Capítulo 15 - Explicaciones

2.8K 257 44
                                    

NA: Informo, no es el mejor lemon del mundo, igual pueden saltarsélo si gustan. 

PD: ¡Feliz Navidad!

o~o~o~o~o~o~o~o~o~o~o~o~o~o~o~o~o

[Capítulo 15 — Explicaciones]

—Gracias por la comida, estuvo delicioso —dijo Ace entregándole su plato al rubio.

—Fue un placer —contestó con una sonrisa y comenzó a lavar los trastes que había utilizado para cocinar.

El pecoso miraba con atención a su novio, estaba completamente tranquilo, no parecía planear nada, “Si él no intenta nada le daré un empujón”—. Oye, Marco, ¿podrías mostrarme tu habitación?

El mayor lo miró confundido y después asintió—. Por supuesto. —Cerró el grifo y se secó las manos con una pequeña toalla—. Sígueme.

Caminaron hasta el final del pasillo y Marco abrió una puerta blanca, dejando paso a un área rectangular en la que se apreciaban las paredes de color crema, frente a ellos se encontraba un armario de madera, a su derecha estaba la cama pegada a la pared por la cabecera y a un lado de ella había un buró, del otro lado se encontraba el escritorio, donde había una computadora portátil. El pelinegro dio unos cuantos pasos dentro del lugar, contemplándolo.

—Me gusta.

—Está prácticamente vacía —dijo Marco, quien se había quedado en la entrada.

—¿Y qué? Me gusta —repitió caminando hacia la cama, se sentó en la orilla de ella—. Es muy suave.

—Sí, es bastante cómoda.

—¿Por qué no te sientas aquí conmigo? —propuso dando unas palmaditas en la superficie a su lado.

—Estoy bien, en realidad tengo que volver para terminar con los platos, pero puedes quedarte aquí si quieres. —Se dio la vuelta con la intención de salir del cuarto, pero una mano lo sujetó de la muñeca antes de que pudiera avanzar. Volteó para encontrarse con el pecoso mirando hacia el suelo.

—¿Por qué? —preguntó en un susurro, se había levantado rápidamente para detener a Marco, no entendía la razón de su propio comportamiento, pero le dolía la distancia del otro hacia él—. ¿Por qué? —repitió, esta vez un poco más alto.

—¿Ace? —Marco miraba a su novio, confundido.

—¡¿Por qué no intentas nada?! —explotó al fin encarándolo—. Ayer estuvimos completamente solos en mi casa, y tú apenas te me acercaste. Y hoy me traes aquí, ¡Estoy en tu cuarto! ¡En tu departamento! ¡El lugar más seguro para intentar algo! Y tú no pareces estar enterado. —Soltó lentamente la muñeca del otro—. ¿Acaso hice algo mal?

—¿Tú quieres que intente algo? —preguntó suavemente.

—…N-no…no sé —admitió el  pelinegro—. Es sólo que me siento… me siento… rechazado. Siento que en realidad no te atraigo.

—No es eso, Ace. —El mayor lo rodeó con sus brazos—. Ayer me di cuenta de que estabas nervioso.

—¿Entonces fue mi culpa?

—No, yo en realidad no tenía intención de hacer nada. —Se apartó un poco para poder hablarle mirándolo a los ojos—. Nuestra relación empezó muy rápido, y no me arrepiento de eso pero… tenía miedo, miedo de que si avanzaba demasiado pensaras que estoy contigo por tu apariencia y que no siento nada por ti —colocó sus manos en las mejillas del pecoso—, no quería que eso pasara.

—Marco… —susurró sorprendido. No había pensado en esa posibilidad, el rubio lo había hecho por él, por evitar mal entendidos, y él simplemente se había encargado de crear otro—. Lo siento, lo siento, yo…

Historia de tres hermanosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora