Capítulo 4 - Invitación

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[Capítulo 4 ― Invitación]

—Bueno, entonces vámonos ya, antes de que todo se acabe —dijo Nami. Todos comenzaron a caminar rumbo a la cafetería. Después de un par de pasos Sabo metió las manos en los bolsillos de su pantalón, se paró en seco al darse cuenta que le faltaba algo dentro de ellos, “oh, mierda”.

—¿Qué sucede Sabo? —preguntó Ace al darse cuenta de que su hermano había dejado de caminar.

—No nada, olvidé algo en el salón, adelántense yo los alcanzo.

—Está bien, pero no tardes mucho.

—Claro. —Sabo formuló una sonrisa fingida exageradamente grande e hizo un gesto con la mano como despidiéndose de su hermano, Ace se volteó y se fue con los demás. Cuando el rubio estuvo seguro que estaba fuera del campo de visión de los otros, salió corriendo, dejando detrás una cortina de polvo, de regreso al aula y fue directamente a su lugar a buscar eso que le faltaba.

Killer terminó de guardar sus cosas en su mochila y la dejó en su asiento para después dirigirse a la cafetería, pero cuando empezó a caminar pisó algo. Miró hacia abajo para identificar el objeto, una cartera de cuero negro estaba tirada en el suelo. Se inclinó para rejuntarla y una vez en sus manos la abrió para buscar una identificación o algo por el estilo, y la encontró, una credencial de estudiante, la cual mostraba la foto de un joven rubio con una enorme sonrisa reluciente que le iluminaba el rostro, ponía el nombre de Sabo. ”Parece ser del chico nuevo”, desvió la mirada hacia donde sabía debía de ser el lugar que aquel chico ocupaba, encontrándolo batiendo cosas como si estuviera buscando algo, “creo que he acertado”. Empezó a caminar hacia él.

“Qué suerte la mía”, Sabo suspiró derrotado, había batido todo su lugar buscando su billetera y no la había hallado, lo peor era que en ella se encontraba el dinero que su abuelo había dejado para comprar la cena de esa noche, “seguro que los chicos me matan”.

—Oye, creo que esto es tuyo.

Sabo volteó hacia esa voz, justo a tiempo para atrapar un objeto que se dirigía a él por el aire. Desvió su mirada a ese objeto algo confundido, pero cuando se dio cuenta qué era se quitó un peso de encima.

—Gracias —dijo levantando la mirada para ver a la persona que se la había regresado, encontrándose con el mismo chico que había estado observando un rato atrás.

—Soy Killer —dijo su nuevo acompañante extendiendo una de sus manos hacia él.

—Sabo —respondió al momento que estrechaba la mano que el otro le ofrecía. Era un tacto impresionante, suave pero firme a la vez, quería sentirlo un poco más, pero Killer retiró su mano, y Sabo no tuvo más que hacer lo mismo con la suya.

—La encontré tirada, deberías ser más cuidadoso con ella —le reprendió Killer mientras señalaba la cartera.

—Sí lo seré, gracias, me has salvado —contestó Sabo un poco avergonzado y con un ligero sonrojo apenas visible.

—No hay de qué. Bueno, tengo que irme, nos vemos. —Killer se despidió con un gesto de manos antes de retirarse.

Sabo se quedó ahí parado, sin terminar de creerse lo que acababa de pasar. Recién acababa de conocer personalmente al chico que le había llamado la atención antes. Luego recordó que todos lo esperaban en la cafetería, así que salió a toda prisa del salón para dirigirse hacia allá, pero sin dejar de pensar ni un momento en aquel chico. “Así que, Killer. Jamás volveré a dudar de mi suerte”.

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«Cafetería»

Todos se habían quedado sorprendidos por la manera que tenían los tres hermanos para comer, o mejor dicho devorar sus platillos. La comida prácticamente desaparecía de sus platos, comenzaban a preguntarse si realmente masticaban o simplemente se tragaban todo como se lo metían a la boca. Los únicos que no parecían afectados por los modales de los chicos eran Zoro, quien comía tan sólo un poco más tranquilo que ellos pero aun así de una manera alarmante, y Law, que se encontraba comiendo tranquilamente sin prestarles atención.

Historia de tres hermanosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora