ya es momento de que le dé rienda suelta a mi naturaleza demoníaca, un demonio virgen con por lo menos un siglo de existencia no es común.
Estoy lista para que cambie esto y quiero que sea con mi demonio.Le beso una y otra vez, saboreando sus labios. Sus manos viajan con avidez bajando por mi espalda hasta colocarse en mis caderas presionandolas con fuerza.
Sus labios dejan los míos y van dejando un recorrido húmedo por mi cuello, sus dientes marcan la piel sensible de la zona, arrancandome un sonidito ahogado.Cuando llega al valle de mis senos se detiene y me mira. Sus ojos tan negros como la noche se encuentran nublados por el deseo.
-¿Estas segura?- pregunta en un ronco sonido que alimenta mi propio deseo.
-Sí, quiero que seas tú.
No bien las palabras salen de mis labios, con un cuidado y devoción que no me sorprenden de mi bello pelinegro me desprende poco a poco de las ropas que nos cubrían, hago lo mismo con las suyas quitando su camisa.
Acaricio sus fuertes y fornidos hombros, dejo que mis manos se deleiten con la dureza de su cuerpo.
Acerco mis labios a su pecho e igual que como hizo él dejo un beso sobre su pecho, dejo que mi lengua humedezca el pezon masculino con lo que me gano un gruñido de mi demonio quien me toma de las caderas con más impetuo haciendo que nuestros centros se rocen de manera deliciosa.
Siseo al sentile duro y erecto contra mí.
Baja su cabeza y se apropia de mi pecho, lamiendo y succionando mientras masajea al otro.
Dejo caer mi cabeza hacia atrás mientras con mis manos sostengo su cabeza contra mi pecho, tiro de sus negros cabellos por el inmenso placer que llega hasta mi vientre.
-Bael- susurro.
Gruñe contra mi piel haciendo que me erice por completo. Baja su mano derecha a mi centro e introduce con cuidado dos de sus dedos en mi interior, bombea en un ritmo constante que me hace alucinar.
-Estas tan húmeda- dice alejando sus atenciones de mis pechos, su voz es un sensual gruñido que me deja más cerca de llegar al clímax.
Me deja en la cama y se acomoda sobre mí, besandome con pasión. Sus dedos aumentan su ritmo y no hago más que arquear mi espalda y bajar mis caderas para seguir el ritmo de sus dedos.
Siento la tensión llenarme y a mi vientre apretarse ante lo inminente, exploto en su mano con un gemido que ahogo mordiendo una de mis manos.
-Mírame, mi amor- trato de enfocar mi vista a su cincelado rostro, una vez lo consigo me sonríe con cariño y deseo.
Una extraña mezcla en mi mundo, sin embargo su gesto calienta mi pecho.
Se acomoda encima de mi con cuidado de no aplastarme bajo su peso, acomodando sus brazos firmes a cada lado de la cabeza. Deja un suave beso sobre mis labios y me mira con devoción mientras le siento acomodarse entre mis piernas y sin dejar de mirarme se introduce en mi interior de un solo embate.
Suelto un sonido ahogado al sentirle dentro, no se mueve para dejar que me acostumbre a su gran tamaño.-Bael- gimo mordiendo mis labios.
-Ya está, preciosa. Ya está-. Gruñe en mi oído.
Una vez que me rejajo empieza a entra y salir a un ritmo suave, sin embargo necesito más, quiero más.
Acomodo mis piernas en su cadera y le empujo para que llene todo mi interior, bajo mis caderas para recibir cada embiste.
Muerdo mis labios y gruño siendo consciente de que mi naturaleza demoníaca se está liberando, siento a mis cuernos salir y también a mis garras, las cuales clavo en la musculosa espalda de mi prometido.
El gruñe y al igual que yo da rienda suelta a su instinto, sus enormes cuernos adornan su cabeza.
En un arranque de pasión nos gira dejándome encima de su cuerpo, las sensaciones aumentan y le siento aún más que antes. En un seguimiento de instinto me sostengo de sus hombros y le cabalgo en un ritmo rápido mientras aprieto mi interior a su alrededor.-Oh Eyra, eres impresionante- dice mirándome anonadado.
Estoy a punto de volver a llegar y cuando me aprieto más a su alrededor me muerde en el cuello, siento mi sangre escurrir por mis senos y en un arranque también le muerdo yo, está vez siento como en nuestra ceremonia de unión a nuestros poderes colisionar sin embargo esta vez no siento ningún tipo de dolor, solo placer.
Nuestros cuerpos empiezan a llenarse de marcas parecidas a un tatuaje, marcandonos a ambos, uniéndonos aún más con el lazo sanguíneo.
Una vez alcanzo el clímax me dejo caer en el hombro de mi pelinegro, el bombea una cuantas veces más hasta que el llega y se libera en ni interior.
-Eres mía, mí amor.
-Tuya- susurro contra su cuello. .
Nos acomoda en la cama y sale de mi interior, el vacío se siente extraño sin embargo nos acerca, me abraza y acaricia perezosamente mi espalda.
Me siento aún más unida a él, y le agradezco en silencio por tan mágica entrega.
Me quedo dormida en sus brazos, permitiendo a mi mente olvidar los problemas del día y a un celestial que debe salir por completo de mis pensamientos.
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EL ÁNGEL DEL INFIERNO
FantasyEN PAUSA ⏸ Se encontraba ahí frente a él. Erguida, de pie y con porte digno como demandaba su estricta preparación para este momento. Avanzó hasta él para acabar con su vida pero, simplemente no pudo. Él respiró pesadamente, evidenciando un poco s...