33

17 2 2
                                    

Una señal, un gesto, cualquier cosa de su parte en este momento me es suficiente. Sin embargo, ni siquiera nos mira realmente cuando extiende su mano de nuevo hasta nosotros para sacarnos de este lugar; su lugar. Además, no es como que no le comprenda al menos un poco, está demasiado aferrado a su corazón, a Aniel. Los dos estamos sujetos a distintas cosas. A distintas personas.

—Vamos entonces

Susurro en voz baja al deslizar mis dedos entre los suyos, trata de forma sutil no tocarme más de lo forzosamente necesario para sacarnos de este lugar; la única que ejerce algo de presión para no soltar su agarre soy yo, sus dedos se tornaron flojos. Nada iguales a cuando me aferraron contra sí, amasando mi carne a su gusto mientras nuestras bocas se rozaban. Lecabel nos mira a ambos de hito en hito, intentando descubrir que ha sido lo que nos ha llevado de nuevo a esta incomoda interacción, sin embargo, no hace ningún intento de pregunta; solo observa un poco más antes de cortar la distancia que le separaba de nosotros, no obstante hace algo diferente, en lugar de tomarse de la mano de su hermano se posiciona a mi lado tomando mi mano libre mientras me da un apretón que pretende reconfortarme de alguna manera. El ángel es suspicaz. El rubio le miró con una ceja arqueada ante su extraña elección, esperando alguna explicación de su parte.

—Funcionará igual. Vámonos— responde encogiéndose de hombros como quien no quiere la cosa. Cuando le miro me guiña uno de sus ojos consiguiendo que mis comisuras tiemblen levemente al sentir su inusitado apoyo a mi persona, aunque no sabe el motivo de las cosas está aquí, a mi lado. Sorprendiéndome una vez más con su afable actitud en todo lo que respecta a mí, intercediendo a mi favor aun a costa de su sangre, de su familia, de su hermano.

Cuando empiezo a sentir el conocido cosquilleo que antecede el abandonar el lugar clavo mi vista en el hermoso paisaje por ultima vez, el lugar que fue testigo de mi completo despertar, de mi liberación y de mi beso con una criatura del cielo. Vaya que han pasado muchas cosas desde que abandoné mi hogar para darle marcha a los deseos de Lucifer, de mi padre. Llegué aquí como la futura reina del infierno, como el adalid de mi gente, como una poderosa amenaza para la vida de los humanos. Como destrucción. Como la repartidora del poder demoniaco, la encargada de acabar a como de lugar con el mundo como es conocido. Legué aquí para cumplir la profética palabra del gran ángel caído que alguna vez fue el virrey del cielo; estoy aquí para convertir en realidad su más grande sueño: Que su estirpe acabe con su padre. Soy la fatídica princesa del infierno. La que de seguir de forma correcta los cuidados planes del rey del abismo será la destructora de Dios. De su reino.

Una vez siento a mis pies volver a tocar las frías baldosas del blanco suelo de la habitación de Caliel respiro con tranquilidad mientras voy poniendo en marcha mis pensamientos sobre el proceder para salir de aquí, debo ser cuidadosa para conserv...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Una vez siento a mis pies volver a tocar las frías baldosas del blanco suelo de la habitación de Caliel respiro con tranquilidad mientras voy poniendo en marcha mis pensamientos sobre el proceder para salir de aquí, debo ser cuidadosa para conservar de manera astuta la valiosa ayuda, que sin pretenderlo me han ofrecido Lecabel y el rubio para fortalecerme. Este último soltó mis dedos mirándome después de reojo, poniendo una estimable distancia entre nosotros, la suave mano de Lecabel también retiró su toque, pero de forma mucho más suave, educada.

EL ÁNGEL DEL INFIERNODonde viven las historias. Descúbrelo ahora