Capítulo 13 - Confusiones

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[Capítulo 13 ─ Confusiones]

Ace soltó un suspiro mientras cerraba la puerta de su casa. Sabo se había quedado de nuevo en la biblioteca, y Luffy volvió a ir a la casa de su amigo Law, así que se encontraba solo. Se dirigió hacia la sala, dejó caer su mochila en el suelo y se acostó boca arriba en el sofá. Sacó el teléfono de su bolsillo y miró la pantalla.

—Nada —comentó para sí mismo con decepción. Ni un mensaje, ni una llamada, Marco no lo había contactado desde que se fue el día anterior. Dejó el celular en la mesita de noche y se volteó de espaldas a él.

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—¡Ya está la comida, marimo! —anunció el rubio al momento en que dejaba dos platos en la mesa, y regresaba a la cocina a servir dos jarras de sake—. ¡Oye, marimo!

—Ya te oí, cejitas. —El peli verde tomó asiento frente a uno de los platos y comenzó a comer a su manera salvaje.

Sanji dejó las jarras en la mesa y se sentó junto al mayor—. Ni siquiera te tomas el tiempo de disfrutarlo —dijo frunciendo ligeramente el ceño antes de tomar un bocado.

Zoro tomó la jarra y le dio un gran trago—. Lo disfruto más así. Además, sé que todo lo que cocinas es delicioso.

Un ligero sonrojo se instaló en las mejillas del rubio—. Obviamente ─dijo aparentando inmunidad—. Pero sí que me sorprendiste, no creí que le fueras a decir a todos.

—¿Acaso no querías que lo hiciera?

—No, no me refiero a eso —se apresuró a corregir―, sólo me sorprendí, pero fue una buena sorpresa.

—Son nuestros amigos, sabía que nos apoyarían. Y en realidad no me hubiera gustado mantenerlo en secreto. —Zoro se terminó el resto del sake y dejó la jarra en la mesa—. Pero ahora que eres mi pareja, tendrás que cumplir todos mis caprichos —le advirtió al rubio.

Sanji dejó escapar un resoplido—. ¿Cuáles caprichos? —cuestionó en un tono burlón.

—Puedo llegar a ser bastante caprichoso. —Sanji cruzó los brazos y miró al peli verde levantando una ceja—. Ah, no me crees. Bueno, pues…

—No cuenta nada que tenga que ver con comida o sake —interrumpió el rubio.

—¿Por qué no?

—Porque esos caprichos te los puede cumplir cualquiera, así que piensa otra cosa.

Sanji tomó los platos vacios y se dirigió a la cocina para comenzar a lavarlos, el peli verde también se levantó y le entregó las jarras.

—Entonces… em… pues…

—¿Lo ves? No tienes ningún capricho.

—¡Cállate! ¡Tendré un capricho, y cuando lo tenga tendrás que cumplirlo! —exclamó señalándolo.

—Sí, sí. —Sonrió mientras terminaba de lavar los trastes y los puso a secar—. Pero yo sí tengo un capricho —dijo viendo al peli verde a la cara.

—¿Ah, sí? ¿Cuál?

El rubio rodeó el cuello del contrario con sus brazos y se acercó más a él hasta que sus respiraciones chocaron, mirándolo a los ojos.

—Que tu mirada sea solo para mí.

Zoro sonrió y abrazó al cocinero por la cintura.

—Eso es sencillo, ya lo es. —Cortó la poca distancia que quedaba para besarlo, el rubio realmente se la había dejado fácil. Ya casi era hora de que tuviera que ir a la práctica de Kendo, pero por el momento se quedaría un rato más.

Historia de tres hermanosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora