Capítulo 34 - Enemistades Fuera

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[Capítulo 34 — Enemistades Fuera]

―Ay no― expresó Cris al ver la escena, colocando una mano sobre su boca y volteando a ver al chico a su lado. —Lo siento mucho, Sabo― dijo sin poder evitar formar una pequeña sonrisa.

Escuchó que la chica decía algo, pero no supo qué era ya que no estaba prestándole atención, sus cinco sentidos estaban concentrados únicamente en la imagen que tenía de frente. Había olvidado cómo respirar, su mente no carburaba nada que no fuera aquel dolor que se había instalado en su pecho, y que era el que lo mantenía presente en la realidad. Quería hablar, o gritar, pero las palabras no salían de su boca y su mandíbula temblaba ligeramente, mientras que se esforzaba por mover algún músculo de su cuerpo, que se negaba a obedecerlo, y trataba de retener las gotas que deseaban escurrir de sus ojos.   

¿Por qué? ¿Por qué no podía simplemente entrar ahí y enfrentarlo a la cara? ¿Por qué no podía gritarle todo lo que en ese momento pasaba por su mente? ¿Por qué no…? “Porque le quieres”. Sí, le quería, y era por eso mismo que dolía. Si entrara ahí y lo viera de frente, ¿qué cambiaría? Nada, solamente el hecho de que supiera que lo habían descubierto, pero no necesitaba informárselo en ese momento, no quería seguir ahí y sobre todo no quería seguir viendo aquella escena.

*”No hay nadie más con quien quisiera estar”*, al recordar aquellas palabras no pudo evitar que una lágrima rodara por su mejilla. Nunca antes… una mentira había dolido tanto.

Su cuerpo por fin reaccionó, dando un par de pasos hacia atrás con la intención de desaparecer del lugar y alejarse de aquello, pero se quedó en una intención.

―Borra esa cara de idiota que tienes, ¿quieres?

Volteó inmediatamente hacia aquella voz al identificarla. —Pe-Perona. ― La peli rosa estaba parada a su lado, de tal manera que no lo dejaba avanzar por el pasillo. ¿Qué estaba haciendo ahí? Y lo más importante, ¿Por qué no lo dejaba irse? —Déjame pasar por favor.

―No, tú no vas a ningún lado ―contestó firmemente.

―¿Qué es lo que quieres ahora? ― preguntó perdiendo la paciencia, no tenía ganas de aguantar las palabras de la chica, seguramente sería algún «Te lo dije» y realmente no lo necesitaba, él sólo quería alejarse de ese lugar.

―¿Que no me escuchaste? ―La chica se pasó la correa de su mochila sobre la cabeza, descolocándosela. ―Quiero que quites la cara de idiota que tienes ―dijo mientras le tendía el objeto en su mano, prácticamente clavándoselo en el pecho.

El rubio tomó la correa por reacción, pero antes de que pudiera replicar algo Perona pasó por su lado y entró en el aula. Se giró para verla, siguiendo todos sus movimientos.

―¿Qué crees que haces? ― masculló Cris, tratando de que el chico no la escuchara. La peli rosa simplemente la ignoró y siguió caminando hacia el par de adolescentes que se hallaban en el suelo.

Se paró justo detrás de la chica castaña, la cual seguía besando al otro y restregándose contra su cuerpo, y estiró la mano tomándola del cabello y tirando de él.

―¡¡Ah!!― Beth se llevó las manos a la cabeza tratando de hacer que la soltara, cosa que no sucedió, al contrario. Perona jaló con mayor fuerza, obligando a la chica a levantarse de su posición mientras seguía tratando de librarse del agarre, alejándose del chico.

Sabo la observaba sorprendido, primero por las acciones de la peli rosa, pero después de que ésta levantara a la otra chica a jalones algo más llamó su atención; los brazos de Killer estaban anteriormente alrededor de la cintura de Beth, aparentemente abrazándola, pero en cuanto la chica se alejó de él sus brazos cayeron al suelo. No hubo más movimiento por parte del mayor, uno esperaría que se alarmara por la repentina interrupción, o por verse descubierto, pero no fue así, simplemente se quedó ahí tirado en el suelo sin ningún tipo de reacción.

Historia de tres hermanosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora